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Gracy de Magbite

Me parece muy interesante el trabajo que hace Magbite para el light game, no tienen una infinidad de productos, pero compensan la cantidad con la calidad y sus apuestas son certeras, de los señuelos y accesorios que hemos metido en la tienda no solo tenemos confirmación de que funcionan, sino que el boca a boca entre la tribu se nota, y salen con continuidad, una excelente señal.

Entre ellos nos llama la atención el Gracy de Magbite que como bien sabéis está disponible en dos versiones, slow floating y slow sinking. Si te parece curioso que hayan elegido estas dos configuraciones no estás solo, también hemos tenido que pensar un poco sobre el porque no una floating y otra sinking, a secas. Pero, si te apetece echar un vistazo al vídeo creo que te ayudará a resolver el rebús.

Gracy de Magbite

En ambos casos lo que se gana en naturalidad es asombroso, el señuelo no tiene reacciones bruscas, sube, o baja, con delicadeza, como un pez que está en posición de espera, sin tener miedo de que algo pase a su alrededor, quizás, intentando pensar como un depredador, más vulnerable que nunca. Sin embargo, en cuanto se empieza a darle un poco de vida el Gracy cambia completamente de actitud y va zigzagueando de manera contundente, con un movimiento marcado, sin duda derrochando vibraciones a derecha e izquierda. Le veo más como un señuelo de recuperación linear que de jerk, pero seguro que las pausas le sientan de maravilla.

El otro día, hablando con un amigo que de pesca sabe un trecho me ha dicho que es un señuelo absolutamente matador con las truchas, para que veas que tipo de incursiones pueden hacer los señuelos de mar en agua dulce y, evidentemente, viceversa. Entonces creo que a este Gracy de Magbite habrá que hacerle mucho caso y darle oportunidades, nos va a devolver la inversión con placer y disfrute. Aquí debajo por vuestro placer y disfrute el vídeo, es el primer señuelo que aparece, grabado debajo del agua con buzo y todo

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La pregunta es así de clara, imagino que no da lugar a dudas.

Hace 10 años me preguntaba como y que estaría pescando pasado los cincuenta y ahora me pregunto como me veo pescando de aquí a 10 años.

La meta más cercana es la de los sesenta y estoy en buena compañía, ya que algunos de los amigos que virtualmente o menos han estado cerca son de mi quinta.

No recuerdo que respuesta me di en el 2003 pero, aún dudando de que pudiera seguir con el mismo ritmo tropical, tenía claro que algo iba a cambiar. La parte menos positiva es que el físico ya no es aquello de antaño y todo cuesta más, la parte buena es que he vuelto a disfrutar de la simple acción de ir a pescar, saque lo que saque.

caranx.net blog de pesca con señuelos artificiales en el marSupongo que en los años venideros esta sensación irá a más, pausando y gestionando mejor los días de pesca, disfrutando de lo momentos muertos, cuando hay que comer un bocata o beber un refresco debajo de un árbol. De momento no me veo meneando una caña de mosca, supongo que seguiría con los cacharros y espero haber aprendido algo más sobre el manejo de los vinilos, quizás volviendo a engancharme al black bass, es decir, empezar de cero.

Me da un poco de pena haber descubierto tarde la pesca a vista en agua dulce, pero pienso aprovecharla todo lo que puedo y si con el nuevo pato que me estoy terciando estaré a gusto, intentaré llevarla a otro nivel, le veo aún más posibilidades.

Hace una semana vi un vídeo de unos chicos pescando desde un kayak Hobie y me impresionó la estabilidad de esos trastos y lo rápido que van con los pedales. Ese sería otro reto interesante ya que por lo que he podido entender, también los asientos son la mar de cómodos, y hasta mi espalda a lo mejor podría sobrevivir. Creo que será interesante poder acentuar la relación entre la pesca y el hacer deporte, para llegar a los ochenta en forma y con el corazón que no de problemas.

