Historias del mar

Dos segundos de memoria y van que chutan. Así es lo que se dice que pueda recordar un pez, cosa que me parece absolutamente normal ya que mi cerebro funciona de manera muy parecida. La sola diferencia que muchas veces no llego ni siquiera a almacenar la información por tanto tiempo.

En fin, yo no sé de dónde ha salido esta historia de la paupérrima retentiva de nuestros amigos, pero es cierto que algo no me cuadra porque si la realidad fuese tan cruda probablemente no quedaría ni uno vivo en libertad; nuestro mayor orgasmo sería el de ir a ver las Lubinas en algún acuario, como en un desfile de alta costura, mirar y no tocar. Me explico, por lo que son más cortos que yo, si realmente los bischos no pudiesen almacenar nada en su reducida materia gris olvidarían por completo cualquier engaño al que han caído anteriormente y si a la primera, por suerte, pudieron librarse, no podrían contar con el angel de la guarda para la eternidad.

La impresionante industria que se ha creado para la pesca del Black Bass y de la Lubina debería quizás de indicar algo. No tendría sentido tanta renovación en los señuelos que se usan para estos dos depredadores por el solo empuje de marketing de las marcas, lo que es más seguro es que necesitamos refrescar nuestras colecciones porque con el tiempo es probable que empiecen a reconocerlos, más que por forma o colores, por movimiento y vibraciones. Lo bueno es que, después de unos cuantos años, sea factible que señuelos ya en desuso vuelvan a ser efectivos, porque llevan muchos años sin que los peces los vean.

Si recordáis se habló de esto en algún momento relacionándolo con la bajada de efectividad del jigging. Antes era la pesca más efectiva del mundo, ahora es una birria que no sirve pa’ na’. Dudo que se trate de un asunto que se pueda liquidar en una página de un blog, pero es siempre argumento de conversación también en un bar virtual como este y quizás, entre nuestros espabilados amigos, haya alguien que pueda alumbrar un poco.

Entonces... ¿pero de que estábamos hablando?

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anjova, pejerrey, tallams, chova, estrecho de gibraltar, spinning, super finderEn invierno en el Estrecho aparecen Anjovas y Palometones, así me cuenta el amigo Paquito y así me lo aprendí yo. En el delta es tiempo de Lubinas, antes en el río y finalmente por la costa, supongo poniéndose a tono por sus menesteres sexuales, ya que al tocar solo una vez al año se intentan disfrutar por más tiempo posible. Por Cádiz se la gastan con las Corvinas y en Canarias parece no faltar de nada.

Es curioso y al mismo tiempo natural que en una costa con una extensión y latitud tan desarrollada haya realidades tan diferentes, a veces a poco kilómetros de distancia. Después de mi diminuta y probablemente equivocada introducción podríais colaborar para diseñar un poco el mapa de la pesca en España en estos meses, digamos hasta que la primavera coja fuerza y Lorenzo empiece a calentar el agua.

lubina, spigola, robalo, robaliza, delta del ebro, spinningSé que tenemos aficionados repartidos por todo el territorio español, así que, si cada uno colabora un poquito podríamos tener una panorámica interesante, sobre todo resultaría relevante saber si hay alguna que otra diferencia en dos lugares que estén muy cerca entre si, por ejemplo el litoral murciano y el Mar Menor, o Menorca con Ibiza, por decir algo. Sería igualmente entretenido saber si hay circunstancias especiales en determinadas zonas (centrales nucleares, salidas de aguas cálidas, ríos etc.) donde se crean ambientes que de alguna manera se han alterado y que albergan especies que a lo mejor no debería de estar allí en esta temporada.

Diría que este mapa no debería de crear peligros de sobrepoblación de pescadores en una determinada zona, al tratarse de una estación muy concreta el ataque de los oportunistas no habría de ser masivo y, sobre todo, tampoco creo que tengamos que desvelar ningún secreto indicando puntos concretos, a menos que no creamos que el desagüe de una nuclear quede oculto a los demás.

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Esta noche he soñado con la Lubina de mi vida, menudo bicharraco se había tirado a un señuelito de na’ delante del espigón del puerto de la Garrucha, embarcado el el Lolailolailo de mi amigo Chicho. Una pelea del terror y finalmente asoma la cabeza un burro que pasa los diez kilos, quince ¡qué demonios!, que es un sueño. Conmigo unos amigos, y otros más esperando nuestra vuelta en un pueblo de al lado.

El dilema se propone, ¿nos la llevamos para comer todos juntos (más de 15 pirsonas) o la soltamos? De haber estado solo no hubiese tenido problemas en decidir, pero tenía grandes presiones y ojitos de pena que me miraban, ni estuviésemos en Burkina Faso. Me asaltan las dudas, no sé qué hacer y de repente, entre un ronquido y otro pienso que a lo mejor un animal tan grande podría ser estéril.

Volviendo a la realidad y fuera de coña.

Sabemos que en determinadas granjas y para la repoblación de algunos lagos se utilizan peces triploides, animalitos modificados genéticamente que cuentan con tres juegos completos de cromosomas en lugar de los más tradicionales y bíblicos dos. Así de tuneados estos bichos nunca llegan a la madurez (sexuaaaaar) y siguen creciendo y creciendo y creciendo... En fin, una técnica que se usa con los salmones y trucha en las granjas y con los Black Bass en algunos lagos de EEUU, de los cuales salen tarugos de gran magnitud.

Ahora, como personita muy ignorante en el tema y sin estudio alguno de biología me pregunto si no pudiera ser que algunos de los bichos salvajes que llegan a acariciar ciertos tamaños récord, no podrían ser ellos también estériles debido a la avanzada edad y asimismo más propenso a engordar. A la pregunta sigue otra, ¿les dejamos llegar a poder alcanzar tal momento biológicamente incierto? Pero esta es otra historia.

Si alguien se sabe la respuesta que levante la mano, que vamos por orden. Vamos nenes que no tengo todo el día 🙂