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Caballeros y señoras, me complace anunciar que este humilde servidor, reunidas las últimas neuronas que permanecían con algo de vida, ha completado la peliaguda tarea de abrir la página "oficial" de este sito en Facebook y Twitter. La cosa, para la mayoría de los seres vivos, tiene bien poca transcendencia, y en realidad delante de la inmensidad cósmica no tiene ninguna, sin embargo para mi es una buena patada en el culo que me empuja a seguir en la tarea que me propuse hace ya unos cuantos años, cuando decidí que se podía hablar de pesca en la Red y hacerlo de una manera por lo menos un pelín menos superficial de lo habitual.

La labor que se empezó para la captura y suelta, la pesca ética, el uso de los señuelos como única arma no debe de terminar aquí y si en este momento Facebook y Twitter son las plataformas más poderosa que hay, pues que las utilicemos de la mejor manera entonces. También hay razones comerciales y de marca que me han empujado a aumentar la presencia de Caranx.net  en las redes sociales, el mensaje es inmediato y las posibilidades de que llegue a muchas personas son prácticamente infinitas amén de ser barato y asequible para los que pueden contar más sobre proprias letras que billetes 🙂

En fin, esto va para rato y según se mire puede llegar a ser divertido aún siendo un trabajo. Si os apetece entrar en las páginas y clicar en "Me gusta" para Facebook o seguir en Twitter

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Con esta que está cayendo, en todos los sentidos, no se le ocurre a un ratón de ciudad aventurarse por algún río o pantano a pescar. Del mar ni hablar, después de mi post sobre los Smartphone, mis amigos han decidido que entre yo el ¡Phone prefieren el segundo y que me quedo a pié y además la temporada está tardando más de lo esperado en arrancar. Me quedo entonces pegado a la calefacción, mantita sobre las piernas y un té caliente en mi taza de Hello Kitty. A gusto, o eso creo.

Sin embargo aquella pequeña parte de cerebro que todavía sigue funcionando no la puedo silenciar y está todo el día con el run-run dándome la lata sobre lo que le/me gustaría hacer. ¿Vamos por partes o lo suelto to’ de un golpe? Empecemos por el calorcito del trópico que quita los dolores de las rodillas y broncea la piel, por lo menos la poca que se deja expuesta a los fuertes rayos. Me gustaría...me gustaría... estar en Cuba, en los Jardines molestando a las rojas. Divisar ese lomo color cobre que se asoma detrás del señuelo deja una marca indeleble en la retina del pescador viajero.

Asimismo me veo lanzando vinilos en los bajíos de algún lugar del índico, metiéndome con los enanos cabroncetes que patrullan las arenas blancas. Un ballesta así de grande con el hocico plantado en tu vinilo y la cola que sobresale del agua no tiene precio. Tampoco me importaría volver a pasear la playa de Iguela en Gabón y no solo por la pesca, sino porque sé que en mis viajes anteriores he perdido muchas posibilidades de hacerme con fotos de rara belleza.

Se me van ofuscando los recuerdos de las últimas faenas con los Palometones, hace ya mucho tiempo que no lidio con uno de buen porte que ni me acuerdo como era aquello. El cuarto de cerebro que todavía funciona me envía recuerdos de persecuciones de infarto, muchas de las cuales acabadas en un quiebro y el pez que desaparece, ¡que jodíos que son los bichos aquellos! Y no quiero dejar de pensar en aquellas picadas de Lubinas que han desvanecido en la nada, después de un gran estruendo y una cola así de grande que sacude el silencio de la superficie y pone los pelos de punta al paseante.

Miro otra vez por la ventana y la primavera ahora está un poco más cerca, debo de haber tardado mucho en escribir esto, por lo menos han pasado veinte días y el temporal ha amainado. A ver si consigo amansar a mis enfadados amigos y me sacan de paseo, Paquito está sin Bonitos pero no les faltan Sargo y Lubinas, habrá que desempolvar los equipos ligero e ir a buscar alguien que nos quiera, a nosotros o a nuestros señuelos, que el final de lo mismo. ¿Y que tal andarán los bajíos del Delta, tengo más señuelos raros para probar?

¡Caramba, como pasa el tiempo! Se pone uno a escribir y ...

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¿Cuánto importan 10 centímetros? ¿Depende para qué? preguntarán de igual manera los que miden su entrepierna y se encuentran con escasez o abundancia de materia prima. Diez centímetros pueden ser un regalo cuantioso o un desmadre grotesco una vez sumados a los existentes, así que mejor lo dejemos como madre naturaleza lo decidió y volvamos  a lo nuestro, pandilla de juguetones, que siempre pensáis en lo mismo. En una caña, eso quería decir yo, en una puñetera caña para pescar a spinning.

