Pescar hasta el final : hasta el rabo todo es toro

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Hace unos días pude comprobar una vez más que nunca hay que tirar la toalla, y si toca hay que insistir y pescar hasta el final.

Decía aquel que hasta el rabo todo es toro, y hasta que un señuelo esté en el agua existe la posibilidad de que enganche un pez. No importa lo malo que haya sido el día, lo poco que hayas entendido el comportamiento de los peces, donde se hayan metido y porque en todos aquellos sitios que habían sido tan buenos la última vez que los visitaste, ahora no hay nada más que agua. Hay que pescar hasta el final. Así me lo aprendí yo.

Además de toda la filosofía que le quieras poner detrás, pescar hasta el final significa pescar hasta que el sol desaparezca detrás de las montañas, colinas o llanos, hasta que la poca luz que quede te permita lanzar con seguridad y moverte por la orilla. Desde luego es importante no correr peligros para sacar un pez, pero si el coche está cerca y el camino no es peligroso no veo porque perderme esos minutos mágicos que acompañan el descenso de la más grande de las estrellas.

Quisiera añadir que para un señor de media edad, fundamentalmente de secano, y que pasa la mayoría de sus días encerrado en un cuarto escribiendo tonterías delante del ordenador, un día de pesca es un hecho de gran magnitud, no el desayuno de todos los días. Poder escaparse es una conquista colosal, robar horas a la laboriosidad, a la maldita eficiencia, a los horarios y compromisos no tiene precio, sobre todo si lo compartes con un amigo que disfruta de lo mismo.

Volvemos ahora al lado práctico de la cuestión ¿qué ventaja tenemos al pescar hasta el final? En primer lugar la de poder volver a casa estando seguro de no haberte dejado algo en el camino y de haber disparado todos los cartuchos. La segunda es relativa a la visión de los peces, ya que los depredadores, cuando los gatos se hacen pardos, ven mejor que sus presas y se ponen en modo ataque, mordiendo allí donde dos horas antes estaban durmiendo la siesta. Al final de día vas agotando tus recursos y entonces empiezas a tirar de experiencia y sacar el conejo de la chistera. Lo latidos del corazón bajan de intensidad, el silencio se adueña de la orilla y te mueves con más cuidado, agudizando tus sentidos. Es decir, también tu, como los peces, te pones en modo ataque y haces el último esfuerzo para maximizar tu concentración.

Pescar hasta el finalJuntos con los latidos también disminuye la velocidad con la que tu mano gira la manivela del carrete, el señuelo va más despacio y de repente te das cuenta de que estás pescando mejor. Así estuve yo siguiendo una larga playa que evidentemente no tenía peces y que sin embargo, a la vuelta de la esquina cambiaba de inclinación y dejaba espacio a una zona con un pequeño canto y luego una punta muy sugerente. Me dejé llevar por las ganas que tenía de sacar un bicho, por el color del sol que seguía calentando los picos de las colinas y porque de repente tenía una fe desmesurada en el señuelo que había puesto. Una RA Shad de 3,8" color White Shad, que, trabajada a contacto con el fondo, lentamente para que pudiera desarrollar su "rolling" tan peculiar, podría resultar mortal.

Pescar hasta el finalEn esa misma orilla de repente apareció una sombra blanca detrás del vinilo, a pocos metros de mi. Acto seguido tengo un toque que achaco al fondo de piedras pero de repente un remolino de cierta importancia me hace ver que estaba equivocado. Sigo y en una recula veo algo que se mueve, lanzo y engancho una criatura que hace cantar un poco el freno y se suelta. Pero en lugar de desmoralízame me vengo para arriba y meto el señuelo allí donde había visto otra vez moverse algo. Recupero y de repente se me pone la piel de gallina, una "ola" sigue al vinilo por unos 10 o 15 metros, con el corazón a punto de explotarme, ralentizo un instante para luego volver ad arrancar y en este momento muerde el Comizo. Pero no para allí la cosa.

Pescar hasta el finalAviso a mi compañero y seguimos por la misma orilla, el con una Virago de 4" y yo con la misma RA Shad. La siguiente picada es para el, pero el pez no muerde bien, y al rato tengo otro toque. Esto es aburrido de escribir y quizás de leer, pero si lo vives, como a muchos de vosotros les habrá tocado, es otro cantar. Vuelvo a lanzar muy cerca y esta vez la picada es franca pero la pelea no es la de un Comizo, identifico mal el pez y por mi sorpresa hay un buen lucio que quiere felicitar mi tenacidad, le devolvemos feliz y la RA Shad sigue intacta por lo tanto vuelvo a lanzarla. El sol ya no nos está viendo, ni nosotros a él, pero una luz tenue alumbra lo suficiente para que otro Comizo se embuche el vinilo y otros tres toques me sacudan las vísceras y rellenen un día que desde las nueve de la mañana hasta las cinco de la tarde había sido un calvario sin alegría alguna.

Hay una última razón para pescar hasta el final, dar por saco a mi amigo Jorge, que a veces tiene menos fe que un pollo en un criadero. A ver si el también espabila y aguanta esa horita más, eso para un "iron man" no es nada.

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8 thoughts on “Pescar hasta el final : hasta el rabo todo es toro

  1. Toni Martínez

    Jamás hay que desaprovechar esos últimos coletazos del día, y la fé un pescador no debería perderla nunca. Ojo que a veces pasa al revés. Llegas, triunfas y luego ná de ná. Un placer leerte Nicola, como siempre, Y bonitas capturas. Un saludo.

  2. Te voy a dar a una colleja que te vas a enterar, tengo muchísima fe, y soy muy precavido, de esto ultimo tu estas muuu falto y el día que pase algo te vas a acordar de estas palabras. Un saludo

  3. Jorge

    Te voy a dar a ti llorón, lo que pasa que tengo mas conocimiento que tu, como pase algún día te vas a acordar de estas palabras. Un saludo

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