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Como ser felices sin sacar peces
El otro domingo tenía un plan de lucios bastante interesante pero se trataba de pescarlos en pantano, una fórmula que me deja bastante frío, mis experiencias en este tipo de pesca no me resultaron muy interesantes por aquello de estar lanzando "piedras" sin poder buscar escondites, troncos, algas y zonas donde por lo menos haya que apuntar, para que la pesca resulte algo más amena, sobre todos si no hay picadas.
El día antes, el sábado, me aventuré a probar que tal se daban los barbos comunes en el Atazar, un pantano cerca de Madrid, famoso por la cantidad que alberga y al mismo tiempo por lo complicado que es engañarlos. Quería ver si tenían ganas de pegarle un bocado a un vinilo, nunca se sabe. Comenté por encima en la página de Facebook como había ido la tarde y que uno se abalanzó sobre el señuelo pero fallé la clavada. Un indicio para mi más que prometedor.
En ese mismo instante entendí que aquello era lo que me molaba más y que el plan de los lucios saltaba. Llamé al desgraciado que me metió el gusanillo de la pesca a spinning a los ciprinidos y que me quería llevar a por los esocidos, y le confesé que prefería intentar un día de barbos imposibles en lugar de unos lucios posibles. Se rió de mi y de mi inocencia y me deseó buena suerte.
El día siguiente, sin madrugar ni mucho menos, lleno de ilusión y esperanzas volví a por los bigotudos acompañado por un tiempo inmejorable, mi camel lleno, un melocotón , una barrita de cereales, una de chocolate y un rico bocata de mortadella italiana. Al poco de empezar diviso dos barbos en una playita, les meto el Sator Worm a distancia de seguridad y poco a poco se lo arrastro delante del hocico. Uno se interesa pero en cuanto se acerca huye como alma que lleva el diablo. Y yo sigo.
Aparece otro Lucio orillado, esta vez más pequeño del que había visto el día anterior, y pasa exactamente lo mismo, rechaza cualquier ofrecimiento. En un momento dato le veo arrimar el morro a la superficie y comerse una hormiga de alas o algo parecido, y me quedo plasmado: "¿qué le pasa a esos bichos?". Sigo en mi tarea y no hay barbo que se interese de nuevo al vinilo. Se les ve subir a la superficie para comer insectos y lo hacen con ganas y agresividad pero hay muy pocos que surcan las orillas mirando hacia abajo, mi tarea se presenta harto complicada.
Pero es un día fantástico, encuentro el tiempo de sentarme a comer mi bocata, disfrutar del sol que sigue calentando el ambiente a pesar del viento que se ha levantado, y seguir paseando descubriendo zonas del pantano que desconocía. Finalmente, al llegar la hora de la vuelta empiezo a retornar sobre mis pasos y sin tocar barbo, finalmente vuelvo a meterme en el coche y en la N1 de marcha para casa con un pelín de atasco.
Esta es la historia de un bolo grande como una catedral y de un pescador feliz, una combinación que podría resultar poco creíble y que sin embargo muchos de los que leen mis delirios sabrán comprender. Es posible que yo sea algo maniático o que me mueva un poco por impulsos pero desde que he descubierto que en las aguas interiores hay algunos peces que se dejan pescar a vista mi vida, como pescador, ha cambiado bastante. Mi diversión en este momento pasa por ver el bicho, colocarle el señuelo con la máxima precisión posible y disfrutar de la picada en su totalidad. Bajo mi modesto punto de vista es la pesca más bonita del mundo, envidiaba mucho las capturas que hacían amigos mosqueros hasta que he descubierto que con una cabecita plomada y un pequeño vinilo puedo hacer exactamente lo mismo.
Ahora llega el frío y las orillas de quedan desiertas, habrá que cambiar de tercios hasta marzo o abril, para luego volver a pescar las flats ibéricas, eso es, en dos dedos de agua donde nadan bichos con bigotes y mucha mala leche. Feliz, así de sencillo.
Maldivas en punta de pies
He vuelto de Maldivas con unos recuerdos totalmente novedosos para mi, mucha lluvia, viento, pesca a fases alternas y mucho tráfico por los atolones, algo que nunca me había pasado en los siete viajes anteriores y que, supongo, antes o después tenía que ocurrir. Hemos empezado con unos días espectaculares, calma chicha y sol pero poca pesca, según nos acercábamos a la luna llena la pesca iba mejorando proporcionalmente al tiempo que se hacía cada día más feo.
Los últimos tres días, en un mar que más bien podría haber recordado el Atlántico norte en un momento de malhumor, ha habido muchas picadas sin peces de tamaño espectacular, a parte un buen GT que estimamos unos 25kg. Lo curioso es que los animalitos parecía ignorar los señuelos de toda la vida, para enfadarse mucho con pequeños stickbaits u paseantes dejando nadar con tranquilidad los grandes poppers. Sinónimo de una actividad muy selectiva, y de que también en el trópico hay que aguzar el ingenio para sacar las castañas del fuego.
