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Barbos Comizos y Virago de 4″, una historia de amor
No suelo ser muy cursi pero esta vez hacemos una excepción, hablamos de barbos Comizos y Virago de 4", una historia de amor.
El fin de semana pasado hubo otra de Barbos Comizos, casi todo el día del sábado y unas dos horas y pico del domingo, ya que había que volver pronto a Madrid.
Muy bonito lo del primer día y genial la mañana siguiente, con una gran cantidad de capturas en un lugar que explorábamos por primera vez y que tenía mayor variedad de lugares y zonas de pesca amén de ofrecer una mayor calidad en cuanto al tamaño de las piezas.
He empezado los dos días con el Punitor 85 en color Albino.
Sin lugar a dudas uno de los paseantes de pequeño tamaño más efectivos que conozca, pesques lo que pesques. Ataques escalofriante, persecuciones de infarto y, picadas fallida, en fin un cocktail de emociones que quitaba el hipo, o el sueño, por aquello del haber dormido poco la noche anterior. Mis amigos habían encontrado las armas perfectas en el Piper, ambos pescando con el color Occhiata y el Silver Bait, que ya sabemos lo efectivos que son. De hecho dos de los tres peces más grandes salieron con el Piper, inclusive un Barbo realmente muy grande que se soltó a mitad del combate.
Debido a mi insaciable curiosidad y decidido a perfeccionar la pesca con vinilos al rato volví a montar la Virago de 4"
Bendito sea el que la inventó - pero esta vez en lugar de acoplarla con la T-Genius la monté con un anzuelo de OMTD T-Swimbait Weighted. La vez anterior -ya que los barbos a menudo atacan por detrás - el corto anzuelo de la T-Genius no llegaba a enganchar (cosa que por ejemplo no pasa con Black Bass y Lubinas) así que al llevar un anzuelo que despunte en el medio del cuerpo seguro que el problema se podía llegar a solucionar. Lo más bonito e interesante de este vinilo es que lo puedes trabajar de muchas maneras, o bien nadando a tironcitos y manteniéndole debajo de la superficie y si bien plomado, cerca del fondo, o bien a ras de agua, que es, bajo mi humilde punto de vista lo más eficaz y entretenido. ¿Eso como funciona? Allá va el rollete.
No sé si tenéis presente un pez pasto que se desplaza con dificultad y que a veces asoma la cabecita.
Seguro que habéis visto algo parecido, se aprecia a menudo en los averíos, donde un boquerón ha sufrido un ataque que no ha acabado con él y que sin embargo le ha dejado tocado. Pues eso, con la Virago de 4" se logra exactamente la misma acción y el efecto es tan realista que confunde hasta una persona. Trabajando con la caña alta, también a velocidad sostenida, chapotea, se asoma y vuelve a desaparecer e inclusive con un tirón demás logra saltar como si estuviese huyendo.
Los Comizos los veíamos atacando alburnos en las reculas más protegidas.
Había varios o bien al acecho un poco distantes de la orilla, o metidos en dos dedos de agua persiguiendo los estresados pececitos. Según los veía, les tiraba el señuelo a poca distancia y al recuperarlo, cuando se percataban de su presencia atacaban como si no tuviesen nada que comer en los próximos cuatro años. Aún lanzando a ciegas en el canto tuve muchas picadas, inclusive algún Black Bass. Aparecían detrás del señuelo con la boca abierta y rápidamente mordían, realmente espectacular. Además - al tratarse de un señuelo blando - si fallaban a la primera atacaban de nuevo hasta que o se clavaban o renunciaban por torpes.
Poco a poco voy afinando mi técnica de pesca con ese señuelo que últimamente me está regalando muchas emociones, y que sobre todo me divierte mucho usar. Fijaos que cuando Vincenzo Muscolo me hablaba de ello al principio yo no le veía la gracia, pero al observarle a él y otro amigo en acción entendí su potencial. Por cierto, al finalizar la pesca me di cuenta que la que tenía puesta era la última Virago que me quedaba...
¿Quién se atreve a probarla? Ofrezco un tutorial de uso si queréis, me podéis llamar o pasar un mail si hubiese algo que no habéis entendido, me alegraría ver que funcionara a vosotros también.
Calma chicha
Eso de pescar con calma chicha mola un mogollón – ya - ¿no me entendéis verdad? Se le ha ido la pinza al italiano ese, ¿pero después de tantos años platicando de pesca y contándonos batallitas todavía no se ha enterado de que los bichos pican más cuando Eolo tiene gases? Ya me lo sé nenes, estoy mayor pero no agilipollado del todo. Lo que quiero decir, si me dejáis hablar, es que pescar con paseantes cuando el agua está quieta, al amanecer o en ese último minuto de la tarde, pues eso, ¡mola!
No sé qué experiencia tenéis de pesca al Lucio pero este servidor de eso a lo mejor sabe algo, vamos que es mi pez favorito en agua dulce y llevo pescándolo desde que tenía... bueno desde entonces, que hay muchos cotillas por ahí.
Esa nieblecilla que se levanta del agua cristalina, sin arrugas, ni olitas ni alguna encrespadura, cela el zigzagueo del paseante, que desde muy lejos lentamente pero inexorablemente se acerca, surcando la superficie y dejando una estela que desaparece más rápida que una liebre delante de un galgo. Un paseo elegante, entre algas que asoman la cabeza formando en un pasillo mortal, la milla verde de cualquier pez pasto que haya perdido el sentido común.
Desde unos metros de repente se despierta el agua, molestada por semejante intruso. Un cara dura, insensato y sin papeles que se atreve a romper el silencio matutino, dominio de pájaros y del fluir de la corriente del río. A la velocidad del rayo el agua abre una brecha quebrando la superficie y se dirige hacía el mezquino, que atado a un hilo y sin vida propia no se ha todavía enterado de nada - y tampoco se enterará ya que de plástico o madera está hecho - el muy zoquete.
A escasos centímetros del señuelo finalmente el agua explota, se asoma una cabeza verdosa y con una boca demasiado grande para la mayoría de los vecinos de la charca y el fisgón desaparece, tensando el hilo y dejando en lo que antes era una balsa de aceite un remolino que al poco evapora y deja solo una invisible estela del hilo, único testigo del tira y afloja que te estás jugando con el bicho.
Así es la picada de un Lucio en un día sin brisa, un santiamén que para el corazón y te deja embobado hasta que te das cuenta que o le pegas una clavada en condiciones o el animal se irá dejándote el paseante más magullado que el casco del Titánic. Situaciones parecidas se han vivido paseando señuelos encima de lo espectaculares fondos del índico o de los arrecifes Cubanos, henchidos de animales con dientes como “cocolilos” y con escaso sentido de la amistad o respeto del vecindario. También las he vivido en aguas de casa, inolvidable el Lubinón atolondrado que se zampó un Habano una mañana a las 11:00 con el Estrecho hecho un plato o algún que otra barracuda que de noche, aún con las largas apagadas, pudo dar con un paseante que solo quería irse a la cama.
Es probable que con calma chicha no salgan muchos bichos, también puede que los que salgan sean potenciales suicidas o criaturillas con escasa materia gris – como si hubiese alguno que abunda en ello – pero que os voy a decir, una picada con el agua quieta no tiene precio, como decía al principio ¡mola!