El sabado pasado ha sido un día bastante especial porque he podido cumplir con una promesa que había hecho a mi hija, llevarla a pescar y enseñarle a lanzar. Realmente ya había venido conmigo en otras ocasiones, por ejemplo en el Estrecho, en el barco de Paquito y hasta había sacado algún pez, pero todavía tenía que lanzar yo por ella que o bien recuperaba un pez que yo había enganchado o se apañaba como podía para pegarlos solita.
Este finde ha sido la prueba del fuego, a ver como manejaba caña, carrete y lo de lanzar que para un bichito de ocho años no es moco de pavo. Había elegido ella la caña, un prototipo de Lamiglas de 7’ que lanza hasta 40g y que nunca salió al mercado y le monté un carrete ligero, para que el conjunto le resultara aceptable como peso. Con paciencia le preparé todo y una vez puesto un spinnerbait le indiqué como lanzar. Decir que lo pasé bien es poco, estuvimos pescando codo con codo toda la tarde e inclusive nos dimos un paseo, demasiado largo para mis botas y calcetines rebeldes, por una orilla donde estaba prohibida la pesca, hasta que tuvimos que volver atrás sin pegar un solo lance.
Lanzó como una condenada la enana , y con cierta maña, que todo sea dicho, y aún sin sacar peces pudo ver un lucio pequeño que atacó un vinilo en una recula llena de algas; evité dejárselo coger por aquello de los dientes y de su madre que se hubiese puesto histérica y juntos los devolvimos al pantano. Al final del día tuve que ponerme firme con ella porque no quería irse, y pedía constantemente el último lance, me hizo gracia porque me recordaba a mucha gente mayor, como este servidor, que a veces no quieren alejarse del agua, como si fueran a perder aquel mágico instante que cambia el final de una historia.
Siento este escrito un poco cursi y algo simplón pero algo así no pasa todos los días y me encantaría que se aficionara de verdad - de momento está deseando repetir - y que siga acompañándome en mis salidas cuando sea mayor.
Paquito
Aiiii, mi niña rubia, ya la tenemos enganchada a esto de la pesca. Menos mal que tiene a su tito Paquito, que la enseñará a desenvolverse en pesqueros serios para que se haga toda una pescadora, ya que su papi está algo estropeadillo para esto de entrenar una bambina. Jjjjjj.
Me alegro que te hayas buscado un compañer@ del otro sexo para tus salidas a aguas continentales, por desgracia tuya para las salidas de saltwater ya tienes un hommo que te acompaña, aunque sin lugar a dudas no te hace ni la mitad de feliz que esa renacuaja rubia.
Besitos desde tu tierra andaluza.
Paquito
Jamel
La mía tiene 4 y hace poco pudimos sentarnos juntos en una alto sobre el mar y echar unos lances de práctica con mini vinilos y uno se siente orgulloso a más no poder.
"Yo lanzo y tú recoges papi" ... se me cae la baba 😀