Los desgraciados que llevan siguiéndome desde hace unos añitos saben que tenía un jig favorito, el Antahan de Sevenseas. Me parecía de los más completos, y no lograba encontrar algo capaz de sustituirlo, sobre todo con la subida del yen, que hace imposible comprar en Japón. Sin embargo creo que finalmente mi búsqueda ha terminado...
Desde hace un tiempo he estado probando un nuevo señuelo, el Theos de la italiana Molix, que se ha recortado un lugar especial en mi corazón y empujado para un lado el Japo. Ya sabéis, la cabra siempre tira para el monte y si mis compatriotas hacen algo bueno y que me gusta, pues no hay ojitos rasgados que aguanten. El Theos baja como una bala, ese culito regordete no está allí como embellecedor, sin embargo esa distribución de los pesos en 8, que se puede aprecian en la foto, les devuelve vida propria, en cuanto empezamos a subirlo para arriba.
El Theos zigzaguea como una culebra, y engaña al bicho más resabiado, así me lo aprendí yo en varias ocasiones. En Andamán, el último sitio donde lo probé, se dejó morder por muchos y colorados animalitos, algunos de ellos no llegué a verlos o bien porque cortaron el bajo sin piedad, o bien porque se llevaron todo y adiós muy buenas. Pero el jig confirmó su potencial: un buen aguante a los muchos mordiscos y roces, y grandes dotes de embrujador, encantador de escamudos de todos los océanos.
Agregado a favoritos, pero me toca reponer stock, me quedan solo tres y en diez días me voy de viaje otra vez ....
Con los pies finalmente en la tierra, las fotos bien archivadas y editadas y la riada de e-mails y cosas pendientes ya vuelta a su cauce, me pongo manos a la obra para contaros de un nuevo viaje a las islas Andaman, el sexto creo, si mi vetusto cerebro no me engaña. Para esta ocasión acompañaba a una fantástica pareja de Castellon, y en Port Blair me iba encontrar con un puñado de transalpinos que habían llegado la semana anterior y que se quedaban tres días más pescando con nosotros.
Los italianos, en los pocos días que habían podido salir a pesca a causa de una perturbación, absolutamente anómala para la temporada, habían destapado la Caja de Pandora. Entre olas y lluvia se habían ventilado la friolera de almenos 4 GT por encima de los 30 kilos, con un mammouth que rozaba, igualaba o pasaba los 50 (cincuenta), además de un sin fin de peces más pequeños pero siempre de talla más que respetable. El asunto pintaba bien, pero no era exactamente lo que yo buscaba para mis dos amigos ibéricos en su primera experiencia tropical.
También en nuestro día de estreno el tiempo se puso borde y el único mar que vimos fue dese la terraza de la guest house, hasta que subimos en un par de taxi para ir a visitar la cárcel de Port Blair, donde los Ingleses solían encerrara sus enemigo políticos en los tiempos de las colonias. Un lugar ameno, lleno de colores, preciosas habitaciones individuales y zonas de recreo, con un jardín bien bonito y vistas panorámicas....
Finalmente nos toca, todos a bordo del Halcyon II y del Halcyon III y derechitos al sur, debajo de unos nubarrones que presagian todo menos un ameno día en la mar. Cruzada la barrera de agua y empapados como ornitorrincos por fin empezamos a tirar maderas al agua, en el barco conmigo Antonino, uno de los amigos italianos y bien vigiladitos Eva y Javier, en pleno curso intensivo. Día ameno, pero de mucho lanzar y poco recoger, vamos despacito pero bien.
El día siguiente cambiamos Antonino por Andrea y el muy bestia pega un GT como un mastín. Javi mejora a la velocidad del rayo y Eva, determinada y luchadora como diez hombres juntos se hace con el control de la caña, empieza a disparar cohetes y cobras sus primeros GT con la Lamiglas TP7030SP, o sea la Caranx Medium. Total na'. Embarcamos más GT de los que podemos contar y aquello parece un festín pagano. Lance, picada, lucha GT a bordo y así seguido. Los tres atacan como marines y servidor hace experimentos, algunos non del todo logrado.
Se marchan los amigos italianos y nos quedamos los tres solos en el Halcyon III, un excelente Catamarán de 28 pies que corre come un Marlin. Y justamente el Marlin nos viene de visita un día que Alban decidió sacar una carnada viva bajo petición de Javier. Lucha o mejor dicho luchón apocalíptico, y el Marlin sube abordo para las fotos de ritual. Un animalito que pasaba los 100 kilos, y sin duda una grata sorpresa para todos. Flojo el jigging, con muchas picadas pero peces pequeños, y sin pausas el popping, también en este caso parco en animales de talla XL
Una confirma las Andamán, lugar de buena pesca y mejor ambiente. Una revelación "mis chicos", Eva y Javier. En tres días le cogieron el pulso al run-run tropical y despegaron de Port Blair con un canasto de capturas debajo del brazo y la seguridad de que en el próximo viaje no les va a hacer falta nadie para poderse manejar entre carángidos y bichos con dientes. Y esa sonrisa de Eva cuando sujeta un pez ... claro, como no va a sonreír la mujer con ese hombre a lado que no para de soltar tonterías. Ya ves, lo hemos pasado muy mal, fatal vamos, un desastre. ¿Cuando volvemos a vernos?
La verdad es que todavía no he aterrizado del todo, sigo con un poco de jet lag y un mogollón de cosas por hacer. Este es un avance del report del viaje a las Islas Andaman de la semana pasada, un lugar adonde viajo con placer y aún más si quien me acompaña son personas como las con que he estado en esta última aventura. De momento quedaros con la copla... el grupo de italianos que estuvo pescando la semana anterior ha sacado tres animales de mucho cuidado, con un gorrino que si no llegaba a los 50kg le faltaban 300 gramos. Un report más decente lo sacaré en cuanto consiga quemar el papeleo que tengo encima de la mesa....