Técnica . Spinning

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Hace unos días Jackson me ha enviado su nuevo catálogo y una muestra del nuevo Artist 180 Slim (todavía no disponible), una virguería de señuelo larguilucho y totalmente anoréxico. Me gusta, mejor dicho, me gustan por alguna extraña razón, de la que se me ocurren de vez en cuando, me dan mucha confianza estos señuelos tan finos. Más que los otros.

No existe una explicación racional para lo que acabo de afirmar, probablemente en natura hay más peces regordetes que delgados y la consecuencia debería de ser que señuelos más anchos y gruesos tengan más éxito. Y a lo mejor lo tienen, pero el diseño puede con mi lógica y me vendo por un plato de lentejas.  Así que llevo una semana con el Artist encima di mi mesa de trabajo y entre una paliza al teclado y otra lo cojo, le echo un vistazo, juego con los sonajeros y vuelvo e dejarle en paz por un rato. Desde que he empezado a trabajar con Molix el tema del diseño de los señuelos ha dejado una huella bien definida dentro de mi débil cabecita, y me gusta observar cómo se desarrollan los prototipos, desde que llega el primero hasta que sale el producto acabado, con todas las mejoras a las que está sujeto a lo largo del parto.

No es por nada que el Audace siga siendo uno de mis “slim” favoritos, un buen ejemplo de diseño arriesgado y novedoso, más innovador por ejemplo del  Tide Minnow Slim, señuelo excelente y bien bonito, pero de corte más tradicional. Leí por algún lado que este tipo de artificiales se crearon para aquellos momentos en que se mueven mucho los Lanzones, de silueta tan escuálida y riquísimo alimento para las golosas lobas del Atlántico. Me lo creo, no por nada el hombre es el animal más inteligente (aunque a veces no lo parezca) que pisa la tierra. Observa, analiza, estudia y finalmente se inventa algo para salirse con la suya y progresar. En la pesca mucho se ha avanzado desde que vieron la luz los primeros señuelos pero, si os fijáis un momento, el Rapala Original Floater tampoco se podía definir obeso, ¿era quizás el precursor de los “slim”?

¿Qué opinión os merece este tipo de señuelo? ¿Le encontráis alguna ventaja práctica a la hora de contar picadas y capturas o ni fu ni fa, en fin más de lo mismo? ¿Qué tipo de pez pasto ronda por vuestros lares y cuál sería el señuelo que más se le asemeja? Y finalmente me gustaría saber si las migraciones de los cardúmenes de carnada asumen importancia en cuanto entran en vuestra zona de operaciones, tanto que hay que adaptar el estilo de pesca y obviamente los señuelos a utilizar.

Os dejo con unas cuantas preguntas y la curiosidad de escuchar la palabra de los ribereños, siempre al loro sobre lo que pasa en su entorno. Gracias

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Freno carrete pesca

Me dice mi amigo:” ¿Por qué no escribes algo sobre los frenos? – “¿Brembo?” – contesto yo intentando eludir una tarea que se me cae encima como un macizo de granito. ¡Los frenos carretes pesca, italiano memo y senil! Vaya amigos que tengo, pues esta es una verdadera putada para un señor de cierta edad que odia las conversaciones técnicas más que un plato de espaguetis pasados de cocción. Bien, ya metido de lleno en este berenjenal me tiro a la piscina y sigo, total por la poca credibilidad que me queda...

En el crepúsculo  del popping tropical, se hablaba mucho del freno carrete pesca.

La realidad es que sigue siendo un argumento de gran moda porque todavía alimenta pasiones y desata fanatismos casi religiosos entre los aficionados, sobre todo los de Shimano, Daiwa, Penn, Accurate y las marcas más populares. Entonces los frenos se medían en medios centenares de libras. Que si el Saltiga tenía 60 libras y el Stella 50, o el Accurate llegaba a algo menos pero con más suavidad y todo el meneo eso insoportable. Iba yo repartiendo consejos iluminados a la gente, y más pioneros del popping soltaban la suya, todos raptados por aquel espíritu de compañerismo que animaba a los foros de pesca del cretáceo. Riadas de tonterías y alguna que otra verdad, me hace gracia y al mismo tiempo ternura acordarme de aquello. En esta fase delirante todo el mundo se creía que tener un carrete que aguantara 50 libras de freno era estrictamente necesario porque, en un momento dato, les iban a hacer falta todas, ni una onza menos.

