Eso tiene migas nenes porque hay que echarle un par de narices y decir la verdad, aquí no vale engañar a nadie, ni a los demás ni a nosotros mismos, si es el señuelo pues que el señuelo sea y lo dejamos así. Total no sería la primera vez que me toque pasar por memo, ni la última por lo que sepa. Pero vamos a dar un poco más de forma a la pregunta porque en el fondo no es tan diabólica, al revés, si rascamos la superficie tiene un sentido diferente.
Arranca entonces un nuevo aburridísimo cuento del abuelo, lo digo por si alguien quisiera cambiar de páginas y volver a ver fotos de tías buenas en bikini. Resulta que en estos últimos meses he logrado la gran mayoría de mis capturas en agua salada con tres señuelos muy concretos: Piper y Superfinder de Molix y el Habano de Alle’s Lures. Dejamos por un momento de lado el hecho de que este servidor trabaja para la marca italiana y es amigo de Alessandro Massari (Alle’s Lures) y que usa esos señuelos más que otros, también es cierto que no son los únicos que Molix fabrique, ni que Ale con tanta paciencia construya.
Tampoco es cierto que solo capture peces con ellos, pero una vez que ato al bajo cualquiera de los tres hago cada lance esperando la picada que normalmente ocurre. Ahora el problema es entenderé si hubo antes el huevo o la gallina, que todavía levanta grescas. Tenemos tres posibles casos:
A) Los señuelos son tan productivos que capturan solos.
B) La fe que pongo en ellos es tan crecida que hasta me persuado que son más efectivos y cuento cada picada por doble.
C) Les tengo confianza y sobre todos les he atinado el punto y consigo animarlos de una guisa que resulta muy cierta.
Como los más listos de vosotros habrán intuido, las respuestas A y B son un poco ridículas y personalmente creo que lo que realmente ocurre es que hay algunos artificiales con los que congenias más, y agencias hacer con ellos algo que se te escapa con otros. Esto carga con sus consecuencias, por lo tanto a mayor cantidad de capturas mayor confianza y así seguido, hasta que empiezas a dormir con ellos y apuñalas al menda que quiera quitarte uno de la caja.
El ejemplo más esclarecedor es el del Habano, un paseante que Alessandro había casi dejado de forjar y del que me dio un modelo azul de 100g que me llevé de viaje a Cuba. Con ese señuelo, que nunca cayó en la lid y que todavía conservo como oro en paño, pude con muchos bichos armados de dientes afilados y puntiagudos, y cuando se vino conmigo a pescar en otras comarcas pasó tres cuartos de lo mismo. Otra vez se lució hasta que el amigo acordó volver a fabricarlo y en cuatro medidas diferentes con la más pequeña que se ha ganado a pulso muchas Lubinas y otros depredadores domésticos. En el último viaje a Sudán Ale me trajo algunos colores nuevos que probé con ganas y ¿sabéis lo que pasó? Que pesqué muchísimo con el, pero sobre todo que una vez más fui el que más partido le sacó.
En fin, si nos pasamos buena parte de nuestra vida buscando el alma gemela, sin darnos cuenta hacemos lo mismo con los señuelos, con la diferencia que cuando dejas de usarlos no te exigen la casa, el coche, los niños…
Paso la pelota a esos ilustres contertulianos virtuales, por si a casa hubiese alguien que quisiera opinar sobre este nuevo e interesantísimo asunto J