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Otoño e invierno experimentando nuevas técnicas de pesca, así me lo planteo y con eso en la cabeza empiezo a prepararme.

Sea ha acabado la temporada de MotoGP y por fin no tendré reparo para poderme mover durante los fines de semana pero surge un problema, ahora empieza a hacer frío y la pesca se pone harto complicada, en fin, que seguimos en la misma. Quien tiene pan y no tiene dientes y quien tiene dientes y no tiene pan.

Pero si lo pienso bien, al tener tiempo para moverme como debería y sobre todo como me gustaría, también el invierno te ofrece sus platos gustosos, solo hay que saberlos buscar y disfrutar de ellos, muy a pesar del frío que te congela los cataplines.

Hace unos años me subía a por mis ríos Lucieros, hiciese tiempo bueno o malo, hasta con la nieve he estado pescando a spinning y señores, que gran día de Lucios. En fin, ya que soñar y hacer planes es gratis, si finalmente esta semana que viene recojo mi Outcast Fishcat 4 con ello entro derecho en un nuevo mundo, para mi todavía inexplorado, desde la perspectiva de navegar flotando encima de una cámara de aire y puede ser divertido. Estoy hablando del mar, tengo en la cabeza un par de lugares que se me han antojado y que quiero tocar con la calma suficiente para poder experimentar todas las tonterías que se me pasan por la cabeza. Si pudiera estaría todo el otoño e invierno experimentando nuevas técnicas de pesca

A lo mejor me meto con el también por algún rio tranquilo, dejándome llevar por la poca corriente y molestando Lucios a mi antojo.

Otoño e invierno experimentando nuevas técnicas de pescaLo bueno del pato es que te lleva casi adonde quieres, lo malo es que luego te lo tienes que llevar a cuestas hasta regresar al coche. En fin, no se puede tener todo en esta vida. Lo que me ha gustado mucho últimamente han sido las fotos de varios pescadores de spinning que han sacado piezas hermosísimas desde el  pato y si han podido ellos ¿porque yo no voy a poder? Se sabe, los ancianos somos cabezones, pero es posible que me me lleve el pato a un sito que todavía no conozco y del que me han hablado maravillas y me forro a pescar, así que otros ancianos, señores de mi quinta, se emocionen y me sigan la pista y todos a aletear como anatidos felices. Tengo que arreglar los waders, entra agua por algún lado y me han dicho que en Decathlon tienen neopreno líquido que va de maravilla ¿confirmáis el soplo?

Bueno, ya que soy uno acostumbrado a ver la botella medio llena, por negras que se asomen las nubes, voy a pensar que esta estación pueda llegar a ser una interesante temporada y que al final me lo voy a pasar pipa. Lo dicho, otoño e invierno experimentando nuevas técnicas de pesca

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¿Cuales son las experiencias de pesca que realmente valen?

A veces me encuentro sentado delante del ordenador con una página de Word abierta y sin mucha idea de cómo rellenarla, hoy es un día de esos. No se si el hecho de llevar tanto tiempo en esta relación - o mejor dicho dependencia - de la pesca al final es bueno o malo. Acumulas experiencia pero al mismo tiempo te das cuenta de que ya has hablado de muchas cosas y lo de repetir, casi que te da reparo.

¿Vamos a hablar otra vez de las Anjovas con señuelos de superficie?

Las experiencias de pesca para el Anjova

A lo mejor si una revista me lo pidiese lo haría, o mejor dicho, justo de Anjovas no podría hablar porque hace mucho que no veo una, pero ya me habéis entendido. Los secretos de la Lubina a spinning... ¿Cuales secretos, los de quien la pesca en Asturias o de quien la pesca en Almería? es cierto que el mundo es un pañuelo y un pez es un pez pero cómo y cuándo pescarlo sin duda varía según las zonas.

Últimamente he escrito mucho sobre la pesca a spinning ligero.

Las experiencias de pesca en el spinning ligero a los espáridos

O bien una especie de Rockfishing bastardo, más agresivo y con más peso en el bajo de línea. Es mi visión, la que he podido elaborar y comprobar en el Estrecho, acompañado por Paquito. Digamos que podría ser una especie de Rockfishing regional, que funciona en aquel lugar tan especial y que probablemente no funcionaría en ninguno otro más.

Lo mismo me ha pasado cuando hice conocimiento de las Doradas asesinas.

Las experiencias de pesca en la captura de la dorada a spinning

Allí donde las pesqué sí que había ¿pero cien kilómetros más abajo? Si me apuras lo mismo ocurre con las Carpas, hay embalses donde las puedes perseguir con éxito a spinning, otros en los que entran a paseante y hélices y otros donde puedes tirarte años probando sin ver una cola. Imagino entonces que el entorno modifique el comportamiento de los bichos, es probable que la gran presencia de alburnos en determinados embalse y la calidez del agua transformen los hábitos alimenticio de este pez presuntamente pacífico, y que de la misma manera, en algunos lugares, la abundancia de Doradas cree más competencia alimentaria y les desarrolle aún más el instinto carnívoro hasta que se pongan a machacar el Piper.