Freno carrete pescaLa realidad ha puesto a muchos en su sitio ya que, raras veces un ser humano que no sea Hulk, Schwartzenneger o Popeye, podía con más de 18 o 20 libras de apretón, algunos inclusive agarrados por el bañador y con las piernas abrazando un palo de la barandilla. Pero vamos a lo que íbamos, los frenos que nos interesan para el día a día, la pesca de andar por casa o mejor dicho por península, Baleares y Canarias incluidas. Los carretes que usamos para nuestros menesteres son más pequeños, más ligeros y por supuesto menos potentes, vamos que con 8 libras de freno pescando a spinning vamos escopetados (a jigging el asunto es diferente). Pero claro, no son libras y kilos los que nos quitan el sueño sino como se reparte la tensión, con que suavidad.

Creo que en el 2013 muchos de los carretes de las mejores marcas ofrecían ya aquella suavidad que vamos buscando, desde luego no los he probado todos ni habrá alguien que se pueda jactar de ello, pero conozco mis Daiwa por ejemplo, y aún sin ser de altísima gama son muy suaves así como los Shimano y algún que otra máquina de marcas menos conocidas. Lo que hace falta, en números, es una bobina que desde el momento que arranque mantenga la misma tensión. Si la hemos regulado para que entregue 6lb de freno (o 3kg que no es lo mismo) esta debería de entregar 6lb desde el primer tirón, el momento más delicado y que a veces delata el mal carácter del juguete. Obviamente te esperas que las 6lb se mantengan todo el rato, para evitar aquellos saltos de tensión que podrían llevar a la rotura del hilo o la pérdida del pez.

freno carrete pesca¿Cómo regular el freno carrete pesca entonces, queremos medirlo mecánicamente?

Lo hice, hace ya algunos años, era en el trópico y me dio el punto pero para nuestra pesca diría que resulta prácticamente inútil, a menos de estar haciendo el figura con hilos de 2 libras. Personalmente, confío en el infalible instinto de aquel gran pescador que soy J y aguantando el trenzado con la mano izquierda (soy diestro) tiro del hilo regulando la bobina hasta que aquel calibre biológico que tengo insertado en la palma de mi arto biónico me dice “ya”. Entonces dejo de tirar y reinicio el chip para que no vuelva a aplicar esa misma medida en la siguiente regulación milimétrica que me encuentre a tener que llevar a cabo. Está todo automatizado, un injerto estilo Terminator que me hicieron en el Clínica Tecnológica de Daiwa y que aún tan perfecto tiene sus limitaciones en cuanto no me permite regular con análoga exactitud carretes de otras marcas, ya sabéis, pataletas de la industria.

regular el freno de un carrete de pescaHay “pirsonas” que regulan el freno una vez pasado el hilo por las anillas y finalmente tirando con la caña que va haciendo un arco, como ocurriría en un combate real, pero el injerto que tengo puesto es una versión 1.0 y no puedo actualizarlo porque incompatible con los siguientes, así que me he quedado en la manualidad más básica, que de todas maneras parece funcionar. Por cierto, la presión que establezco está relacionada con las especies que es más probable que me toque lidiar, me explico mejor. Si voy a por Anjovas o Bonitos quiero que el freno esté suficientemente apretado como para evitar que patine al momento de la clavada, perdería mucha potencia de penetración y probablemente se me soltaría el pez. Con las Lubinas este problema es mucho menor así como en el rockfishing, cuando estamos jugando con hilos tan finos. Vuelve a ser necesario controlarlo pescando a jigging, porque sabemos que en la mayoría de los casos vamos a clavar con mucho hilo fuera y abundancia de agua en el medio.

