Técnica . Spinning

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A ver si me aclaro, ¿no eran las doradas aquellos pececillos entrañables que los surfcasters adoran y que se pescan con mejillones, tita o gusano de todo linaje? ¿No deberían de ser criaturas que andan buscando sus alimentos en el fondo sin que en su dieta aparezcan alevines o minitalla destinada a depredadores más serios? Este mundo amigos míos va del revés, os cuento una historia del terror, meter los niños en la cama.

Resulta que hace un año o algo más algunos empezaron a ver sus señuelos atacados por doradas de tamaños sospechosos, inclusive pequeñas que se tiraban a señuelos duros de 5 o 6 centímetros, que desde luego nunca jamás estuvieron diseñados para trincar espáridos por cuanto locos o drogados estuviesen. Finalmente la Dorada, a diferencia del “Bream” Australiano siempre ha estado arrinconado al banquillo de los depredadores,  juntos al Sargo quizás, que también en estos últimos tiempos ha cobrado un poco más de popularidad gracias al Rockfishing. Ahora resulta que se han vuelto majara y que son más agresivas que las Anjovas después del bunga-bunga y se lanzan hacía todo señuelo que las saque de sus casillas. Hablo por mi experiencia personal, y se que hay otros amigos que han hecho caminos parecidos, todo empezó con el Piper ese caramelito de Molix antaño puesto a remojo solo para engañar Black Bass sospechoso. En tres lances en un bajío del Delta se ganó los galones y en pocas semanas se había corrido la voz que había un imán al que las Doradas no se podían resistir.

Chachipiruli, ¡qué alegría haberlo descubierto, a lo mejor me suben el sueldo! Sin embargo, en estas sesiones de pesca mixta que de vez en cuando realizamos con equipos ligeros resulta que no es solo el Piper el matadoradas sino que estos pequeños asesinos disfrazados de corderitos se tiran con ganas a buena cantidad de ofrendas directamente derivadas del petróleo, sean blandas o rígidas. Suben a los paseantes, engullen gominolas como aspiradoras y le pegan algún que otro meneo a un buen jerk maniobrado con soltura. Po’ vale, tenemos un depredador más que añadir al listado de lospecesquemegustapescar, pero la historia no se acaba aquí ya que, en un largo día de paseo con los tobillos a remojo descubrimos que las Doraditas de las narices son como Pirañas que no se comen la vacas, pero atacan con violencia señuelos absolutamente inesperados. Con la edad uno se hace más sabio o más idiota, y supongo que a mi me ha tocado la segunda hipótesis, por lo tanto aprovecho dichosa demencia senil y meto en las cajas de los señuelos cosas que sinceramente no deberían de estar allí.

Esta vez traje un FS Spinnerbait de Molix, por si la mosca me dije, a lo mejor vamos al río y mola usarlo. Lo ato al bajo y en tres lances tenía una escuadrilla de Doradas siguiendo el spinnerbait : “¡Fíjate que monas, lo siguen pero no se atreven a atacarlo!” dije inocente a mi compañero de pesca, y al siguiente lance la puntera de la caña empezó a vibrar como el retrovisor de un Harley Davidson. Cada lance una nube de Esparidos llegaba a morder el señuelo hasta a un metro de los waders de este servidor, sin lograr quedarse enganchadas. Podía haber puesto un pequeño triple en el anzuelo y seguro que justiciaba la mitad de ellas sino lo que quería realmente era que una mamá dorada se metiese un buen almuerzo y posase para mi foto. Así fue, y una buena pieza se dejó seducir por el encanto de las falditas y palitas brillantes y me dobló la caña como un sauce. Llamé a mi compi más cercano y le dije de apresurarse con la sacadera porque esta no iba a durar mucho y así fue, se soltó cuando estaba a punto de meter mano al bajo y volvió a ganar su libertad. Un poco tristón dejé caer el spinnerbait en la caja y siempre en plan pequeño experimentador puse mano a un SV Craw de Molix montado con una pequeña cabeza TPower finesse. Empezaba una nueva aventura.

Lance tras lance el vinilo sufría torturas de cada tipo y después de tres o cuatros ametrallamientos volvía al hogar con menos patas que una pelota de baloncesto y hasta que no se me agotaron las reservas seguí disfrutando como un enano con semejante guerrilla, esperando siempre que el Godzilla de las Doradas decidiera meter fin el sufrimiento del pobre plasticorro. Podía haber recurrido a gomas más pequeñas, las tenía, pero no me interesaban las doradas pequeñas, quería el bicho, una vez más para la foto que para otra cosa. Al caer del sol volví a montar el FS Spinnerbait y empezó otra vez el traca-traca, pero esta vez se quedó la bicha y obtuve mi foto, más feliz que un asno con una canasta zanahorias. Mientras, había pegado Doradas con el Thasis, el Punitor y mis amigos iban por la doscientos cuarenta y siete con el Piper, el Gunfish y otros pequeñas diabluras. Así hemos llegado al final de esta historia de asesinos en serie que como el vecino del cuarto parecen  no haber matado un mosca y sin embargo se tiran a unos señuelos de reacción como un GT hambriento.

Hacedme caso nenes, este mundo va del revés.

