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He visto este vídeo y me ha inspirado para razonar un poco sobre las artes que podrían permitir una pesca sostenible. Digo podrían quizás por ignorancia, por no saber con exactitud el impacto que una pesca tan antigua como la de la almadraba pueda tener en la población del Atún, un pez que no se encuentra exactamente en su mejor momento. Si me pongo a analizar el tema afloran varios elementos contradictorios que me dificultan el poder llegar a sacar una conclusión clara, una posición tajante y bien definida, vamos a verlo.

En primer lugar esta técnica de pesca parece tener ancestros en la época romana, cuando ya se practicaba en el Mediterráneo. Esto le concedería un punto a favor, por lo menos por el peso cultural y tradicional que tiene para las poblaciones ribereñas del Mare Nostrum y el Atlántico del Estrecho.

Se trata de un arte cuya eficacia no es tan exacta como la de un cerco, y tampoco tiene el efecto ráfaga de un palangre que por cuanto esté enfocado a una especie mata muchas más indeseadas o protegidas: otro punto a su favor.

Da trabajo a un gran número de personas, unas cien contra la docena que trabaja en un barco de cerco. Un puntito más.

Es muy selectiva, por lo tanto se dirige a peces de grandes dimensiones que ya han cumplido varias veces con su tarea reproductora. Le damos un punto porque parece una ventaja, pero más adelante veremos que por las mismas razones ese punto se lo quitamos.

Es local, limitada en cuanto a las zonas donde se puede colocar la trampa y en número de almadrabas presentes y es fija, si los atunes no pasan por esa zona la almadraba se queda vacía. Punto a su favor.

Mi gran problema con este arte está relacionado con el hecho que en su momento detectamos como positivo y que sin embargo al mismo tiempo tiene una connotación negativa. Captura atunes de gran tamaño, potencialmente reproductores fenomenales que pueden soltar millones de huevas y sobre todo una heredad genética de gran valor, justamente por haber vivido por mucho tiempo y haber sobrevivido a los infinitos peligros que presenta crecer y vivir en el mar. Pero el problema aún mayor es que los captura en entrada al Mediterráneo, cuando las hembras preñadas todavía no han soltado su valiosa carga.

Bajo mi humilde y probablemente equivocado punto de vista, la almadraba se convertiría en el arte perfecto si se pudiese limitar a la captura de los Atunes que bajan de sus zonas de puesta y vuelven por sus rutas de entrada hasta salir del Mediterráneo ¿pero esto tiene sentido? Es viable? Seguiría proporcionando capturas o durante el trayecto de vuelta las capturas disminuyen?

Se que muchos de vosotros saben de este tema y podrán aportar informaciones significativa e incluso ayuda de amigos biólogos que conocen de cerca la realidad de este sistema de pesca con tres mil años de historia.

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Tengo un recuerdo muy vivo de la primera picada a un señuelo artificial, tenía unos 10 o 11 años y estaba en Toscana pescando Truchas Arco Iris en un pequeño pantano repoblado donde se pagaba para pescar. En aquellos tiempos mi máxima diversión era pescar en lugares de este tipo, o bien Truchas o Carpas con maíz, con boya o a fondo. Resulta que un día en alguna tienda local había comprado una pequeña cucharilla y no tenía la menor idea de como utilizarla, por lo tanto en una de mis tardes aventureras decidí atarla justo donde debería de haber estado un anzuelo con una lombriz: debajo de plomo y boya...  Sin saber lo que estaba haciendo lancé en el medio del estanque y de pura casualidad me puse a recoger ya que imaginaba que aquella palita cromada que giraba alrededor de un eje debía moverse para que todo el arretranco tuviese algún significado. Por mi mayor sorpresa y asombro tuve una picada y se armó la de San Quintín porque el animal que decidió gastar calorías para atacar un cacho metal resultó ser, según cuenta la leyenda, muy cabreado y de tamaño importante. De repente, un enano rubio y probablemente con pantalón corto se había quedado totalmente paralizado, aguantando la caña como podía y pidiendo ayuda a ser humano o divino que quisiese escucharle. En realidad había muchos señores pescando en ese mismo paraíso natural y todos me decían algo, que en aquel momento era para mi imposible de comprender sobre todo porque desconocía las palabras que más utilizaban "Apri la frizione!" que traducido al castellano es "¡Afloja el freno!" ¿El freno, eso que es lo que es? En fin, en el mismo instante en el que la súper trucha partió el hilo entendí que aquel pomo que estaba encima de la bobina tenía otra función además de desenroscarse para sacar la dichosa del cuerpo del carrete. Esa trucha de alguna manera me había abierto un nuevo horizonte que al cabo del tiempo se transformó en una afición, obsesión y finalmente en un trabajo.

