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Creo que en este momento de mi mediana existencia, a punto de cambiar de código postal y entrar en el segundo medio siglo lo que realmente me hace tilín en la pesca es probar cosas diferentes. Esta es exactamente mi inquietud, lo que sigue alimentando la llama de la pasión de este deporte que voy practicando desde hace 40 años.

GT del Mar Rojo sacado con un Habano amarillo fosforito

Para hacer unos ejemplos prácticos, en un mar repleto de GTs me encuentro paseando por un bajío, con el agua a las rodillas lanzando vinilos a los Ballestas o meneando un popper largo como un dedo y disfrutando como un enano de picadas imposibles de aguantar. Me divierte la idea de coger un señuelo como el Habano, que el mismo autor había dejado un poco de lado, y aprender a sacarle todo el partido posible transformándolo en uno de los más efectivos que he usado en los últimos tiempos hasta convencer Alessandro a crear la serie completa. Asimismo, ya que por mi trabajo con Molix tengo que ir conociendo todos sus productos y descubrir el potencial en el mar, pude averiguar que el Piper, un artificial diseñado para otros menesteres, es absolutamente mortifero en agua salada llegando a ser el señuelo revelación para un pez que todos sabemos no ser demasiado agresivo, la dorada.

Si os fijáis el señuelo no tiene anzuelo en la cola y está enganchado a un assist montado en la anilla del morro

De la misma manera me divierte experimentar con cosas diferentes. El afán de sacar más peces que todos se acabó hace años y ahora puedo pescar en relax y permitirme el lujo de perder algún que otro bicho sin tener que tirarme de los pelos (que me quedan pocos). Así que voy haciendo montajes un poco absurdos, quitando los triples de los señuelos tropicales y montándo un assist en la anilla del morro y otro en la cola o jugando con unos wind on leaders con un empalme siempre más corto, como los últimos que he usado en Sudan con el nylon que entraba apenas 20 centímetros en el trenzado hueco.

A veces las "aguas vírgenes" están más cerca de lo que pensamos

También soy un coñazo de compañero de pesca porque siempre empujo a los que me llevan en su barco a probar sitios nuevos, salir de la rutina y buscar aguas vírgenes. Es justamente la palabra rutina que me deja perplejo, vivimos encarrilados en ella, en casa, en el trabajo, con la familia, y cuando salimos a pescar deberíamos de intentar por lo menos escaparnos de esa monotonía y buscar la diversión y posiblemente el éxito en esa poca aventura que nos dejan nuestras costas.

De todas maneras entiendo que mis inquietudes no tienen porque ser compartidas de la misma manera por todo el mundo, seguro que cada uno de vosotros tiene las suyas y a lo mejor se anima a compartirlas con todos los 5 seguidores de esta Web 🙂

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Atreverse con algo diferente en la pesca puede proporcionar resultados inexperadosFracasar es bastante normal en nuestra afición, pero creo que el fracaso tiene diferentes facetas y sobre todo lleva a distintas reacciones por parte del ser humano. Hay cristianos que asumen la derrota como parte del juego y pasan rápidamente página sin darle más importancia, otros que se dejan afectar mucho por un mal resultado y no paran de darle vueltas hasta que una nueva salida de pesca propone un nuevo reto.

Decía alguien: "No importa cuanta veces te caes, sino que son las veces que vuelves a levantarte las que cuentan". Si no fracasas nunca es porque no has intentando algo diferente, porque no te has arriesgado y si esto es cierto en los deportes, los negocios, y en general en la vida ¿lo es también para la pesca? Fracasamos porque no intentamos algo nuevo, o porque no había forma de que los peces picaran por la razón que sea?

Estoy bien seguro de que la pesca al depender del humor de unos bichos con escamas, con un cerebro como una nuez y un instinto muy desarrollado es harto complicada; si bien es cierto que en algunas ocasiones por cuanto te esfuerces no hay forma de que las cosas salgan bien, en otras a lo mejor hemos matado nuestra oportunidad por no intentar algo nuevo.

Tengo infinidad de ejemplos para contar que explicarían que probar caminos nuevos, por cuanto descabellados puedan parecer, a menudo trae resultados sorprendentes y estoy hablando justamente de la pesca, una afición que en lugar de simplificarse, con el tiempo se hace siempre más complicada. No os voy a aburrir con las historias del abuelo porque quiero que sobre todos habléis vosotros de vuestras experiencias, ya que creo que se trata de un tema que tiene mucho recurrido.

Hay un par de cosa que me gustaría saber y son las siguientes:

  • ¿Para solventar un día que pinta de pena os estrujáis el cerebro para intentar algo diferente, o os invade un sentimiento de resignación y volvéis a casa achacando el malo resultado al mero hecho de que los peces no quieren comer?
  • Si a pesar de muchos esfuerzos y aún probando cosas diferentes o totalmente nueva para vosotros el fracaso se confirma, que sensación lleváis de vuelta a casa: frustración, revancha, planificación para la próxima salida, optimismo, rabia?