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Spybaiting nueva técnica de pesca que se han inventado los Japoneses.

El Spybaiting se práctica en lugares donde es muy alta la presión de pesca o las aguas son muy claras y hay un señuelo de Duo que en este momento es el que más atención está recibiendo, el Duo Realis Spinbait 80, sobre todo entre los pescadores de Black Bass.

Imagen de la página web de Duo

Aún pareciendo un señuelo de superficie con hélices no lo es, este modelo de 8cm pesa 9 gramos, por lo tanto se hunde rápido con un meneo horizontal muy atractivo, no cae de morro. No tiene pesos móviles, solo un lastre que ayuda a lanzar muy lejos. El señuelo se mueve debajo de la superficie.

Hay que recuperarlo lentamente pero lo suficientemente rápido para que se muevan las hélices y se menee, al no ser un señuelo que emite muchas frecuencias es necesario intentar colocarle allí donde están los peces, de no ser así no le notarían.

En el vídeo que he adjuntado veréis unas escenas de pesca que a parte de quitarte el hipo hasta te marean, por ese efecto GoPro que nos tiene a todos un poco hartitos. Sin embargo merece ser visto y soñar un poco con ello, ya que imagino que a muchos de vosotros, así como a este servidor, encantaría poder pescar en esos reducidos ambientes repletos de peces. Se llaman billabong, y son charcas que los ríos Australianos dejan cuando se retiran o zonas muertas que reciben agua durante las riadas, las mismas que tenemos aquí con Lucios y Black Bass, solo que llevan Barramundi, Saratoga y otros animalacos.

Como ya me conocéis sabéis adonde quiero llegar, ¿no funcionaría esta técnica en el mar? Probar a imagina un escenario donde creéis que le podéis sacar provecho, pienso a los Lubineros del Mediterráneo, que se desesperan en aquellos días de calma, a lo mejor encontrarían aquí algo que les salvaría del bolo.

Echad un vistazo al vídeo de Spybaiting nueva técnica de pesca y luego me comentáis. Por cierto, también hay un vídeo en el enlace del señuelo, ese es de Black Bass

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¿He contado ya mis experimentos con los spinnerbaits? Ya sabes, con el Alzheimer a uno se les van las cosas así que pregunto, nunca se sabe. La verdad es que mi curiosidad en probar señuelos nuevos se ve muy mermada por la distancia que me separa de la costa, un pequeño obstáculo que me impide visitar más a menudo las saladas aguas de la cosa Ibérica. Tengo unos 350kn para la costa más cercana, la de Valencia, y si quiero ir al Delta ya suman 500, casi 5 horas de carretera, las mismas que me trago en el Talgo hasta Algeciras, cuando voy a pescar entre las columnas de Hércules.

Por más vueltas que les de son muchos, sin embargo, de estar mirando la playa de mi ventana podría meter las plantas de los pinreles a remojo cada día que se me antojara e ir probando todo el arsenal que tengo acumulando polvo en la casa. Porque digamos la verdad, por cuanto nos resulte gustoso sacar un pez en cada salida, ¿no lo es mil veces más haciéndolo con un artificial que  muy pocos han usado en agua salada? El Rockfishing quizás nos haya permitido volver a abrir cajas mugrientas donde escondíamos los señuelos para las truchas, o algún que otro cachivache descorchado de una tienda perdida en un rincón del mundo.

Ahora estoy maquinando combinaciones letales de gomas con diferentes tipos de montajes; anzuelos, cabezas plomadas o mezclándolos con otro tipo de señuelo. Me encantan las picadas a los señuelos blandos y seguro que hay mucho por descubrir en este campo. Tendré que esperar a que el tiempo remita, vengan temperaturas más humanas y se muevan los bichos en algún rincón de España adonde pueda aterrizar con mis aparatos. Pero, ya que estamos en tema, me preguntaba si a alguien le apetecía contarnos alguna de sus más extravagantes experiencias de “tuning” o de los señuelos más atrevidos con los que han experimentado en esta vida o en las anteriores, todo vale. Gracias nenes, que Dios os lo pague con un buen Smartphone

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Hace poco estuve pescando con unos amigos y el día marchaba como un reloj Suizo; los bichos parecían famélicos y no había manera de hacer una buena sesión de lances sin tener un ataque, que es lo que más tercia por nuestro enfermito Mediterráneo. Iba con mi cañita de Hello Kitty y señuelos grandes como una moneda de 5 duros sin el agujero en el medio y estaba la mar de feliz haciendo fotos y sacando criaturillas resbaladizas.

Después de las primeras picadas, ya comprobada una vez más la eficacia del Piper, más convincente que un billete de cien euros, dejé puerto seguro para empezar a explorar los siete mares, es decir la caja y los tubitos rellenos de señuelos que estaban todos deseando darse un chapuzón y ver que se movía por debajo de la superficie. Como dichoso mago empecé a sacar trastos de los bolsillos y darles coba; que si lanzo para aquí y luego para allá, que si lo cambio, le pongo plomo o le añado una colita… En fin, otra vez más contento que un pingüino en una nevera porque estaba enredando con todos mis juguetes, tal niño despreocupado y con los deberes ya hecho.

La realidad es que una vez apagada la ansiedad de captura me encuentro muy a gusto probando trastos nuevos, experimentando que se diga. Mucho me temo que de esto también va mi trabajo, sino al final no tendría mucho que contar si después de veinte años estuviera todavía lanzando Aile Magnet, pero además del deber, en la búsqueda de nuevas combinaciones ganadoras, está el placer. De haber seguido pescando todo el día con el Piper simplemente hubiese sacado un mogollón de peces pero no hubiese descubierto que hay otros artificiales extraordinarios que sacan peces en el mar y que probablemente en otras circunstancias no hubiésemos no solo probado, sino que ni siquiera traído.

Lo mismo me pasa cuando voy a pescar con los pocos que todavía me aguantan, no hago otra cosa que darles el coñazo para ir a probar “otras” zonas, para echar un par de lances en aquel rincón que nunca jamás han probado o que, de haberlo hecho sin tener éxito habían descartado de la lista de los buenos. Me encanta, no puedo evitarlo, huyo del:”Mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer”, me parece frustrante tener que volver a repetirse sin salvación cuando para lograr un éxito lo único que hay que hacer es fracasar unas pocas veces.

Estoy seguro de que todos tenéis en casa unos señuelos que jamás habéis probado en el mar, los más absurdos si cabe, pero os invito a que le deis un “chance” porque podrían ser reveladores y dejaros con la boca abierta. Hasta la próxima, pequeños exploradores, os contaré un poco más en detalle que es lo que he descubierto. J

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