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Bien, lo de los cubatas cuadraba pero ya hemos hablado de ellos, así que en este caso nos centraremos solo sobre las Cuberas Cubanas. Las que nos han tocado en este último viaje, poco más de una docena, con 4, digo cuatro, que se han dejado fotografiar.

Vicente explora el horizonte mientras Mario lanza en búsqueda de una Cubera

Lo que pasa con esos Lutjanidos es que van a piñón fijo. No se equivocan, no se pierden o desvían. En su cabeza tienen un plotter con las marcas de todas las piedras, cuevas, cantos o peñones de coral que hay en alrededor. Una vez detectado el peligro engranan la primera y salen como cohete Fallero. Dirección piedra 722, 22º a babor, cueva en dos alturas, muchos corales en el patio delantero: ¡Bang! Se acabó la historia. El pescador desprevenido recupera cabizbajo su leader hecho trizas y se pregunta lo que le ha ocurrido. Creo que más o menos he pescado todos los depredadores que se puedan sacar con señuelos y en mi vida he encontrado alguno que tenga las ideas tan claras como las rojas. Que te ofrezca tan poco margen de error, o sea ninguno, y que al mismo tiempo sean tan difíciles de hacer picar y sacar con éxito. Y ojo, que estoy hablando de las Rojas de los Jardines (Lutjanus cyanopterus), no las Africanas o las del Pacífico, con esas es otro cantar ya que se pescan en ambientes diferentes.

La dura vida de un Stickbait

Dicho esto, y por si alguien no lo ha captado, para mi la Cubera del caribe es el bicho más emocionante y difícil que hay para pescar a popping pesado, vamos a nuestros encuentros. La primera, o mejor dicho las primeras, entraron casi juntas mientras (¡como no!) pescábamos con equipos ligeros. Poca agua, bastante oleaje y un pequeño Thunder Dog rosa que se desliza amenamente sobre la superficie agitada. Sube un gorrino con los colmillos para afuera y rápidamente entrelaza las coordenadas y vira hacía su escondite nº 433. Al segundo otro sube a por el paseante de Mario, pero se desanzuela enseguida… En la mano tengo una Lamiglas Travel de baitcasting con un Team Daiwa Fuego, freno máximo a lo mejor 5 libras… El animal se desplaza unos 50 metros en un par de segundos y enchufa hacía una piedra enorme y marrón a mi izquierda. Pongo presión con el dedo sobre la bobina y me quemo un poco la yema, la caña hace lo que puede es una varita de 40g y casi parece que le viro la cabeza y consigo hacerle cambiar el rumbo. Sin embargo no hay na’ que hacer, ya ha llegado y el bajo de 50lb se parte como mantequilla.

Todas las Cuberas grandes se devuelven al agua. En primer lugar para preservar los mejores genes, y luego porque no son comestibles, ya que llevan ciguatera

Cambiamos de equipo pero no de lugar. Con la Saltiga GT86 y el Saltiga 6000GT me siento algo más seguro, pero no hay que confiarse. Entra otra a un Doggie, un señuelo nuevo de River2Sea que pronto veréis en la tienda, y se tira hacía una roca que tenía al lado. Pongo la marcha atrás y con la ayuda de Vicente que maniobra la lancha le giro la cabeza. Cambia de rumbo, va hacía casa de los suegros y me saca hilo, la bombeo rápido y corto y no le dejo acercarse. Se vira otra vez, en desesperada búsqueda de otro cobijo pero ya ha perdido el partido por goleada, sigue peleando duro pero ya no tiene fuelle. Sube a bordo, aguanta la sesión de fotos y se marcha como una campeona. Debajo de nuestros pies a lo mejor hay dos metros de agua…

Menos roja de lo habitual, ya vencida posa para la foto antes de volver al agua.

El día siguiente pasa más o menos lo mismo, pero esta vez ni Mario ni Vicente creen que es una Cubera. La engancho a 50 metros del barco a estribor, parte como un rayo hacía una piedra que hay a 15 metros a babor, recojo línea como un loco para mantener la tensión, Vicente se lía un segundo, el bicho pasa debajo del barco, tengo que agacharme y meter la caña en el agua para no partir. Gritos de locas histéricas a bordo, marcha atrás rápida para recuperar posición, e animal llega al borde de la piedra pero ya estoy otra vez de pie, y con la línea bien tensa. Bombeos cortos y seguidos, me da igual que saque hilo, yo en realidad no lo estoy perdiendo y por cada bombeo le tuerzo un poco la cabeza y la viro hacía nosotros. Es más grande que la anterior, quizás la más grande que he sacado en los jardines. Posa con dignidad para las fotos y Vicente con amor la devuelve al agua.

Sorpresa al atardecer, obra del maestro Vicente.