Por otro lado también hay algo de verdad en el hecho de que un pez sigue siendo un pez.

Las experiencias de pesca a la carpa con vinilos

Algunas reglas generales, las que funcionan en un lugar, se puedan fácilmente aplicar a otro. En la prensa a veces el espacio es tirano y en el Web lo es mucho más, por lo tanto unos escritos bien largos y detallados al final acaban desapercibidos, la gente no tiene ganas de leerlos. Se reduce entonces la cuantía de palabras y por consecuencia el valor informativo del artículo. En un blog se podría solucionar el asunto proponiendo capítulos e intentando desglosar situaciones diferentes, suena fácil pero esto significa que el menda que lo lleva se tiene que patear media España para poder mostrar un abanico de escenarios y las consecuentes adaptaciones.

Mucho me temo que este servidor, y algunos más, seguiremos hablando a título de experiencia personal y probablemente con una limitación regional o local, seguro que los lectores, más espabilados que nosotros, serán capaces de escoger lo bueno y lo malo de cada escrito y sacar el máximo provecho de ello.

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El otro domingo tenía un plan de lucios bastante interesante pero se trataba de pescarlos en pantano, una fórmula que me deja bastante frío, mis experiencias en este tipo de pesca no me resultaron muy interesantes por aquello de estar lanzando "piedras" sin poder buscar escondites, troncos, algas y zonas donde por lo menos haya que apuntar, para que la pesca resulte algo más amena, sobre todos si no hay picadas.

El día antes,  el sábado, me aventuré a probar que tal se daban los barbos comunes en el Atazar, un pantano cerca de Madrid, famoso por la cantidad que alberga y al mismo tiempo por lo complicado que es engañarlos. Quería ver si tenían ganas de pegarle un bocado a un vinilo, nunca se sabe. Comenté por encima en la página de Facebook como había ido la tarde y que uno se abalanzó sobre el señuelo pero fallé la clavada. Un indicio para mi más que prometedor.

En ese mismo instante entendí que aquello era lo que me molaba más y que el plan de los lucios saltaba. Llamé al desgraciado que me metió el gusanillo de la pesca a spinning a los ciprinidos y que me quería llevar a por los esocidos, y le confesé que prefería intentar un día de barbos imposibles en lugar de unos lucios posibles. Se rió de mi y de mi inocencia y me deseó buena suerte.

El día siguiente, sin madrugar ni mucho menos, lleno de ilusión y esperanzas volví a por los bigotudos acompañado por un tiempo inmejorable, mi camel lleno, un melocotón , una barrita de  cereales, una de chocolate y un rico bocata de mortadella italiana. Al poco de empezar diviso dos barbos en una playita, les meto el Sator Worm a distancia de seguridad y poco a poco se lo arrastro delante del hocico. Uno se interesa pero en cuanto se acerca huye como alma que lleva el diablo. Y yo sigo.

Aparece otro Lucio orillado, esta vez más pequeño del que había visto el día anterior, y pasa exactamente lo mismo, rechaza cualquier ofrecimiento. En un momento dato le veo arrimar el morro a la superficie y comerse una hormiga de alas o algo parecido, y me quedo plasmado: "¿qué le pasa a esos bichos?".  Sigo en mi tarea y no hay barbo que se interese de nuevo al vinilo. Se les ve subir a la superficie para comer insectos y lo hacen con ganas y agresividad pero hay muy pocos que surcan las orillas mirando hacia abajo, mi tarea se presenta harto complicada.

Pero es un día fantástico, encuentro el tiempo de sentarme a comer mi bocata, disfrutar del sol que sigue calentando el ambiente a pesar del viento que se ha levantado, y seguir paseando descubriendo zonas del pantano que desconocía. Finalmente, al llegar la hora de la vuelta empiezo a retornar sobre mis pasos y sin tocar barbo, finalmente vuelvo a meterme en el coche y en la N1 de marcha para casa con un pelín de atasco.

Esta es la historia de un bolo grande como una catedral y de un pescador feliz, una combinación que podría resultar poco creíble y que sin embargo muchos de los que leen mis delirios sabrán comprender. Es posible que yo sea algo maniático o que me mueva un poco por impulsos pero desde que he descubierto que en las aguas interiores hay algunos peces que se dejan pescar a vista mi vida, como pescador, ha cambiado bastante. Mi diversión en este momento pasa por ver el bicho, colocarle el señuelo con la máxima precisión posible y disfrutar de la picada en su totalidad. Bajo mi modesto punto de vista es la pesca más bonita del mundo, envidiaba mucho las capturas que hacían amigos mosqueros hasta que he descubierto que con una cabecita plomada y un pequeño vinilo puedo hacer exactamente lo mismo.

Ahora llega el frío y las orillas de quedan desiertas, habrá que cambiar de tercios hasta marzo o abril, para luego volver a pescar las flats ibéricas, eso es, en dos dedos de agua donde nadan bichos con bigotes y mucha mala leche. Feliz, así de sencillo.