Sentando delante de mi ordenador miro por la ventana y en pleno verano, justamente el 2 de julio alas 13:07, hay una tormenta de un par de narices con agua que cae a cántaros. Truenos y relámpagos decoran la de por si tenebrosa atmósfera, pero la verdad es que vivirlo desde casa tiene su no se que, en fin casi me gusta.
Disfruto del olor de la tierra mojada que entra por la ventana abierta, por un momento cubre la contaminación de Madrid y suaviza el ruido de los coches que pasan. Pero esto no es normal. No lo es porque en Madrid el calor ha llegado hace muy poco y encima lo que tenemos es un clima absolutamente tropical, con 35/37 grados durante el día y al llegar del atardecer se obscurece el cielo y empieza a descargar agua con grandes muestras de poderío divino, entre más estruendos y más rayos.
Toda esta poética introducción sirve simplemente para abrir un nuevo tema de debate, posiblemente poco científico pero sin duda práctico, que quizás nos pueda ayudar a entender si este clima, tan peculiar está afectando nuestra pesca.
¿Pasa algo a las criaturas marinas? ¿Estáis notando comportamientos diferentes? ¿Algunos han llegado tarde de sus migraciones? ¿Se alimentan de manera distinta?