Hay de todo en la viña del Señor y cada tanto me encuentro con amigos o clientes que se empeñan en defender la primaria importancia de llevarse la caña de 8’3” en lugar de 8”, la friolera de 7,5 cm (cada pulgada son 2,5 approx); un mástil, según los encendidos guerreros de la cruzada de las pulgadas. Como comprenderéis, resultan del todo inútiles mis apelaciones y recursos en el juicio que se celebra contra las varas más cortitas, que normalmente acaban en la hoguera, que se celebre San Juan o menos. Esos 7,5 o 10cm son trascendentes y no hay amenaza o cabeza de caballo a los pies de la cama que haga cambiar idea; una batalla más perdida de la de Custer en Little Big Horn. La conversación suele acabar con mi tienda tachada de los favoritos del cliente o mi nombre en la lista negra de los “pesados sin esperanza” y un ex - amigo que me borra de la agenda de su Smartphone.

Desesperado para mejorar mi vida social y recuperar los dos o tres clientes que me quedaban, expongo mi teoría al público ludibrio y que sea el pueblo que decida mi suerte: “verso pollice”, si precisa. Allá voy, que a veces me cuesta arrancar más que el coche del protagonista y la tipa espectacular que quieren fugarse de los zombis en una peli del terror.  Me pregunto, ya sabéis preguntón nací ¿realmente se consigue apreciar la diferencia de prestaciones entre una caña de 2,10m de una de 2,25m o, me da lo mismo, entre una de 2,40m y una de 2,55? ¿Estamos seguros de que con esos 15cm demás lanzamos veinte metros más lejos? O diez, si queramos ser más conservadores. Es cierto que pescando desde rocas altas tener una caña larga puede ayudarnos a mover mejor el señuelo porque conseguiremos mantener la puntera más cerca de la superficie, pero no es igualmente cierto que esa misma caña aportará alguna ventaja a la hora de sacar el bicho del agua – por cierto, otro tema de largas y penosas conversaciones que afortunadamente parecer ser una reliquia del pasado.

En los largos años que he estado pescando por varios sitios, raras veces he realmente echado en falta una caña más larga o más corta. Una vez quizás lanzando desde las rocas de la Graciosa con una varita de 7’ quizás me sentí un poco “enano” pero aparte ese episodio, en general me he apañado bien con cualquier cosa, y cuanto más corta la “cosa”, mejor me sentía porque podía, con movimientos más exactos y menos fatigosos, sacarle más provecho al señuelo. En el trópico he pasado de las Lamiglas de 8’6 a la Daiwa MuraMura de 7’6” sin por eso perder parte de mi virilidad o eficacia en pesca, quizás al revés. Lanzo casi igual de lejos, y sinceramente quedemoniomeimportadelanzarmásdeeso. Meneo el señuelo que casi parece que se pescar y durante la pelea controlo mucho más la situación, amén de cansarme la mitad. Lo mismo me pasa con el spinning nacional, ahora la caña más larga que uso es una 7’6 (2,25m) y si puedo busco una 6’6” (1,95m), que desde la borda de un barco me sobra.

Las ventajas que les veo a las cañas cortas son varias y ni sé si debería de mencionarlas pero ya que hoy estoy de buen humor entraré en detalle. A paridad de modelo/marca son más ligeras, parece una tontería pero no. Son más precisas en el lance, por si a alguien que pesca en mar, a estas alturas todavía le interesara. Ofrecen una mejor leva en combate, reduciendo – a paridad de potencia – los tiempos de las guerreas. Son mucho más manejables y ofrecen un control bien superior del señuelo, amén de dirigir la acción con más talante – la gana que tenía yo de usar este término – y exactitud. Una caña larga, bajo mi insano punto de vista pierde gran parte de esas características y gana un poco de distancia de lance, siempre que el sujeto lanzador - llamado también pescador - sepa sacarle provecho, y quizás puedan lograr una clavada más efectiva a larga distancia. Dicho esto vuelvo al tema principal de esta afiebrada historia, aún así, ¿esos famosos 7, 10 o 15cm realmente se aprecian tanto? Mi respuesta es un rotundo NO – en mayúscula por si a caso – y si alguien me dice che el con una caña de 7’6” consigue hacer cosas que no podía lograr con una de 7’ no le creo.

Ahora, una vez firmada una declaración tan extremista tengo que decir que todo podría cambiar si estuviéramos hablando de la pesca en agua dulce, la del Black Bass en cabeza, sobre todo para los que compiten. He tenido la oportunidad de hablar con varios de ellos, hasta gente que ha pescado el Bassmaster y tienen unas necesidades que nosotros, lobitos de mar, ni las soñamos. La precisión que requiere ese tipo de pesca, el control sobre el señuelo y la variedad de cebos que se usan, y de cañas para cada modalidad, la ponen en otro nivel bastante lejanos del nuestro. Raras veces, por no decir nunca,  nos encontraremos en la necesidad de colocar nuestro artificial en un espacio de dos metros cuadrados a quince metros de distancia, o de notar la picada de un bass resabiado pescando a un drop shot o un jig con tráiler en catorce metros de profundidad.

Nenes, diez centímetros no son na’, no merece la pena comerse el coco por tan poco. Como siempre digo en mis más sabios y aplaudidos discursos (¿?) dejemos de preocuparnos por la medida y aprendamos a usarla...la caña. Digo.