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El agua es poca y el pato no flota...ese es el problema. Falta de tiempo y sobre todo falta de ideas, cosas mínimamente interesantes con las que ir rellenando las páginas blancas de este blog. No sé si os encontráis con problemas parecidos al mío, a veces la cabeza no da más de sí, aún exprimiéndola al máximo se queda en blanco, no arranca y las palabras no salen. Mejor dicho, salen, pero a nadie le interesa escucharlas o leerlas.

El vacío creativo. Así tiene que ser cuando el escultor se queda mirando al bloque de mármol sin tener ni puta idea de lo que encierra, sin poder ver su alma. En este momento ando volcado en el arranque de la nueva página de Caranx.net en Facebook, y resulta ameno por la cantidad diarias de chorradas que se disparan y por la sencillez de los argumentos. Es divertido y un compromiso de los más livianos de sacar para adelante, en fin no tengo que estrujarme el cerebro para poner una foto de una calavera de un pez y preguntar de quien es; aún mayores nos gusta jugar con esas pequeñas encuestas y se pasa el día.

Aquí el tema es diferente, he intentado, con más fracasos que éxito, mantener el tipo y proponer argumentos de conversación virtual o simplemente "food for thoughts" que fuesen medianamente decentes, por lo menos de un nivel intelectual algo - poco - superior al de Sálvame. Por partida doble además, o sea dos veces por semana, porque un blog, a mi manera de ver las cosas necesita gasolina, vitaminas, calorías, lo que queráis pero exige andar con sus patillas y declarar a intervalos frecuentas y regulares que está vivo.

Además este es mi criatura, tiene más años que mi hija y le he dedicado una cantidad de tiempo que quizás me hubiese gustado más tributar a la pesca en lugar de hablar de ellas, pero así son las cosas. Por estas y muchas más razones, incluido el hecho de que soy un asqueroso perfeccionista frustrado, he querido seguir unas pautas bien marcadas y que he mantenido, con pocos fallos, hasta ahora. Pero el jodido PC estropeado me ha roto los esquemas, el ritmo y los cuernos ya que putada más grande no me podía haber hecho. De ahí hasta aquí he llegado, con el cerebro hecho una zarza y los pensamientos en los calcetines.

¿Disculpas? ¿Escusas? Nada de esto amigo, simplemente la puñetera verdad, es lo que ha pasado y es lo que ha parado el maratón que el blog iba corriendo desde hace un tiempo. Estoy tomando Ginkgo Biloba y mucho pescado con la esperanza que el fósforo libere algún que otra neurona con vida, el teclado vuelva a sonar y las palabras aparecer en la pantalla con orden y sentido. En eso estamos amigos, probablemente os echo de menos más yo a vosotros que lo contrario pero si aquí para algunos iba cociendo algo, que sepáis que solo se han apagado por un segundo los fogones. Voy p'allá a buscar las cerillas. Hasta pronto

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Señores esto no va bien. El jodío invierno nos deja tiritando al lado de la chimenea (los que la tienen – este servidor está exento) o encerrado entre ventanas y yeso, mirando pa’l patio lleno de hojas secas y ramas peladas. Se entretiene en hombre perdido engrasando carretes y preparar bajos o assist hooks pero falta la chicha, la que abunda en primavera y el verano. Esto de las estaciones es un coñazo, os lo digo yo que por decreto eliminaría por lo menos dos, o tres si me llegas a apurar. En año debería de empezar en Mayo y acabar a mediados de Octubre, eso sí, cada mes debería de ser de unos 60 días, y a tomar por saco el frío pelón y los mocos.

De pequeño me empaquetaban y cada doce meses me tocaba la vía crucis de la semana del puto esquí. Siete interminables días con  los dedos de manos y pies congelados, bajando por pistas insidiosas y aguantando a los idiotas del curso, que siempre hay más de tres y menos de cinco, siendo el cuatro numero de la perfecta pandilla de imbéciles. Que si uno es gracioso, otro esquía bien, el tercero tiene la hermana que está buena y que le lleva a casa todas sus amiguitas para flipar y el cuarto, normalmente un nerd con nombre y apellido, no pinta na’ simplemente le gusta ser cola de ratón, allí donde haya leones al acecho.

Ese era el momento que resumía todo el invierno para un pollito de 9 años, y hasta que pude levantar un poco la voz y rebelarme a semejante torturón, me tocó helarme las extremidades, y en edad ligeramente más adulta hasta los cataplines, que ye se habían asomado. Así que os podéis imaginar cómo me tiene el trimestre dichoso, y si a esto le juntamos un mes de noviembre que es menos agradable que un cachete en el cogote y marzo y abril que son como dos minas vagantes y nunca sabe cuando te van a explotar entre muslo y muslo, veréis que mi nuevo calendario no tiene fallos, amén de ser un sueño de un piráo.

Antaño, cuando el ladrillo tiraba más que un Ave por la llanuras de Castilla se viajaba un poco al trópico, por lo menos tenías una semana en que podías descongelar artos y miembros, pero desde que cayó la gota fría y se llevó todo por delante, menos lo políticos que se salvaron en el Arca de su bendita madre, aquí quedan cuatro que viajan y los presupuestos han menguado, más que un higo puesto a secar. Así que este menda, que utiliza la ventana de su despacho para evaluar la posibilidad de escaparse para un fin de semana en el que incordiar algún amigo que tenga ¡Phone y barco, se queda en dique seco, esperando a que cambie el viento. Y eso que me cuentan de escapadas entre pelonas que resultan asombrosas, con unas pescas de campeonato, épicas diría. Pero hay que pillarlas al vuelo, y solo pueden los que viven con el salitre entre las cejas, no los de secano, cuyo más extendido horizonte acuático es el estaque del Retiro.

Ni mis lucios se dejan, una semana llueve y suben los ríos y otra cae una helada que se quedan los pobre exocidos con bufanda y forro polar. Semanas sin pegar bocado, y muchos menos a un chisme de plástico que se mueve como un bufón alcolico. Me quedo entonces con Kashmir - de Led Zeppelin - machacando los altavoces y el refugio atómico, mi blog,  en nivel Defcon 5, listo para el ataque nuclear. Pos lo dicho, maldito invierno y el frío que lleva consigo, lo único bueno que tiene es que se acompaña  bien con un vaso de Ribera del Duero que agiliza el movimiento de los dedos sobre el teclado, complemento ideal de los paseos que me manda mi médico, porque resulta que a un pringado cualquier, pasado los cincuenta le sube la tensión. Es por el invierno, y la falta de pesca, pero no se lo cree el letrado y venga a mandar pastillas...

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