En un momento de máximo pensamiento filosófico se me ha ocurrido reflexionar sobre la importancia que tiene un solo minuto en la vida de cualquier ser humano. Esperaba que se hiciera mi té y por ello estaba mirando al reloj, escrutando los segundos que pasaban hasta llegar a los dos minutos que necesitaba. Son unos míseros ciento ochenta segundos, una migaja en la duración de la vida de un homo sapiens y algo absolutamente insignificante en la del universo, sin embargo vitales y sumamente importantes porque es en un minuto o menos que pasan muchas de las cosas más importante de nuestra permanencia por este planeta. Dejemos por un momento de lado las cosas mala o feas, las que nunca queremos que pasen y miramos a las bonitas. El nacimiento de un hijo, encontrar un trabajo, tu equipo que marca un gol en el 90º o aquella picada que se ha hecho esperar todo el día.
Eso es, y siento ser tan simple y volver al tema de la pesca pero esta web va de eso, no pretende resolver los problemas del planeta, por lo menos no la mayoría de ellos :-). Recuerdo un viaje a Panamá de hace algunos años con mi amigo Oriol que no había conseguido tocar un Roosterfish y el último día estábamos juntos en el barco con Ivan y este le decía a Oriol: "Uri, hasta el rabo todo es toro ¡todavía nos quedan unos lances!". Seguimos pescando y ya entrados en el río para volver a David donde nos esperaban para llevarnos al aeropuerto quedaba una piedra para intentarlo. Yo tenía la cámara preparada y Oriol lanza un Surface Bull, pega su Roosterfish y lo saca. Tengo una preciosa secuencia de fotos de la fase final de la pelea, inclusive con saltos del animal, y un recuerdo indeleble de aquel día.
Hace unas semanas pescando con San Paquito, el jovencito que me aguanta y me saca de vez en cuando del asilo para llevarme a pescar por el Estrecho, tuvimos tiempo muy malo con mucho poniente y los peces escondidos. Apagamos el fuego con un poco de Nanofishing pero justo al final del último día de pesca, cuando la tormenta nos había dejado un poco de respiro y el sol ya estaba casi a remojo, Paquito quiso hacer una deriva en un nuevo y secretísimo lugar. Con el Piper puesto mi confianza hacía el milagro siempre sube, pero después de unos cuantos lances sin meneos el capitán ya estaba armando a la tripulación para que recogiera los bártulos y se preparara para el amarre. Este servidor se acordó del rabo del toro y siguió pescando arriesgándose a quedarse castigado sin Ribeira del Duero, y de repente un bicho intenta morrearse el sexy Piper y se queda enganchado. Otro Robalo de buen porte quiso homenajear a este italiano cansino e insistente. Otra vez todo cambia en un minuto, el último, como le pasa al Real Madrid ... 🙂
Colorín colorado este artículo también se ha acabado y la palabra va a aquellos que tengan historias parecidas que soltar, como siempre vuestros comentarios son muy bien recibidos. Ciao