En fin, todo eso, como habéis podido comprobar, de técnico tiene lo justo. Son más bien cuentos chinos de un menda que hace muchas de las cosas relacionadas con la pesca de manera instintiva y sin estar viendo números y modas. Así, ingenuamente, me manejo yo con el pomo que está encima de la bobina. Tenemos un buen rollete de todas formas, no recuerdo haber roto muchos hilos en los últimos años.

Estaba echando un vistazo a algunos jigs para Black Bass en un catálogo de Molix y me he fijado en que uno de ellos tiene 16 combinaciones de colores entre cabeza y skirt. Entre ellas, hay 6 o 7 que si las miras sin fijarte demasiado parecen iguales. Asombroso el mundo del Black bass, que hace mucho tiempo abandoné, prematuramente añadiría. No es añoranza por el pez sino por lo técnico que llega a ser su pesca, y donde la técnica avanza corriendo, hay mucho que aprender.

En fin, dejémonos de bichos verdes con boca grande y a lo nuestro, de colores va el asunto; por lo trillado que esté el argumento siempre hay algo más que añadir. Me descubro adicto a algunos colores o mejor dicho, tonos, que me dan más confianza que otros, lo que no se con exactitud es porque he llegado a esta curiosa selección pero para esto va a hacer falta un profesional como la copa de un pino, o pasar directamente a la sala de espera del loquero. Saltemos entonces el proceso y lleguemos al grano, que luego os toca a vosotros.

Miscoloresfavoritosson: Blanco, si es posible tipo Albino o Ghost French Pearl, que son los dos que más me atizan. Un día un amigo americano, al preguntarle yo por los colores, me dijo:”You can’t go wrong with white” (Con el blanco nunca te equivocas), y esa frase que comentó con la mayor naturalidad del mundo, como si no hubiese lugar a duda de que yo y el resto del mundo pensáramos lo mismo, me impactó. Con el blanco me quedo. Sardina, plata con lomo negro, color lisa, en una palabra los colores que reproducen la librea de muchos tipos de pez pasto. Estos los uso bastante a menudo, sobre todo en aquellas situaciones ni fú ni fá, cuando tampoco se me ocurre nada mejor o cuando el agua no está por jugar de fantasía. Son como un traje clásico, nunca están fuera de lugar y normalmente suelen funcionar. No hace falta ser un genio para entender el éxito de este tipo de coloraciones, no me lo ha enseñado nadie ni falta hace, digamos que esto va con el ADN. Chartreuse y sus derivaciones. Los pongo y los quito, los quito y los pongo, no sé si me explico. Va a ser que no, pruebo otra vez. Los pongo en determinadas situaciones pero si no les saco partido rapidito vuelven al garaje y hasta luego Lucas. Ahora sí, cuando funcionan apaga y vámonos, no hay quien les supere.

Colores naturales que tiendan al marrón verdoso, posiblemente con cuerpo transparente (ghost). Me gustan. Me gustan bastante pero tampoco los uso mucho, para conocer el porque preguntar a mi psicoanalista, yo no tengo la menor idea. ¿Fluorescentes? En superficie a lo mejor. ¿Doraditos? Vamo’a vè, aquí tengo que confesar que poco los usaba hasta que probé el Piper oro/negro y se me abrió un nuevo horizonte. ¿He estado quizás perdiéndome algo? Solo hay una manera de comprobarlo, y se cual es. Probar más y dejarse de preguntas idiotas. Ya he matizado mi simpatía hacía los cuerpos ghost, pues reitero, y a pesar de tener pocos en mi caja me gustan bastante aunque los use menos de lo que me gustaría y no por falta de ganas sino por falta de modelos. Con los vinilos suelo usar mucho el blanco, el white shad (transparente con brillos), alburno y en general colores muy naturales tendientes más al blanco/gris que otra cosa. En superficie según me de el día, con esos sigo el instinto bestial.

Recapitulando, si tuviese que elegir tres colores serían: blanco, sardina o similares y un marrón-verdoso con cuerpo ghost. Ahora toca a vosotros, soltad los secretos nenes que no se puede estar todo el día chupando del bote...