Las otras son anecdóticas. Otra picada con líneas ligeras en un bajío con 1 metro de agua y un Ferrari que sale disparado hacía la única piedra que hay a 50 metros de distancia. Imparable. Un camión que sale debajo de los pies de Mario al lado de un manglar y sin tocar el señuelo levanta más agua que un camello tirándose en una piscina desde el trampolín. Unas cuantas picadas una tarde de mucha actividad con pocas que llegan a tocar realmente el señuelo y ninguna que se engancha y finalmente el tanque de 55 galones (así le llamó Vicente) que sube a besar un señuelo de Mario y sin decir ni pío se baja y revienta en menos de dos segundos. Ni falta le hace sacar hilo. Espeluznante. Salen a bordo para las fotos dos más. Pequeñas. Una la engaña Vicente mientras con el popper estaba intentando levantar los Tarpones para que le pudiéramos tirar los bucktails, y otra servidor en un precioso atardecer en Boca De Piedra.

Me disculpen los fanáticos del GT pero no hay color. Efectivamente, el GT color tiene poco pero a parte de eso, sin contar los que puedan llegar a soltarse, en general puedes llegar a tener un 90% o 100% de éxito, aún grandes, mientras con las Cuberas al porcentaje hay que quitarle un cero. Sino que se lo pregunten a mi amigo Oriol, lo que nos pasó una tarde en los Jardines hace unos años. Más de 10 levantamos y enganchamos, pero a bordo no subió ninguna…

Además son rojas. Como la Ferrari. Como la Ducati.

Ya en casita después de un largo viaje de vuelta (¡y de ida!), llegué ayer a primera hora de la tarde y aquí van las primeras impresiones de mi retorno a Cuba.

Spinning ligero entre piedras, arena y dos dedos de agua

El viaje se proponía como una exploración de la zona más al Sur-Este del Los Jardines de La Reina, la parte más extrema del golfo de Ana María. Nuestro punto base, donde estaba anclado Caballones, el nodriza, era Pedregal una zona donde había llegado solo una vez en mi docena de visitas anteriores, y que es la sede de una base de almacenamiento y distribución para los profesionales de la pesca de la langosta. Desde allí estuvimos pescando toda la zona que se extiende hasta el faro que delimita el final de los Jardines. Arrecifes más o menos profundos, bajíos, canales: tocamos todos los palos de la pesca disponible en la zona ambos a spinning ligero que pesado. Esta zona no está marcada dentro del parque, con lo cual todavía mantiene una cierta presión por parte de los pescadores profesionales, aunque, a juzgar por los resultados no lo hemos podido notar. De todas maneras, los pocos que quedan están a punto de ser jubilados definitivamente porque hay un proyecto muy avanzado de cerrar completamente toda la zona de los Jardines a la pesca profesional y dejarla en exclusiva para los deportivos.

Tarpon al atardecer. Flashazo a 1/6 de segundo.....

Anticipo, con gran alegría que los Jardines siguen en forma espectacular, y una vez más me pregunto porque he dejado de viajar a Cuba por tanto tiempo. Volver a cruzar los canales a primera hora de la mañana, me ha impresionado como la primera vez, hace 15 años, y desde luego ha vuelto a colocar este lugar en el TOP 3 de mis favoritos del trópico ambos por belleza y por calidad de pesca. Una infinidad de picadas, más de 120 peces sacados entre dos pescadores, varias Cuberas, Tarpon, Macabí y una infinidad de especies menores pero no por esto menos interesantes. Hemos gozado de la pesca ligeras, hasta MUY ligera, así como de la pesca pesada en búsqueda de las Cuberas y señores, lo siento pero que se quiten los GT del medio cuando se habla de dificultad de capturas, pero esto lo volveremos a hablar más adelante.

En cuanto pueda pondré un report más detallado con las fotos.

Es cierto, tengo un poco de nostalgia de Gabón, seguramente uno de los sitios más bonitos donde he tenido la suerte de pescar. Tampoco que haya hecho pescas espectaculares, nada de Tarpon gigantes, solo un par de Cuberas decentes, ningún African Threadfin para quitar el hipo… Sin embargo, el entorno absolutamente salvaje e impoluto, los animales del parque que merodeaban por la zona y esa playa de la desembocadura de la lagunade Iguela no se pueden olvidar.

Ya lo comenté en el artículo en su momento, pero con Mario y Alan tuvimos una mágica tarde donde Corvinas y African Threadfin se peleaban por nuestros señuelos y por fin las cañas de surf spinning cobraban todo el sentido del mundo.

Creo que no hay sensación igual al pescar a spinning desde tierra. No hay skipper, ni motor ni casco que te ayude, estás solito delante al peligro, contando solo con tus fuerzas, experiencia y habilidad.

No me importaría intentar volver el año que viene, lo tengo entre mis planes y además ahora, con lo que me he aficionado a la fotografía, podría ser una locura. Cada vez que abro la carpeta de Gabon Febrero 2006 se me encoje el corazón. De ese maravilloso viaje solo tengo 221 fotos, que ahora es lo que normalmente llevo hechas el segundo día de un viajecito cualquiera…