Reports de pesca en España

No fuimos a por ellos, fueron ellos que vinieron a por nosotros, y se toparon con el justiciero del Delta. En pocos metros de agua, a pocas millas de la costa y con caras de pocos amigos, se levantaron los rojos, entre un soplido de Levante y un atardecer ensombrecido por unos nubarrones del trece. El que pegó el señuelo del Maño tenía mala uva, con un piercing en el labio y la aleta a lo mohicano mordió y sin disculparse ni nada, salió corriendo hacía el siguiente código postal, pobrecito de el. Después de los dos primeros arranques se encontró con dolor de cuello y las pulsaciones de un colibrí;el amigo que tenía la caña en la mano había puesto las reducidas y engranado la marcha atrás, ya la correa no estaba tan larga, pero si apretada. Al ver el casco volvió a ponerse chulo, y dobló hombre y caña, pero fue como el canto del cisne, al minuto ya estaba de vuelta con la boca abierta.

Se le esperaba a babor, con el lazo prieto, listo para agarrarle de la cola pero se dejó querer un rato más, la operación, hay que decirlo, no es de las más fáciles. Finalmente un tal Buffalo Bill pudo con el animal, y con la cola fuera del agua, se quedó allí respirando a la espera de aclarar la bañera para las fotos de rito. Subió a bordo sin rechistar, sabía que había allí un ambiente amigable de gente respetuosa de las leyes de los humanos y que le iban a soltar enseguida, y así fue con gran frustración del fotógrafo; en 30 segundos se despachó la sesión y el torpedo volvió al agua. Le echamos unos 30/40 kilitos, cinco para arriba, cinco para abajo, el año que viene hará un mogollón de atuncitos...aaaahhhhhh, que historia más entrañable y que maravilla el regreso de los Atunes en el Mediterráneo!

Ya se que esta en principio es una Web de pesca en agua salada pero amigos, el mar sigo teniéndolo muy lejos y de vez en cuando me apetece darme una escapada en tierra Zamorana, a pasear señuelos en mis ríos favoritos. Esta vez tenía  ami entera disposición un día y medio, pernotando en un hotel de la zona, a mi bola, con mis horarios, y muchas horas para corretear ríos.

Lucios, solo Lucios y exclusivamente Lucios. Mi dulce (por el agua) pasión, unos torpedos agresivo y lunáticos, ahora en gran forma y con un hambre bestial, y al minuto apáticos y probablemente hasta antipáticos. Sin embargo sabía que los iba a encontrar activos; un frente acompañado por su correspondiente baja presión los había puesto en acción y el sábado por la tarde pude comprobar que no se iban con tonterías. El primero entra el tercer lance, falla el Supernato y le encasqueto un Brigante de 16cm que engulle a la primera. Lucha cortita por aquello de pescar con una caña para Big Baits, y el ritual de las fotos. La tarde sigue con un ritmo parecido hasta llegar a la última zona vadeable donde hay un festín. Cinco o seis picadas seguidas y al hotel, que es tarde, estoy empapado de sudor y con una sed y hambre descomunal.

El domingo, hablando mal y claro, la cago. Empiezo por un tramo del río que normalmente ofrece muchas posibilidades en superficie y que solo ofreció dos Lucios con el Proteus 130, pero uno de ellos más que decente. Cambio y acabo en otro río con poca agua y muy estancada. Busco otro tramo y se abre el cielo empezando a descargar por un tubo (cubo, quería decir cubo...gigante); coche pequeño, senderos de barro...mal asunto, nos vamos de aquí. Finalmente llego donde debería de haber llegado hora antes y me encuentro, a lo mejor por primera vez, gente pescando, además con barquita, cosa que en esas aguas está prohibida. Que haya paz, bajo igual y empiezo a lanzar donde supongo que no habrán llegado con la barca. El primer llega entra en 20 centímetros de agua, lo fallo y sigo...fallando. Más o menso por toda la tarde, consiguiendo pegar por lo menos seis o siete Lucios y pelear solamente uno. Toutatis (Asterix ¿os acordáis?) finalmente se enfada y comienza a soltar rayos y truenos; ha llegado la hora de decir adiós a mis chicos y meterme en el atasco de vuelta. Thank you very much.

