A Patrick Sébile desde luego le deberían de dar un premio por su creatividad. Ha sacado una línea entera de artificiales que en su mayoría se escapan de las copias a toda costa y suman conceptos originales por doquier. Que esto luego se traduzca en más eficacia, más capturas o mejor comerciabilidad lo dirá la gente y el tiempo lo validará, pero lo que está seguro es que al hombre no le escasea ni valor ni determinación.
Nos vimos en Valencia y charlamos un buen rato, luego le vi en Madrid pescando juntos una tarde. Me dejó una bolsa de material suyo para probar, y en el mogollón me llamó mucho la atención un jig que se llama Vibrato. Es, como no, un concepto bastante novedoso en cuanto este jig no se engancha al bajo de línea por la cabeza, sino por la chepa. ¡En medio vamos! El peso del señuelo obviamente está concentrado en la barriga, y le permite bajar en posición horizontal vibrando, y nadando en círculos. Una vez llegado al fondo, en lugar de trabajarlo como haríamos con cualquier jig expresamente diseñado para el vertical, lo movemos más bien como haríamos con un shad de vinilo, con pequeños tirones dejando que se levante del suelo y vuelva a caer, y sobre todo explotando al máximo su distribución del peso y diseño, que se traduce en vibraciones del cuerpo (que se notan en la caña) que sin duda son una de las claves del éxito del señuelo.
Me imagino a muchos trabajadores abismales del Estrecho con los ojos como platos, en aquellos días que la marea les da un respiro, este chisme podría ser un arma mortífera para los Pargos, las Samas, Meros y sin duda las Corvinas, que se pescan en menos profundidad.