¿Qué hacemos cuando la pesca se hace más complicada de lo previsto? Algunos recogen y se van a tomar una cerveza, otros van dando palos de ciego y algunos, por lo de las canas, suerte o experiencia, salen del apuro aún teniendo que luchar como leones.
Una de las armas que tenemos a disposición para cambiar el resultado del marcador, una de las muchas diría, es la de rebajar el tamaño y peso de los señuelos y pescar digamos, "finesse". No es que se trate de un invento de un día sino de muchos pasados a tostarse el pellejo bajo el sol, situaciones en las cuales después de haber intentado lo imposible nos hemos finalmente decidido a sacar de la caja un artificial más liviano, y una vez puesto en una caña igualmente ligera, hemos dado la vuelta de tuerca a los eventos. Por más inri esto no solo pasa en aguas muy trilladas como las de la costas Española, sino que también cobra sentido en lugares como las playas de Gabón o los arrecifes de Madagascar, sitios en los que no es exactamente la presión de pesca lo que más preocupa y aún así hay veces en las que un artificial más pequeño levanta el monstruo.
La razón por la esto ocurre no me queda del todo clara, pero existe un mecanismo en los genes de los peces por el cual, de repente, un señuelo de tamaño demasiado grande se relaciona con algún tipo de alerta. Asimismo la pesca Finesse encuentra su mejor momento cuando los peces no están activos, bien durante los meses muy fríos como los más calurosos. En ambas situaciones extremas los depredadores se hacen más apáticos y dejan de perseguir grandes presas, por lo tanto a menudo esta técnica se acompaña a una velocidad de recuperación más baja de lo normal. Podéis encontrar mucha más literaturas sobre ello en artículos de pesca al Black Bass, un pez por el cual quizás se haya desarrollado y perfeccionado, pero ya que sois chicos listos habéis entendido por dónde van los tiros. La pesca Finesse se suele enfocar mucho a los vinilos y montajes como el split shot, carolina rig u otros, pero en nuestro caso, ya que de mar hablamos, la aplicamos igualmente a los señuelos duros.
En varias ocasiones en el Delta, un lugar que recibe una gran presión de pesca, mis amigos me invitan a usar señuelos de pequeño tamaño, y si es cierto que lo contrario puede llegar a ofrecerte sorpresas inesperadas, minnows, y paseantes pequeños brindan más picadas. Por lo curioso que pueda parecer, situaciones parecidas las hemos vivido en el Estrecho, donde la regla parece ser la de "Burro grande ande o no ande". Mi última visita en el territorio Paquito se vistió de alegría y capturas felices justamente por habernos atrevido a cambiar el tamaño de las muestras, rebajando todo lo que permitía el equipo, marea y viento, y así acosar a las reinas más sospechosas y recelosas. En concreto, pasar del Finder 150 al Finder 110 supuso la diferencia entre pescar cero o pescar bastante. En uno de los lugares queridos de mi súper guía ambos pusimos uno de los Finder Jerk, eligiendo yo el más pequeño. Una barracuda desganada, decidió morder uno de mis tres Finder 110 a dos metros de la barca, probablemente enfadad por una paradita provocativa, y en un santiamén cortó el hilo y se llevó el fetiche.
Al poco, cambiados de sitio empezó el festival de Lubinas, y todas sin excepciones entraron al Finder 110, a estas alturas ya de ambos, que lo teníamos puesto. Nuevo sitio nueva aventura y ahora le toca a un novato de 9,5cm el Propeller Jerkbait de Molix, que se lleva el gato al agua. El día siguiente se repite la historia, y con una marea más bien floja el Finder 110 vuelve a ser el protagonista, esta vez hasta de un doblete, con una hermosa pieza que finaliza el día. El tercer día seguimos en la misma tónica, pero en este caso no es el Finder 110 a meter la goleada sino un señuelo nuevo de Molix, el DM120 del que ya habéis visto las fotos. Este artificial, que teníamos en un color bastante horroroso como suele pasar con los prototipos, no solamente tiene una línea muy estilizada y delgada, sino que además nada de una manera diferente respeto a los jerkbaits tradicionales, con una acción más sinuosa y mucho menos nerviosa.
Si en el Mediterráneo un artificial de 11cm y 9,5 gramos de peso no se suele considerar Finesse, probablemente en el Atlántico lo sea, por lo menos si se pesca en aguas abiertas donde la corriente juega un papel muy importante y el viento no te permite lanzar donde y como te gustaría. Es muy probable que para trasladar esta experiencia a las aguas del Mare Nostrum deberíamos de estar hablando de utilizar artificiales de 7cm, cosa que hemos hecho muchas y repetidas veces, con el Punitor, el Piper y otros llaveros de comprobada eficacia. Simplemente se trata de adaptar el concepto a la circunstancia, ya sabéis, en el trópico un señuelo finesse es de 15cm 🙂