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Hicimos este vídeo del HS45 Molix Hard Shrimp con Paquito y salió perfectamente a la primera.

Esa mañana los Sargos solo querían el HS45 Hard Shrimp, más fácil imposible. Pocos lances en el sitio adecuado y tuvimos una picada tras otra. Lo mejor del Hard Shrimp es la acción en caída, cuando empieza a oscilar sobre su proprio eje horizontal, muchos de los Sargos lo atacan en este momento, inclusive antes de haber empezado la recuperación.

HS45 from Francisco J. Martinez on Vimeo.

¿Qué hacemos cuando la pesca se hace más complicada de lo previsto? Algunos recogen y se van a tomar una cerveza, otros van dando palos de ciego y algunos, por lo de las canas, suerte o experiencia, salen del apuro aún teniendo que luchar como leones.

Giant Trevalli - GT - sacado a spinning - MaldiveUna de las armas que tenemos a disposición para cambiar el resultado del marcador, una de las muchas diría, es la de rebajar el tamaño y peso de los señuelos y pescar digamos, "finesse". No es que se trate de un invento de un día sino de muchos pasados a tostarse el pellejo bajo el sol, situaciones en las cuales después de haber intentado lo imposible nos hemos finalmente decidido a sacar de la caja un artificial más liviano, y una vez puesto en una caña igualmente ligera, hemos dado la vuelta de tuerca a los eventos. Por más inri esto no solo pasa en aguas muy trilladas como las de la costas Española, sino que también cobra sentido en lugares como las playas de Gabón o los arrecifes de Madagascar, sitios en los que no es exactamente la presión de pesca lo que más preocupa y aún así hay veces en las que un artificial más pequeño levanta el monstruo.

Pez Ballesta sacado a spinning con un Molix Finder Jerk 110La razón por la esto ocurre no me queda del todo clara, pero existe un mecanismo en los genes de los peces por el cual, de repente, un señuelo de tamaño demasiado grande se relaciona con algún tipo de alerta. Asimismo la pesca Finesse encuentra su mejor momento cuando los peces no están activos, bien durante los meses muy fríos como los más calurosos. En ambas situaciones extremas los depredadores se hacen más apáticos y dejan de perseguir grandes presas, por lo tanto a menudo esta técnica se acompaña  a una velocidad de recuperación más baja de lo normal. Podéis encontrar mucha más literaturas sobre ello en artículos de pesca al Black Bass, un pez por el cual quizás se haya desarrollado y perfeccionado, pero ya que sois chicos listos habéis entendido por dónde van los tiros. La pesca Finesse se suele enfocar mucho a los vinilos y montajes como el split shot, carolina rig u otros, pero en nuestro caso, ya que de mar hablamos, la aplicamos igualmente a los señuelos duros.

Lubina a spinning con Finder 110En varias ocasiones en el Delta, un lugar que recibe una gran presión de pesca, mis amigos me invitan a usar señuelos de pequeño tamaño, y si es cierto que lo contrario puede llegar a ofrecerte sorpresas inesperadas, minnows, y paseantes pequeños brindan más picadas. Por lo curioso que pueda parecer, situaciones parecidas las hemos vivido en el Estrecho, donde la regla parece ser la de "Burro grande ande o no ande". Mi última visita en el territorio Paquito se vistió de alegría y capturas felices justamente por habernos atrevido a cambiar el tamaño de las muestras, rebajando todo lo que permitía el equipo, marea y viento, y así acosar a las reinas más sospechosas y recelosas. En concreto, pasar del Finder 150 al Finder 110 supuso la diferencia entre pescar cero o pescar bastante. En uno de los lugares queridos de mi súper guía ambos pusimos uno de los Finder Jerk, eligiendo yo el más pequeño. Una barracuda desganada, decidió morder uno de mis tres Finder 110 a dos metros de la barca, probablemente enfadad por una paradita provocativa, y en un santiamén cortó el hilo y se llevó el fetiche.

Lubinas a spinning con PJB95Al poco, cambiados de sitio empezó el festival de Lubinas, y todas sin excepciones entraron al Finder 110, a estas alturas ya de ambos, que lo teníamos puesto. Nuevo sitio nueva aventura y ahora le toca a un novato de 9,5cm el Propeller Jerkbait de Molix, que se lleva el gato al agua. El día siguiente se repite la historia, y con una marea más bien floja el Finder 110 vuelve a ser el protagonista, esta vez hasta de un doblete, con una hermosa pieza que finaliza el día. El tercer día seguimos en la misma tónica, pero en este caso no es el Finder 110 a meter la goleada sino un señuelo nuevo de Molix, el DM120 del que ya habéis visto las fotos. Este artificial, que teníamos en un color bastante horroroso como suele pasar con los prototipos, no solamente tiene una línea muy estilizada y delgada, sino que además nada de una manera diferente respeto a los jerkbaits tradicionales, con una acción más sinuosa y mucho menos nerviosa.