Nota del autor: las fotos no son muy buenas, les he hecho con una Olympus sumergible del año de la pera y la pobre no da más de si. He utilizado pocos señuelos, quería probar algo de material de Molix de mar y novedades de agua dulce como el Supernato, absolutamente genial como movimiento y prestaciones, Brigante que ha sacado el primer Lucio del finde y engañado unos cuantos más, el Water Slash, un buen spinnerbaits con el que he sacado por lo menos tres bichos y el Proteus, que ha engañado al Lucio de mayor tamaño. En las zonas de algas en superficie, como siempre el Weed Demon de Snag Proof

Le digo a Andrea: "Amigo, no se si con ese bajo de línea de 130lb sacarás algo en aguas tan claras ¡los bichos aquí están muy despabilados!" Al final del día me había metido un dos a cero y me miraba con  sonrisa de niño travieso. ¡A callar Nicola, que no das ni una! En fin, un Sábado muy agradable a bordo del Cata de 14,5m de Charter Columbretes con Sergio Nundina y Juan Vicente Lloret como patrones de lujo, y un puñado de amigos y familiares muy envenenados con la pesca.

El "deus ex machina" del evento mi amigo Javier y su mujer Eva, que habían reunido a Andrea, un amigo italiano y su familia, y servidor con sus mujeres: madre e hija. Como invitados de lujo no tuvimos que preocuparnos de nada, solo llegar y meter los jigs a remojo. De vez en cuando una visita en la cabina para degustar algunos de los abundantes manjares, y una siestecita en proa, cuando el tiempo y el sol dejaban.

La luna llena, se sabe, regala grandes capturas o tremendos bolos y en nuestro caso, probablemente gracias a la maña de los skippers, logramos evitar el baño de humildad. Algún que otro pez salió, no lo que se esperaba pero tampoco lo que se temía;  variedad sobre todo, con Sama, Mero, Chopas (con carnada), Gallineta, Serranos y Bacoreta. Jigging e Inchikú las técnicas más cotizadas pero como decíamos, la abundancia de las Chopas, deliciosa en la cazuela, hizo que se bajaran un par de cañas con sardina.

Estuvimos pescando la zona que colinda el parque de Columbretes, donde está permitida la pesca, y la influencia positiva de la reserva se hace notar ya que hay presencia de depredadores a lo largo de la temporada, que evidentemente salen del perímetro del parque en busca de comida. Peinamos todas la piedras posibles e imaginables, y además de las 9 o 10 piezas que pudimos sacar, hubo alguna que otra picada fallida que animaron el día. Mis recuerdos de Columbretes eran algo diferentes, de hecho hace algunos años cuando todavía había algún barco con el permiso para pescar dentro de la reserva, pude hacer una pesca espectacular, sin embargo me ha quedado clara la importancia de poder contar con un criadero de semejante tamaño.

Por cuanto nos pueda molestar el hecho de no poder pescar la zona del parque, debemos de ser conscientes que es un gran pulmón para la fauna marina, que les permite vivir y reproducirse sin acoso alguno, llegar a grandes tamaños, y finalmente generar vida y pesca para las zonas cercanas. Lamentablemente el genero humano desconoce los límites, la conservación y el respeto de tallas y cupos, por lo tanto la única manera de que los respete es de prohibirle algo por completo, y mantener un control muy exhaustivo. A estas alturas me decantaría para que en el Mediterráneo hubiese más reservas marinas, pero no las de pacotilla donde solo pueden pescar los profesionales, sin duda los mayores responsables de la situación el que verte nuestro mar, sino las integrales, donde los bichos puedan encontrar algo de paz y con alguna esperanza de llegar a viejos.

Si mis amigos de Castellón me dejan, no me importaría volver a pescar a Columbretes, con una condición, que sea Eva que se encarga de la comida ...