Desde luego no era echar y sacar un pez, y la diferencia en experiencia entre los participantes se ha notado, aún más con esa mar que dificultaba bastante la estabilidad, los lances y la gestión de las peleas. Tampoco era de lo más agradable estar lanzando bajo una lluvia incesante; agua para abajo, agua para arriba y los reumas frotándose las manos... Servidor, en este maremagnum de extraños sucesos se dedicó a la pesca ligera y al parecer no podía haber elegido mejor ocasión.
Tenía dos planes, el primero pescar el arrecife con una caña de potencia mediana, cual la Major Craft Offblow OB77PG (80g de potencia máxima) acoplada a un Saltiga 4500H y trenza de 50 libras, y luego los bajíos con una Sage de 20g y una trenza de 10lb en busca de las criaturas que cazan en un palmo de agua. También quería poner a dura proba material de Molix que ni por asomo está diseñado por tales menesteres, y ver que tal iba a aguantar el (nunca mejor dicho) chaparrón.
La Offblow se ha portado de maravilla, ahora que la tengo en mi cañero justo detrás de mi mesa la miro maravillado por lo que ha podido aguantar: malos tratos y brutalidades de las buenas (malas). Además mi amiga Eva estuvo trabajando con la OB710LC, un pelín más potente y acoplada con un Stella 10000 nuevo y trenza de 65lb y estaba encantada, un equipo estupendo para quien no tenga ambiciones de sacar el monstruo de los abismos (y tampoco estoy seguro de que no pueda con ello) y quiera disfrutar más de la dura jornada de pesca.
Con mi antigua Sage, que lleva 22 años con este servidor he disfrutado como un niño chico sacando peces de coloretes en las someras aguas Maldivianas, con cortas e intensas peleas con Meros, Emperors, Ballestas y Pargos del tamaño de una zapatilla (o menos) y una agresividad y fuerza sorprendente. Una pesca que recomiendo a todo el mundo y que yo, por razones desconocidas he probado solo en el octavo viaje al archipiélago. Bastante harto de GT me entusiasma la picada de un red Snapper o un Mero, para no hablar de Wahoo o un Vela.
Lo de masacrar los señuelos de Molix ha sido un fracaso completo, no lo he conseguido... Esperaba ver el Brigante Explotar a la primera carrera de un depredador entrado en carne, el Proteus salir agujereado después del primer mordisco de una barracuda o el Super Finder partido por la mitad pero nada de esto ha ocurrido. He empezado usándolos con anillas y anzuelos originales y he conseguido sacar GT, Pargos y Bluefin Trevally pero los triples, diseñados para otras criaturas iban cediendo, aún con los SJ46 de Owner puestos la situación tampoco cambiaba mucho, y me encontraba otra vez con los anzuelos abiertos.
Ningún problema con las anillas, ni las originales que no he cambiado en ningún momento, otra demostración de robusteza de las Hyper Split Rings, que ya han sustituido Owner y Duel en mi arsenal. En la pesca ligera se partían los triples más por torpeza del marinero que por la fuerza de los bichos, y si alguna se deformaba era más por la fuerza que tienen en las mandíbulas que por la tracción, pero es cierto que pescaba con línea de 10 libras y el freno blandito.
El Proteus 130 ha sido seguramente protagonista de muchas de las picadas que he tenido, sacando peces cuando ningún otro señuelo mantenía tanta regularidad. Muy buenos resultados los del Brigante, que solo he podido usar en los días de buen tiempo porque en los de mucho viento no lograba sacarle mucha distancia en los lances. También ha pescado el Super Finde Jerk, pero no ha brillado como los otros dos artificiales, algo curioso por las circunstancias que favorecían señuelos de tamaño mediano, pero creo que el cuerpo demasiado esbelto y el tipo de natación que brinda resultados maravillosos en nuestras aguas, allí no acaba de cuajar.
Para los bichitos ha triunfado el Piper, ¡como no!, el Shamann, el Punitor y el Sligozzo montado con un anzuelo Tswimbait weighted de OMTDpero los ballestas asesinaban todas las colas de los vinilos y por esto me decanté por cebos duros. Otro artificial que ha funcionado muy bien en todos los tamaños que llevábamos, ha sido el Tropical Jerk della Real Winner. A jigging he usado ambos el Jugolo vertical y el Theos, con buenos resultados pero la pesca en vertical no ha sido muy interesante, hasta el punto que en algún momento he dejado la Lamiglas de 60lb en favor de la Sage con un Jugolo Casting de 40g y me he divertido haciendo un jigging súper ligero, a veces con consecuencias traumáticas 🙂