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Hace poco estuve pescando con unos amigos y el día marchaba como un reloj Suizo; los bichos parecían famélicos y no había manera de hacer una buena sesión de lances sin tener un ataque, que es lo que más tercia por nuestro enfermito Mediterráneo. Iba con mi cañita de Hello Kitty y señuelos grandes como una moneda de 5 duros sin el agujero en el medio y estaba la mar de feliz haciendo fotos y sacando criaturillas resbaladizas.

Después de las primeras picadas, ya comprobada una vez más la eficacia del Piper, más convincente que un billete de cien euros, dejé puerto seguro para empezar a explorar los siete mares, es decir la caja y los tubitos rellenos de señuelos que estaban todos deseando darse un chapuzón y ver que se movía por debajo de la superficie. Como dichoso mago empecé a sacar trastos de los bolsillos y darles coba; que si lanzo para aquí y luego para allá, que si lo cambio, le pongo plomo o le añado una colita… En fin, otra vez más contento que un pingüino en una nevera porque estaba enredando con todos mis juguetes, tal niño despreocupado y con los deberes ya hecho.

La realidad es que una vez apagada la ansiedad de captura me encuentro muy a gusto probando trastos nuevos, experimentando que se diga. Mucho me temo que de esto también va mi trabajo, sino al final no tendría mucho que contar si después de veinte años estuviera todavía lanzando Aile Magnet, pero además del deber, en la búsqueda de nuevas combinaciones ganadoras, está el placer. De haber seguido pescando todo el día con el Piper simplemente hubiese sacado un mogollón de peces pero no hubiese descubierto que hay otros artificiales extraordinarios que sacan peces en el mar y que probablemente en otras circunstancias no hubiésemos no solo probado, sino que ni siquiera traído.

Lo mismo me pasa cuando voy a pescar con los pocos que todavía me aguantan, no hago otra cosa que darles el coñazo para ir a probar “otras” zonas, para echar un par de lances en aquel rincón que nunca jamás han probado o que, de haberlo hecho sin tener éxito habían descartado de la lista de los buenos. Me encanta, no puedo evitarlo, huyo del:”Mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer”, me parece frustrante tener que volver a repetirse sin salvación cuando para lograr un éxito lo único que hay que hacer es fracasar unas pocas veces.

Estoy seguro de que todos tenéis en casa unos señuelos que jamás habéis probado en el mar, los más absurdos si cabe, pero os invito a que le deis un “chance” porque podrían ser reveladores y dejaros con la boca abierta. Hasta la próxima, pequeños exploradores, os contaré un poco más en detalle que es lo que he descubierto. J

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Es cierto que de alguna manera ya somos especialistas en un tipo de pesca, o dos si me apuras; sabemos algo de spinning, jigging, popping tropical, o  rockfishing si realmente existiera una diferencia notable entra algunas de estas modalidades. No sé si algunos de los que siguen este blog también pescan con cebo o al curricán pero digamos que el grupo "hardcore" cuando sale a pesca lo hace para lanzar o bajar muestras.

Lo que me estaba preguntando es si la especialización luego lleva a otra, un peldaño más adelante por el que no solo nos gusta pescar a spinning, por ejemplo, sino que dentro del spinning hemos delimitado el radio de la búsqueda a una(s) especie(s) en concreto o a una técnica, por ejemplo spinning pesado, en la que de alguna manera destacamos o con la que nos encontramos más a gusto.

En lo personal me cuesta un poco decir que haya algo en este momento en el que me he "especializado", he pasado creo por casi todos los niveles de la pesca con señuelos y si antes me manejaba bien con las Anjovas, para luego hacerme al tormentón tropical, luego el jigging y así seguido, ahora sigo practicando muchas de estas técnicas sin concentrarme en una en especial. Puedo sin embargo afirmar que el jigging, que por un cierto periodo he amado mucho y al que he dedicado cuantía de horas, ahora no me atrae tanto así como el popping tropical, pero no la pesca en el trópico, que sigue pareciéndome muy entretenida.

Para ir concretando y estudiando un poco más a fondo mi "alma pescadora" he de decir que hay algo que me atrae más y en el que, de alguna manera me he especializado. Empezamos por el trópico, cuyo calorcito y humedad saboreo siempre menos, seguramente mi pez favorito, el que más me gusta cazar y que quizás mejor se me da es la Cubera. Las feroces embestidas, las rápidas carreras y la corta duración de la lucha me atraen a más no poder, y sobre todos he desarrollado una técnica de combate que tiene grandes porcentaje de éxito y que me divierte mucho. Justamente por el lado opuesto está mi renacida pasión por el spinning ligero, sobre todo si consigo enfocarlo a la pesca de la Lubina o de especies menos "famosas" y que sin duda me motivan como Doradas, Bailas, Sargos y así seguido. Una de las cosas que siempre me ha cautivado en la pesca tropical es la variedad de las especies que se pueden tocar, y esto lo he trasladado por completo a la pesca local, y en cuanto subo por la borda un pez diferente me emociono como un niño chico. Supongo que con el tiempo he alcanzado cierta sensibilidad para lanzar y mover con maña señuelos de pequeño tamaño, y enfrentarme a peces de porte con equipos ligeros, donde un fallo en la regulación del freno o un nudo mal hecho se pagan con un disgusto.

¿Tenéis vosotros un pez favorito en la pesca del cual os habéis especializado? ¿Porque creéis que con ese bicho lo hacéis mejor, y que es lo que en práctica se traduce en esa ventaja? Como siempre estaré encantado de leer vuestros comentarios. Gracias, ciao Nicola