Me pongo ahora a pensar en las razones que me hicieron cambiar la agradable espera del sonido de la campanilla de la caña que me avisaba que había picado algo, por un cantidad industrial de trastos que nadan, vibran, giran, salpican y que se enganchan por todos lados. Diría que entonces fue justamente el dinamismo de la pesca a spinning que me motivó, con pocos años recurridos y muchos por recorrer lo de esperar a la picada sentado en una tumbona puede resultar algo estático y si me apuras, aburrido. Seguro que me dejé seducir por aquellas cañitas cortas y manejables, carretes ligeros y el mero hecho de poder pasear ríos y pantanos con un chaleco y una caja de señuelos en el bolsillo. Me pareció intrigante el hecho de tener que buscarme la vida para poder engañar un pez con un cacharro de madera o plástico, sin olores ni chicha y a veces harto distante de lo que pudiera parecerse a un ser vivo, probable parte de la dieta de un depredador. Lo de moverse, paseando duro, y machacando orillas y campos tenía cantidad de encanto, un deporte al fin y al cabo pero iba más allá del simple movimiento. Cada paso me llevaba a un nuevo lugar, descubriendo reculas de pantanos, curvas y rápidos de ríos aparentemente mansos, y en edad más avanzada orillas repletas de rocas volcánicas, ensenadas cubiertas de espuma hasta llegar a entender como podría ser el fondo con solo mirar la ortografía de la costa. Así aguza uno los sentidos, y sin duda crece ambos como pescador y persona porque no para de ver cosas nuevas y aprender. En el fondo este tipo de pesca que tanto nos gusta, según se practique, proporciona un gran sentido de la libertad, nos deja ágiles y livianos en comparación con otras modalidades y nos empuja a trabajar duro, pero un trabajo de los buenos así como el cansancio que conlleva. Hay un esfuerzo físico que no se puede dejar de tener en cuenta, pero no hay nada mejor que llegar al coche o a puerto agotados después de un palizón de un día de pesca, de cualquier manera haya salido. Otro elemento que me cautiva es la precisión, algo que no se limita al lance sino a toda una serie de acciones que llevamos a cabo automáticamente y que sin embargo a veces no cuidamos con la debida atención y fracasamos en nuestro intento.

En fin, más podría escribir ya que el tema me apasiona, pero creo que ha llegado el momento de dejar la palabra a vosotros para que comentéis las razones por las que estáis pescando solo con señuelos artificiales, y también, ya que somos unos curiosos, con que técnica de pesca habéis empezado y como ha sido la transición al spinning, jigging o lo que practiquéis. Como siempre gracias por la colaboración.

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Hace un par de días se me ocurrió la malograda idea de echar un vistazo al material de pesca por si conseguía hacer una limpieza o poner un poco de orden, algo que normalmente se me hace bastante cuesta arriba, en fin, lo odio. Empiezo a abrir las puertas del armario donde tengo los señuelos, las de los carretes, el rack de las cañas, el armario de la ropa, las cajas donde hay más señuelo, las mochilas y bolsas, los cajones de los hilos, la estantería de pinzas, anzuelos, bajos, accesorios ... En escasos doce metros cuadrados un entero almacén de pesca se está apoderando de mi espacio vital, comiéndome oxigeno, aire, centímetros y provocando los siempre menos sutiles comentarios de la parienta.

En todo esto no he tenido valor de avanzar con mis buenos propósitos y he vuelto a cerrar todo y dejarlo así como estaba, seguro de que un día algún nomo bondadoso se llevará sin que yo me entere todo señuelo que no utilice o artilugio cuyo fin único es acumular polvo. Evidentemente ni se me ha pasado por la cabeza lo de hacer inventario de existencias ya que con estas edades se estresa uno fácilmente, así que no tengo la menor idea de lo que se pueda esconder en cada rincón de mi cuarto. Pero se que si es cierto que el desorden cósmico reina a sus anchas en mi universo, no va a ser así para el resto de la humanidad, que seguro cuenta con personas normales que cuidan de sus cosas y algunos muy dotados en cuanto a materia gris, hasta consiguen catalogarlo según un orden matemático, alfabético e infalible.

Si algún privilegiado ser vive por aquí que de un paso adelante y suelte el gran libro excel de la pesca y cuente sus pertenencias de pesca, bien para levantar envidia, pena o admiración. No hace falta poner marcas y nombres, con decir tengo cinco cañas y un carrete cada una y doscientos señuelos nos vale, ya sabes somos cotilla pero sin morbo 🙂 Y para los demás que comparten conmigo la adoración para el caos, que también nos cuenten cosas, aún sea por no quedarme solo en mi triste túnel obscuro 😆