¿Y vosotros que me contáis, os habéis planteado este asunto alguna vez? Me encantaría escuchar vuestros comentarios, también de los más jóvenes que obviamente tendrán una visión muy diferente.

Pequeños y ligeros

Superficialmente informativo

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Señores esto no va bien. El jodío invierno nos deja tiritando al lado de la chimenea (los que la tienen – este servidor está exento) o encerrado entre ventanas y yeso, mirando pa’l patio lleno de hojas secas y ramas peladas. Se entretiene en hombre perdido engrasando carretes y preparar bajos o assist hooks pero falta la chicha, la que abunda en primavera y el verano. Esto de las estaciones es un coñazo, os lo digo yo que por decreto eliminaría por lo menos dos, o tres si me llegas a apurar. En año debería de empezar en Mayo y acabar a mediados de Octubre, eso sí, cada mes debería de ser de unos 60 días, y a tomar por saco el frío pelón y los mocos.

De pequeño me empaquetaban y cada doce meses me tocaba la vía crucis de la semana del puto esquí. Siete interminables días con  los dedos de manos y pies congelados, bajando por pistas insidiosas y aguantando a los idiotas del curso, que siempre hay más de tres y menos de cinco, siendo el cuatro numero de la perfecta pandilla de imbéciles. Que si uno es gracioso, otro esquía bien, el tercero tiene la hermana que está buena y que le lleva a casa todas sus amiguitas para flipar y el cuarto, normalmente un nerd con nombre y apellido, no pinta na’ simplemente le gusta ser cola de ratón, allí donde haya leones al acecho.

Ese era el momento que resumía todo el invierno para un pollito de 9 años, y hasta que pude levantar un poco la voz y rebelarme a semejante torturón, me tocó helarme las extremidades, y en edad ligeramente más adulta hasta los cataplines, que ye se habían asomado. Así que os podéis imaginar cómo me tiene el trimestre dichoso, y si a esto le juntamos un mes de noviembre que es menos agradable que un cachete en el cogote y marzo y abril que son como dos minas vagantes y nunca sabe cuando te van a explotar entre muslo y muslo, veréis que mi nuevo calendario no tiene fallos, amén de ser un sueño de un piráo.

Antaño, cuando el ladrillo tiraba más que un Ave por la llanuras de Castilla se viajaba un poco al trópico, por lo menos tenías una semana en que podías descongelar artos y miembros, pero desde que cayó la gota fría y se llevó todo por delante, menos lo políticos que se salvaron en el Arca de su bendita madre, aquí quedan cuatro que viajan y los presupuestos han menguado, más que un higo puesto a secar. Así que este menda, que utiliza la ventana de su despacho para evaluar la posibilidad de escaparse para un fin de semana en el que incordiar algún amigo que tenga ¡Phone y barco, se queda en dique seco, esperando a que cambie el viento. Y eso que me cuentan de escapadas entre pelonas que resultan asombrosas, con unas pescas de campeonato, épicas diría. Pero hay que pillarlas al vuelo, y solo pueden los que viven con el salitre entre las cejas, no los de secano, cuyo más extendido horizonte acuático es el estaque del Retiro.

Ni mis lucios se dejan, una semana llueve y suben los ríos y otra cae una helada que se quedan los pobre exocidos con bufanda y forro polar. Semanas sin pegar bocado, y muchos menos a un chisme de plástico que se mueve como un bufón alcolico. Me quedo entonces con Kashmir - de Led Zeppelin - machacando los altavoces y el refugio atómico, mi blog,  en nivel Defcon 5, listo para el ataque nuclear. Pos lo dicho, maldito invierno y el frío que lleva consigo, lo único bueno que tiene es que se acompaña  bien con un vaso de Ribera del Duero que agiliza el movimiento de los dedos sobre el teclado, complemento ideal de los paseos que me manda mi médico, porque resulta que a un pringado cualquier, pasado los cincuenta le sube la tensión. Es por el invierno, y la falta de pesca, pero no se lo cree el letrado y venga a mandar pastillas...

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