Si en el Mediterráneo un artificial de 11cm y 9,5 gramos de peso no se suele considerar Finesse, probablemente en el Atlántico lo sea, por lo menos si se pesca en aguas abiertas donde la corriente juega un papel muy importante y el viento no te permite lanzar donde y como te gustaría. Es muy probable que para trasladar esta experiencia a las aguas del Mare Nostrum deberíamos de estar hablando de utilizar artificiales de 7cm, cosa que hemos hecho muchas y repetidas veces, con el Punitor, el Piper y otros llaveros de comprobada eficacia. Simplemente se trata de adaptar el concepto a la circunstancia, ya sabéis, en el trópico un señuelo finesse es de 15cm 🙂

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Podía haber escrito "Pescad a Rockfishing" pero hubiese sido una limitación en cuanto, este servidor que el LRF puro no lo ha tocado todavía, tampoco se estresa pescando ligero, al revés disfruta como un bebé.

El relámpago que ha iluminado la bombilla necesaria para aventurarme en semejante duelo oratorio llegó a primera hora de la mañana cuando, recién regresado de mis deberes de pardequellevalaniñaalcolegio, estaba a punto de hacer desaparecer por arte de magia una cantidad ingente de hidratos de carbono untados de mermelada de moras. Evidentemente el desayuno no solo aporta energías sino también sangre al cerebro, cuyo riego vuelve a poner en marcha el oxidado mecanismo.

¿Habéis tenido la oportunidad de reflexionar sobre vuestro estado de ánimo mientras estáis buscando un animal de porte en comparación al de cuando ligeritos y de sedal fino, disfrutáis de cualquier microbio que quiera visitar el reino de los de pulmón? Seguro que si, niños listos los de por aquí, ¿y cuál es esa tan maravillosa diferencia? La cantidad de tensión y estrés a la que nosotros mismos nos sometemos, esperando al monstruo de los siete mares.

Así me lo aprendí yo, hace ya un par de días. Cuando estoy de caza mayor el cuerpo se tensa, cada músculo que quede con vida se encoje, el sudor rocía la frente y los latidos del corazón suben de intensidad. Cada lance, amén de que cueste fatiga, supone un nuevo reto y nuestra mente galopa imaginando el lomo de un Atún que repentino aparezca detrás del señuelo o la picada de la Lubina del siglo XXI, la que ya no se puede pesar con el Boga Grip. Es una tensión necesaria e inevitable, en cada vuelta de manivela te la estás jugando con un animal que probablemente sepa más que tú y que hará todo lo posible para volverte loco, mientras juras en chino hasta que consigas llevártelo al huerto.

Sin embargo la cura anti estrés existe y encima cuesta menos que dos sesiones con el psicólogo. Agarra la cañita fina y un puñado de señuelitos que parecen recién salidos del nido de infancia y ponte a jugar. Allí está la solución, cuando pescamos ligeros estamos jugando, como cuando de niños lo pasábamos pipa con cualquier ser con aletas que conseguíamos engatusar. El estrés desaparece dejando espacio al divertimiento, sin pretensiones, sin buscar trofeos que no caben ni en un gran angular. Tienes tiempo de lanzar, gastar bromas con los compañeros de pesca o disfrutar del paisaje porque si pierdes una cabrilla de 15cm no pasa na’, hay otra poco después y si no la hubiese tampoco sería el fin del mundo. Hace unos días mientras sacaba una oblada tras otra, divirtiéndome como un cerdito en el lodo, de repente noté una picada diferente, mucho más fuerte y un animal que luchaba con más vigor. Subí a bordo una Baila que probablemente no llegaba a los 20cm y parecía que me había tocado la lotería. La fotografié con el mismo cuidado del GT más grande del planeta y la restituí a su familia. Al final descubres que más que el tamaño lo que entretiene es el nuevo moscón que se pega al señuelo, y disfrutas de una diversidad biológica que nunca alcanzas cuando apuntas más alto, cazando trofeos.

Así me parece a mí y así lo he contado, adiós nenes, hasta el próximo relámpago.