Tag Archives: Técnica . Spinning

1 Comment

Después de varios lustros dedicados a la exploración de los siete mares este servidor esta vez vuelve a sus origines, aún volando lejos para recuperarlas. Dentro de poco estaré oliendo los perfumes de la foresta del Borneo, en Indonesia, quizás observando un Orangután que se columpia desde una rama u observando un pájaro raro cazando en la orilla.

Aún distraído por la que será seguramente una belleza abrumadora no dudéis que estaré lanzando señuelos por todas las esquinas  en búsqueda de una de las cientos de especies, con genética de asesino, que querrá atacarle. Hay bichos que nunca he pescado en mi vida y muchos que nunca he visto y que ni siquiera sé como se llaman, será como una especie de atracón de novedades que intentaré traer para casa en formato digital.

Vamos a grabar un documental para la tele italiana, por lo tanto de trabajo se trata, y aún así una pasada de curro. Esas son las cosas que te recuerdan porque te metiste en este negocio a menudo poco agradecido. Os saludo que tengo todavía que cerrar la maleta, tendréis noticias mías a la vuelta.

Me esperaba un domingo de Lucios, o esto pensaba yo sin saber que los ríos de "mi zona" seguían más arriba de lo deseable, amén de imposibles de vadear y consecuentemente pescar. Levanto el teléfono y llamo a Jorge, recién contratado como guía oficial de pesca para bichos raros. Le cuento la peli, que tengo dos amigos italianos con los que quería ir a pescar y si se le ocurría un sitio donde poder ir a por Lucios cerca de los Madriles.

Para que os pongáis en situación Jorge - ese desgraciado - es el que me había calentado la cabeza la semana antes con las Carpas y que, después de ponerme como una moto me había dicho, el muy delincuente, que este finde no podía ir de pesca, y por consecuencia llevarme a sus cotos de ciprínidos. Resulta pero que sus planes habían cambiado y que de repente el domingo se había quedado libre y se ofrece para acompañarnos a cazar exocidos y ciprínidos en partes iguales, para que toda la peña se quedara a gusto.

Le levanto el castigo pero sigue siendo un delincuente, por lo que sigue a esta excursión de domingueros. Ya veréis. Finalmente me da las coordenadas para quedar y nos presentamos a las ocho de la "mattina", horario de pesca ultra cómodo, en el lugar establecido después de haber soplado para la benemérita que nos para en una rotonda algo absurda. Menos mal que el Pinot Blanco catado la noche anterior ya había seguido el recorrido natural sin dejar rastros en mi aliento. Se sube el hombre al coche, y le presento mis amigos italianos, Nicola (vaya, y eso que es un nombre raro en Italia) y su hijo Noam. La conversación se anima y los ánimos se van calentando, un par de tostadas en el desayuno ayudan a recuperar también fuerzas y la compañía se asoma a orilla de embalse.

Bajamos del coche y lo primero que vemos es un gran alboroto en una recula somera. Carpas, dice este servidor, pero los otros no están convencidos y vamos para allá armados para lo peor, o mejor que se diga, en fin para ver si se trataba de depredadores haciéndoles pupita a los alburnos. Carpas apunto. Felices diría, por estar en aquel singular momento anual en el que por H o por B consiguen hacer algo de sexo, un poco come muchos hombres casados... Nos ponemos a faenar en zona y no hay suerte, en la caja de señuelos para Lucios solo tengo uno que podría apetecerle a uno de esos bicharracos potencialmente carnívoros y es un SVCraw, que inmediatamente pongo. La cosa no cambia, y nos movemos.

La mañana sigue algo llana, no hay un aliento de viento ni emoción alguna pero el embalse está absolutamente espectacular, rodeado de verde y con buen nivel. Nos pateamos media orilla hasta llegar a otra zona de aguas muy bajas donde se vuelve a repetir el espectáculo de las Carpas enamoradas. Se vuelve a intentar y la suerte no parece hacerse un hueco en la mañana soleada. En un momento dado se me ponen esos de corbata porque una carpa tamaño escarabajo (el de Volkswagen) sigue al SVCraw con cierta mala leche, luego se da la vuelta y me deja con mi acojono a medias. Estoy a punto de tirar la toalla cuando en un palmo de agua meto el bicho delante de otro hipopótamo que esta vez no duda un segundo en atacar y carga sobre el vinilo embuchándolo. Hasta que el Alzheimer me prive de mis recuerdos seguro que no olvidaré ni ese momento ni esta visión. Clavo, que no hay tiempo que perder, y en un segundo me encuentro con un TIR que empieza a correr y llevarse metro de 30lb y doblando mi caña de casting de 1 1/2oz como la antena de un 127 Abarth. Lucho como un hombre y me la llevo hasta la hierba, feliz como un niño con zapatos nuevos (y piruleta). Fotos, felicitaciones y a comer, que la peña está hambrienta.

