El otro día empezó la primavera y la verdad que empezó bien. A nivel personal quiero decir, la jornada se ha estrenado con un evento positivo y así ha seguido hasta apoyar la oreja a la almohada: muchas gracias divina Flora, siempre se te recibe con los brazos abiertos. En estas fechas se desencadenan muchas sensaciones adormiladas durante el gélido invierno, necesario, que se diga, pero penoso. No hay Formula 1, no hay MotoGP, no hay Anjovas, Palometones ni otros bichos que nos alegren el día. Aburrido, si se me permite meter un poco de caña.
Ahora, con la agüita que empieza a calentar sube la bilirrubina y entramos todos en frenesí, como los Atunes que ya están merodeando cerca de la costa de Mediterráneo barriendo con toda comida que alcancen. Por cierto, esto va a ser el próximo problema que tendrán que torear los científicos y el gobierno – que Dios nos coja confesados – la falta de carnada para alimentar a los cardúmenes siempre más numerosos de rojos.
Quizás haya llegado el momento de volver a tocar aquellas piedras que hemos dejado en paz durante los vendavales helados, o vadear ríos y las orillas de los embalses buscando los primeros depredadores que asoman la cabeza. ¿Es época esta de pescar fino o podemos meter mano a los señuelos más abultados? Si el frío sigue persistiendo quizás algo más ligerito, y no estamos hablando de ropa, sería más conveniente, pero si el calor consiguiera romper la barrera probablemente los depredadores intenten cobrar cuantas más proteínas posibles en vista de los esfuerzos de la reproducción, por lo menos los que les toca.
Imagino que en cuanto asome la cabeza de la guarida, como una marmota, me entregue a algún río de Zamora, donde me esperan mis Lucios. ¿Habrán acabado la freza? Suelen empezar con el runrún cuando el agua alcanza unos 8/10 grados y si una bajada repentina de nivel no les agua la fiesta en unos 10 días salen los bichos y empiezan a sembrar terror en el barrio. Debería de estar bastante avanzado el tema por cuando me pueda acercar, imagino que estarán hambrientos. Así supongo que estarán las Lubinas, recién paridas y con las barrigas vacías. Famélicas quizás.
Parece al fin que por una razón u por otra, quien parirá y quien ha parido, todos estarán con ganas de meterle un buen bocado a una tapita en condiciones, mejor si bien presentada, con hilo y canela fina. Me gusta la primavera porque da mucho juego a los sueños, los del colchón y los de la fantasía de cualquier pescador o cazador. Con la que está cayendo necesitaríamos dos o tres primaveras por año, para levantar el ánimo y la moral de los peregrinos. Así estamos, todos buscando el sagrado Grial o un pleno en la lotería. Es primavera, podría tocar J