Con ese estúpido juego de palabras hemos querido decir que este señuelo nació para pescar el Pavón en Amazonas y sin embargo va estupendamente para Anjovas, Palometones, Lucios y otros bichos de casa nuestra. Lo bueno que tiene es que a pesar de ser bastante grande, mide unos 16cm, no es excesivamente pesado, solo 42 gramos, y se puede lanzar con equipos relativamente ligeros. Esta es una cosa que me llama mucho la atención porque después de tres siglos de pesca en el trópico, en la pesca de andar por casa me sienta fenomenal rebajar el calibre de los equipos y pescar más ligero. Se trabaja bien paseando el perro, aguanta algún que otro tirón más brutote de lo normal, y hasta marcha bien en dead sticking, o sea haciéndose el muerto en la superficie. El problema es que es un señuelo complicado de encontrar, yo he tenido que sobornar al sobrino de Juan Antonio Evergreen para que me consiguiera uno, que además tiene un color poco marinero. Tengo que volver a por mis ríos Lucieros para probarle, u en un fin de semana en aguas saladas, pero tengo muuuuuchop miedo a que le pase algo, ya sabéis ¡hijo único!
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¿Alguien recuerda el Jitterbug?
¡Claro que si! Ese señuelo de Black Bass que iba paseando por encima del agua como un bulldog cojo y que no se entendía si los depredadores le metían caña por hambre, territorialidad o porque se descojonában de el... En fin, a mi personalmente me volvía loco y hace unos 15 años, en uno de mis primeros viajes a los Jardines de la Reina me llevé el más grande que había, encima articulado. Con el pegué un número interminable de Sábalos de los que logré sacar cero, y algún que otro jurel, esta vez con más suerte.
Bien, hay un artesano de la costa este de EEUU, Lemire's Plugworks, que está fabricando una versión para agua salada, el Sea Fly, en principio para las Lubinas Rayadas cuyo uso sin embargo, se puede extender a muchas más especies. He probado el modelo de 3oz en los Jardines, como no, hace un par de meses, ya la verdad es que me parece harto divertido, aún sin haber tenido suerte con él. Hay que trabajarlo despacio y con un carrete con un ratio lento, porque ofrece bastante resistencia, pero en determinada situaciones, sobre todo con la mar tranquila, seguro que puede tener un efecto sorpresa. Otro chisme que se queda en la caja esperando a que tiempo, trabajo y familia, me dejen salir a pescar.
¡Meros! ¡Arriba!
No se si he llegado a confesarlo en algún momento, pero uno de los peces que más ilusión me hace pescar a popping es el mero, mientras al mismo tiempo, es de los que menos me gusta enganchar a jigging. Las razones, por lo menos para mi son fáciles de entender; a popping es una captura menos frecuente que se agradece mucho, a jigging normalmente se traduce en un animal que llega a bordo reventado y que hay buenas posibilidades de que no se pueda devolver. Quedarse un mero tropical o dos para cenar no tiene ningún inconveniente, son muy sabrosos, pero encontrarse con el tambucho lleno es desagradable.
Lo que no tiene en resistencia le abunda en agilidad y sprint. Esa cola corta y muy ancha, parecida a la de los Lutjianidos (Cubera, pargo etc), le permite giros muy repentinos, y tal aceleración que dependiendo de como se manejan los primeros segundos de la lucha, esta puede acabar con un triunfo o una sonora derrota. Pescarlos a popping en aguas relativamente someras, requiere entonces cierta prontitud de reflejos y mucho control en el combate cuerpo a cuerpo, el mismo que acostumbra la Cubera, o el GT en determinados ambientes.
Entre los meros más bonitos que suelen entrar a los señuelos de superficie pondría la Coral Trout de los arrecifes del Indo-Pacífico y el Black Grouper o Aguají, del caribe. Son animales muy generosos, sabemos que llevan una vida pegados al fondo, y el hecho de que remonten toda la columna de agua para mordisquear un popper tiene merito. A veces, en lugar de atacar mordiendo, pegan un coletazo a la muestra, una actitud que comparten con otros Serránidos como la Lubina Rayada, o nuestro Robalo. Una vez enganchados, su defensa consiste en darse la vuelta y enchufar hacía la cueva más cercana. De lograrlo ya nos podemos despedir de nuestro querido señuelo, porque una vez pegado al fondo cada Mero sabe perfectamente lo que tiene que hacer.
Algunos amigos me han contado de Meros sacados a popping en el Mediterráneo. Un encuentro realmente sorprendente que les envidio mucho, tiene que haber sido una captura absolutamente extraordinaria y una gran sorpresa. Últimamente, y no ha sido por casualidad, en cada viaje tropical he estado usando mucho los stickbaits, al parecer a mis amigos le gusta más ese movimiento sinuoso y lento que el chapoteo de un popper de boca ancha. Los resultados se han visto y lo he pasado como un enano; la temporada caba de finalizar pero ya me están entrando ganas. ¡Uffff..mis meritos coloráos...!