Técnica – Jigging

El otro día un amigo me ha enviado un par de anzuelos de Varivas para probarlos. Pertenecen a la serie Seriola y ambos son del 8/0, el tamaño más grande en el que se fabrican.

Los dos anzuelo. La luz? Un pequeño "spot" como se merecen dos protagonistas de este calibre

El modelo dorado es el Seriola Out Hook, con la muerte del anzuelo por fuera en lugar que por dentro. Una solución que a mi aviso tiene una gran ventaja y una cierta desventaja. El lado positivo es que se enganchará menos al jig, en el caso de que el ancho del anzuelo y del señuelo sean parecidos o este último se más amplio. En contra veo poco sentido al tener la muerte para afuera cuando la presión se ejerce en el interior del mismo, cuando el pez está tirando. Es cierto que hay peces con labios y bocas muy carnosas donde el anzuelo se hinca muy bien, pero para ellos diría que también uno sin muerte funcionaría. El plateado es el Seriola Papa Style, que lleva el nombre de un jigger Japo bastante famoso. Personalmente me gusta un poco más por el acero aplastado a los lados (el Seriola Out Hook tiene el acero redondo) y una punta más cortadora. Pero, esta punta que tiende a cerrar hacía la pata no me entusiasma, pero es probable que sean manías mías. Simplemente una de las cosas que más me mosquea cuando estoy pescando a jigging es que el anzuelo se enganche al jig, y una punta así curvada hace que me parezca más propensa a ello.

Detallñe de las puntas, se puede apreciar la diferencia entre ellas. También es bastante evidente que la del anzuelo dorado está algo tocada, cosa que no había podido ver antes de metrlos debajo del objetivo macro

Algo que encuentro bastante curioso es la longitud de la pata de ambos modelos: comparado con el 13/0 de Fisherman son unos 2,5cm demás, que no es poco. Esto los hace poco usables con los jigs cortos, y de todas maneras recomienda un montaje con un cordaje reducido, aún cuando se utilicen con jigs largos. Hideyuki Kitamura es un gran promotor de estos anzuelos, de hecho creo que el diseño el modelo dorado (que también está disponible plateado) ha sido suyo, y cuando estuvimos en Panamá juntos eran los que llevaba y la verdad es que le funcionaron de cine.

Ahora solo toca montarlos y llevarlos de pesca para sacar el veredicto final. Dudo que vayan mal, simplemente habrá que acostumbrarse a ellos.

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Muy bien sabéis que teorías he desarrollado últimamente sobre colores, pinturas formas y tamaños de los jigs. En fin, más de desarrollar he retrocedido al principio, supuestamente detrás de la pizarra con los más asnos de la clase.

 Sin embargo, ejemplos que se repiten una y otra vez me hacen pensar que quizás realmente tenemos algo que sopesar. Por una vez tendremos que poner la marcha atrás y dar la vuelta a verdades quizás no tan certeras.

Pude fotografiar este jig justo antes de perderlo, desde luego no tiene muy buena pinta, sin embargo fue el que más pescó y ya estaba muy desgastado antes de empezar la semana

En mi último viaje al trópico, Andamán por exactitud, hemos pescado mucho a jigging. Ambientes diferentes, especies heterogéneas, profundidades y mareas desiguales. Cada uno ha trabajado con sus jigs favoritos, algunos con más otros con menos éxito. Servidor, que cada vez esto de las pruebas se lo toma más en serio, ha probado también varios y distintos arretrancos. Algunos para levantar el ánimo cuando las cosas iban mal, otros porque son los de toda la vida pero sobre todo unos pocos simplemente por el desafío de las leyes. Torcidos, medio rotos, mordisqueados, y sobre todo sin pintura. Sin un color que destacara sobre el gris plúmbeo que cubría ya el 95% del cuerpo. No obstante la supuesta inferioridad “mecánica”, he seguido concentrándome en la acción de pesca, en el movimiento del señuelo, y manteniendo alta mi fe. Lento, veloz, con la caña debajo del brazo, en el cinturón de combate, tirones muy largos, tirones repetidos, tironcitos muy rápidos, en fin, un poco de todo.

Decir que los bichos de las Andamán disfrutan corriendo detrás del artificial porque era así que más lograba engañar. Quizás sea cosa mía pero al ir lento, bandos de GT a parte, las demás especies parecían perder en agresividad cuando predominaban los “short jerks” estilo besuguito que huye. 

Al final, mis jigs cojos, sin pintura, sin ojos y sin nada mas que al alma de plomo, han dejado marca en unos cuanto animales del arrecife local, seduciéndoles y engañándoles hasta cuando otros a mi lado no estaban viendo actividad. 

En la tienda hay muchos jigs de diferente tipo y diferentes colores, ninguno es indispensable, ninguno es milagroso pero desde luego hay uno que pesca más que todos: el que tendremos más tiempo a remojo y que mejor se adapte a nuestra manera de jiggear.

Daiwa Speed Jig. Cuerpo entero

El otro día me llegó una caja de artilugios de parte de mi siempre generoso amigo Carles Jaenada de Daiwa, entre ellos un buen puñado de jigs. En este momento, Pesca Sport, el importador de Daiwa trae tres diferentes modelos el Saltiga Sacrifice en versión corta y larga y el Speed Jig, que es el que más me llamó la atención.

Daiwa Speed Jig. Medio cuerpo

Ese pesado de Mario, que bien conocéis por su blog y sus escritos en varias revistas, siempre me ha dato la lata (y ya aquí se podría acabar la frase y no habría ningún error) con los Speed Jigs, que traía desde Japón cuando todavía no estaban disponibles en España. Así cuando los vi en el catálogo me apresuré para hacerme con algunos para probar.

Aquí tengo unos cuantos, de todos los colores y de todos los pesos, solo me falta un poco de agua de mar, un canto o una piedra para tirarlos para abajo y ver cuanto les quieren los bichos. Por la forma que tienen, bastante afilada y con un aumento de grosos en la zona central, deberían de bajar bien y sin embargo mantener un movimiento muy atractivo. Los colores son clásicos, y con el blanco, sardina y rosa tenemos ya montada la triade ganadora. Son disponible sen 150, 200, 300 y 400g.