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A ver nenes, que este servidor lleva una estación de amor con los Jerkbaits ¿y vosotros? Así es de sencilla y tremendamente directa la pregunta, ¿Cual es el señuelo de spinning que más os gusta usare en este preciso momento? Porque? Lo habéis descubierto hace poco o ha vuelto a salir del cajón de las cosas perdidas? hay un amigo que lo ha recomendado? Porque pesca más? Porque es más técnico? Porque es más fácil de usar? Porque no tenéis otro?

En fin, hay opciones suficientes para que os estrujéis un poco el cerebro y saquéis unos comentarios interesantes, están habilitados para poder recoger vuestras opiniones...

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Tenemos ya bastante radicales por el mundo que no nos hace falta ni uno más, o eso creo, por esta razón me gustaría volver por un momento a abrir el debate sobre la captura y suelta, un tema que dimos por zancado hace un tiempo y del que no se ha vuelto mucho a hablar. Hace ya muchos años me presentaba en los foros llevando el estandarte de la captura y suelta en el mar; recibía mi buena dosis de abucheos y tiraba p'alante, como si la cosa no fuera conmigo. Era un radical, o por lo menos actuaba como tal porque, a mi manera de ver las cosas, en ese momento hacía falta. La cultura de la captura y suelta no estaba ni desarrollada ni mucho menos presente en la mentalidad general, y pensaba que a lo mejor hacía falta subir un poco más el volumen, para que se me oyera mejor. Era una batalla que quería librar si o si, e intentaba poner semillas allí donde podía, con la ayuda de unos pocos cruzados, que apoyaban el "movimiento".

Casi quince años después las cosas han cambiado, muchos en algunos casos y poco o nada en otros. Dejamos de lado los que no solo no han querido cambiar el chip sino que todas las veces que han podido han vendido el pescado, superado los cupos máximos de captura y alardeado de su insuperable ignorancia y falta de civismo, para esta gente no hay nada que se pueda hacer. Vamos a lo bueno, a la botella media llena y nos centramos en todas esas personas que se han dejado atrás las escabechinas de la edad media y aquellos que desde sus comienzos, se han dedicado solo a la pesca con cebos artificiales y han devuelto el pescado al agua con cuidado.

También aquí hay algún que otro radical, conozco algunos que ya no se atreven a matar ni una mosca, y que cuando se le muere un pez casi le hacen un funeral y se ponen de luto. Tampoco es así y os cuento porque pienso que hay que moderarse. Mi frustración más grande, teniendo en casa dos fieras que adoran el pescado y que por lo menos tres veces por semana lo piden a gritos, es que nunca lo que pueda preparar en la sartén o en el horno es de mi cosecha. Creo que hay pocas cosas tan bonitas como compartir con tu familia o con unos amigos en una buena cena, algo que tu mismo hayas engañado, peleado, capturado y hasta limpiado y cocinado. Osea, lo que por vivir tan lejos del mar, nunca he podido hacer. Esto significa que si un día tienes la suerte de pescar ocho Llampugas, que devuelvas siete y te quedes con una para la cena, no tienes porque sentirte culpable o que de alguna manera estás afectando al medio marino o desequilibrando el ecosistema. Simplemente has actuado como tus ancestros, pescadores o recolectores, que vivían de lo que eran capaces de atrapar o cultivar con sus callosas manos.

Dicho esto, sigo disparando a ráfaga contra los esquilmadores que nada dejan con vida con la escusa de que si hay que hacer un favor al vecino, a un amigo o al portero, y que matan todo lo que sube a bordo, como si mañana se acabara el mundo o el arcón no estuviese al 100%, que por esto me ha costado 500 pavos. Llevarse algo para la cena=bien. Llevarse todo para la vana gloria=mal. No busquemos escusas, no nos hace falta matar todo por compromisos con terceros, son mezquinas escusas que se caen por su mismo peso; esta gente mata todo para dar de comer a su ego y su egoísmo, y luego se queja que ya la pesca no es como antaño...

Si este tema os parece interesante podéis expresar vuestra opinión poniendo un comentario, que para este post están habilitados

La verdad es que hasta hace casi un añito, las Barracudas de casa nuestra me dejaban un poco frío. En mi aguado cerebro navegaba ofuscado el recuerdo de un pez muy soso de pescar, que peleaba poco y encima era difícil de engañar con un señuelo. En Septiembre del 2010, durante una sesión endemoniada en el Estrecho me volví a topar con ellos, y mira tu por donde, los animalitos me hicieron sudar las siete camisas antes de poderles fotografiar. "Cosas del Estrecho" pensé en mis adentros, allí la corriente es muy fuerte, que si las mareas, que si el agua más fría, en fin una pelicula para mi solito, como intentando convencerme que al final no era para tanto...pero la mosca ya estaba detrás la oreja.

Este otoño, embarcado con mi respetadísimo skipper catalán, me los volví a encontrar por el camino, inesperados, pero bien recibidos. El primero entró al Habano, pero lo gracioso no fue que intentara zampárselo mientras lo movía de aquella manera tan sexy, sino que se abalanzó sobre el pobrecito cuando lo tenía parado, y a pocos metros del barco: casi me da un infarto. En el mismo día entraron más, y todos seguían el mismo patrón: parada en seco, poca lucha o nadando hacía el barco y una vez cerca una lucha a muerte con caña doblada y freno chirriando como una cotorra en celo.

¡Vaya! Al final me ha tocado hacer la paz y pedir disculpa al sindicato de Barracudas & Espetones, ahora cuando voy a los sitios pregunto:¿Hay Barracudas?