Lamadrequeparióalospixeles. Maldito marketing y carrera de los millones que no deja en paz ni las DSRL para principiantes amén de las compactas, donde la cruzada ha llevado la mayoría de los modelos a catorce millones de pixeles que tienen que colarse en un sensor más pequeño que la uña del meñique de mi hija. Hasta Nikon que había mantenido el nivel más bien bajo con la D300 y la D700 se ha tirado a la piscina, y saca la jodía D7000 con 18 millones de enanos y la D600, la nueva FX en teoría para aficionados, con 24 millones.
¿Pero a quién demonios le hace falta tanto lastre? Para que queremos 20.000.000 de esos cosos para luego sacar una foto que con suerte abriremos en el ordenador o imprimiremos en A4? Con siete u ocho megapixeles tenemos más que de sobra para la gran mayoría de aplicaciones, los demás solo estorban a la hora de trabajar en las fotos, editarlas, almacenarlas y luego hacer las copias de seguridad. Una barbaridad de espacio que ocupamos con una carga absolutamente superflua, porque aparte un uso profesional que se pueda hacer de la cámara en el que las ampliaciones sí que son necesarias así como los detalles que pueda grabar el sensor, los aficionados realmente no la necesitan para nada.
Llevo trabajando ya casi dos años con la D7000 y la verdad que sobre todo en las fotos de estudio tiene algunas ventajas que me facilitan el trabajo. El Live View (pantalla utilizada como visor) funciona muy bien, me permite agrandar muchos el objeto y lograr un enfoque perfecto; combinada con un buen macro saca unas tomas en las que se pueden ver los más mínimos detalles pero luego, al momento de almacenar las fotos empiezan los problemas.
En primer lugar la velocidad de descarga es muy lenta, tened en cuenta que a lo mejor bajo ciento cincuenta, doscientos o quinientos y pico fotos cuando vuelvo de un viaje, y me tiro media mañana. He tenido que cambiar el disco duro donde almaceno las fotos de uno de 500GB, ya más que lleno, a uno de 2TB, que se hincha a la velocidad de la luz. Una vez que me pongo a editar las imágenes en Lightroom se abren lentamente, y aún más cuando aplico enfoque y claridad. Especialmente las de estudio, que requieren muchos retoques para limpiar el polvo, imperfecciones y ajustar los niveles, son exasperadamente pesadas de digerir, ¡una tortura vamos!
Así que estas semanas he vuelto a mis viejos andares y recuperada la D90, una señora cámara con un número adecuado de pixeles, me fastidio un poco por el menor desarrollo técnico pero saco unas fotos igual de bonitas y no me vuelvo loco a la hora de editarlas, ya que todo el flujo de trabajo se desarrolla en la mitad del tiempo. Miraba con anhelo la nueva D600 porque tenía ganas de pasar al formato completo, y he descartado por completo la compra por el terror que me provoca tener que domar aquellos trillones de gremlins que quieren atacar mi PC y dejarlo hecho una triza. A ver si encentro una D700 en buen estado y me la llevo, esa es una bicha tranquila, con sus modestos 12 megapisse va de escándalo, y me sobran cuatro.