Por la tardecita, que va a ser larga y calurosa, vamos a probar otro "spot" de Jorge, y entre rumanos con sombrillas y cañas y familias con monovolúmenes y neveras entramos en el agua: turbia, mecagienlamar, un suceso infeliz para los pescadores de spinning con vinilos. Nuestro guía se estrena con un gorrino así de grande y gordo y le crujo a fotos, Nicola engancha otra por aquello de que el señuelo se encuentra en la trayectoria de la aleta dorsal y avanzamos en la esperanza de que otra se deje seducir. Le veo yo poco futuro a los vinilos, y abierta la caja de los señuelos pequeños saco mi talismán, el Piper color Black/Gold. Recomienza la faena, me alejo de la orilla avanzando en la recula que cubre muy poco.

Al rato tengo una picada estilo trópico duro y veo el lomo de una común que se asoma fuera del agua y el carrete que empieza a soltar hilo como alma se lleva el diablo. He cambiado de caña, tengo una de black bass de 3/4oz con un trenzado de 10lb y un bajo de 18, en fin no exactamente algo recomendable para amarrar porta aviones. Zzzzzzzzzzzzzzzz suena el molinillo, zzzzzzzzzzzzzzzzz y un poco más de zzzzzzzzzzzzzzzzz. La bicha se me ha llevado 50 o 60 metros de hilo y se mete entre unas ramas, pero sale. Aguanto la respiración pero no, hay más peligros en el horizonte y la segunda rama pone punto y final a la historia. Mecagoentodoloqueflota y vuelvo a lanzar. En menos de 5 minutos estoy otra vez liado, otro tren de mercancía que se suelta bastante rápido. Ando más mosqueado que un venado en una montería y reanudo el quehacer: al poco tercera picada. Esta vez es una royal que me hace sudar la gota gorda pero con final feliz, o en parte, la sacamos pero viene robada y a mi modelo se le escurre después de una sola foto. Habrá que volver a empezar de nuevo. Sigue soplando una ligera brisa, seguramente de gran ayuda para que las Carpas se pongan más agresivas y al poco tiempo otra picada. Se arma la gorda y los minutos pasan rápidos pero cuando finalmente la consigo ver, el Piper está bien enganchado en los morros carnosos y es una preciosa común. Aquí tenéis las fotos.

Tengo varias picadas más, una también al Jubarino pero se sueltan todas, el viento cae y la tarde finaliza. Solo Jorge se hace con otro animal considerable, pero ha llegado el momento de volver a Madrid. ¿Qué decir de esta experiencia? Seguro que algún que otro purista estará torciendo la nariz así como hace unos años los puristas de la mosca no veían de buen ojo los colegas que se perdían tras los ciprínidos. A mí me parece estupendo que haya un depredador más que añadir a la lista y sobre todo uno que llegue a semejantes tamaños y luche como ningún otro pez de agua dulce que nade en nuestras aguas. Para mi este es solo el principio de una historia de amor con las gorditas de los pantanos, os invito a probar, a lo mejor lo pasáis bien.

2 Comments

El sabado pasado ha sido un día bastante especial porque he podido cumplir con una promesa que había hecho a mi hija, llevarla a pescar y enseñarle a lanzar. Realmente ya había venido conmigo en otras ocasiones, por ejemplo en el Estrecho, en el barco de Paquito y hasta había sacado algún pez, pero todavía tenía que lanzar yo por ella que o bien recuperaba un pez que yo había enganchado o se apañaba como podía para pegarlos solita.

Este finde ha sido la prueba del fuego, a ver como manejaba caña, carrete y lo de lanzar que para un bichito de ocho años no es moco de pavo. Había elegido ella la caña, un prototipo de Lamiglas de 7’ que lanza hasta 40g y que nunca salió al mercado y le monté un carrete ligero, para que el conjunto le resultara aceptable como peso. Con paciencia le preparé todo y una vez puesto un spinnerbait le indiqué como lanzar. Decir que lo pasé bien es poco, estuvimos pescando codo con codo toda la tarde e inclusive nos dimos un paseo, demasiado largo para mis botas y calcetines rebeldes, por una orilla donde estaba prohibida la pesca, hasta que tuvimos que volver atrás sin pegar un solo lance.

Lanzó como una condenada la enana , y con cierta maña, que todo sea dicho, y aún sin sacar peces pudo ver un lucio pequeño que atacó un vinilo en una recula llena de algas; evité dejárselo coger por aquello de los dientes y de su madre que se hubiese puesto histérica y juntos los devolvimos al pantano. Al final del día tuve que ponerme firme con ella porque no quería irse, y pedía constantemente el último lance, me hizo gracia porque me recordaba a mucha gente mayor, como este servidor, que a veces no quieren alejarse del agua, como si fueran a perder aquel mágico instante que cambia el final de una historia.

Siento este escrito un poco cursi y algo simplón pero algo así no pasa todos los días y me encantaría que se aficionara de verdad - de momento está deseando repetir - y que siga acompañándome en mis salidas cuando sea mayor.