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Lubinas a spinning desde costa.

Parece mentira, pero todavía me acuerdo de mi primeras lubinas a spinning desde costa. Corría el año…bueno un año, hace ya bastante de ellos, quizás muchos de los que estén leyendo este artículo ni habían nacido, y un servidor, feliz de haber llegado a España iba a estrenar la pesca en la Isla Graciosa, en el archipiélago Chinijo, todavía terreno relativamente virgen y con una presión de pesca por aquel entonces limitada. Trastornado, decidí compartir muy poco spinning con curricán de altura, buscando wahoo y serviolas con pez vivo. Por aquello de mi segunda visita, en una esquina de Montaña Clara, cuando todavía estaba permitido pescar, una hermosa lubina decidió desafiar las leyes de la naturaleza y engullir, enterita, una boga viva que íbamos remolcando. Es posible que en ese momento a un servidor se le encendiese una bombilla, si es que todavía había neuronas vivas.

A la vuelta al apartamento preparé mi equipo de spinning y sin tiempo mediar me acerqué a la playa al lado del puerto. Dos dedos de agua, mar rizada por el viento y un hombre de nacionalidad italiana a medio remojo, con una antigua Browning de hasta 28 gramos, Penn 4000 y monofilamento de 12 libras. ¿Trenzado? ¿Eso que es lo que es? N’idea chicos, en esas eras geológicas así pescaba uno, con un hilo como una cuerda de colgar la colada y un Crystal Minnow de 13cm. El primer contacto con algo vivo fue con una anjova de unos 50/75 gramos, vamos, un micro depredador con más hambre que un león encerrado en un invernadero. Me pareció gracioso, en fin, le dejé irse con la promesa de volvernos a ver cuándo hubiese llegado a la mayor edad, y seguí lanzando.

Pensando en mis cosas, normalmente chicas o algo del trabajo que me había dejado en Madrid, iba haciendo tiempo a la espera de cenar en el club que era un momento muy esperado del día porque se comía de muerte. Y entre lance y otro, de repente el parón en seco. Porelamordediosqueleñazo. Ahora nos hace sonreír, pero en aquel entonces pocos de los isleños sabían que significaba pescar lubinas a spinning desde costa, ya que dicha técnica, como el maestro Yoda diría, poco conocida era. Pim pam, pim pam y otra vez pim pam, entre el freno del Penn y un poco de sentido común el bicho llegó a la orilla, y por mi increíble sorpresa ahí tenía mi primera lubina a spinning desde costa, ¡y que lubina! Le calculé unos tres kilos, pero es posible que fuese algo más liviana, y sin hesitar la llevé a puerto seguro y enseguida al club náutico para que aquella gente la transformase en deliciosa cena para los huéspedes. Digamos que por un momento se me olvidó lo de la captura y suelta, cosas de la euforia.

Lubinas a spinning desde costa

Sin saberlo ya estaba vendido, el gusanillo, la fiebre, el mono de la pesca de la lubina a spinning desde costa estaba sembrado, en pocos instantes me había invadido y no existía antídoto para sujetar semejante avalancha de trastornos. Lo del curricán enseguida pasó a la historia y el resto de mi semana y del resto de mi vida, y del resto de mis ahorros acabaron despilfarrados en las tiendas especializadas de aquel siglo hasta finalmente tener mi propria, para poder contar con todos los juguetes que me gustasen. Lo gracioso es que ahora nos ponemos muy finos, si es que la caña tiene que ser muy sensible, si el carrete va a ser rápido y los señuelos de las marcas más raras que hay en el planeta, pero entonces un servidor a unos Yo-Zuri, que ahora ni tengo en la tienda, les sacaba un partido que no veas.

La realidad es que antaño la pesca de lubina a spinning desde costa era otra cosa. Recuerdo un pescador francés que hizo una captura récord usando una zanahoria como popper, y lo que trillaba el Crystal Minnow, señuelo menos lanzador que un palito de balsa, pero muy efectivo para peces – digamos – cercanos a la costa. Ese mismo minnow me regaló una lubina de peso similar justamente al lado de San Sebastián, en la zona más abaleada de la bahía, con marea creciente y un atardecer que dejaba sordos. Y también sacaba jureles, tarpones y sargos en Los Jardines de la Reina en Cuba, e inclusive me enseñó que aquellos depredadores atacaban en superficie, una vez que se quedó enredado y empecé a recuperarlo a ras de agua a mil por horas. Ríete tu ahora, pero en esos años ni el tato sabía como se pescaba en el jodío trópico y la pesca en superficie en el mar era asunto de pocos “iluminati”. Fíjate que para sacar mi primera loba con un Surface Cruiser tuve que ir a por striped bass en Massachussets y aprender de aquello.

Lubinas a Spinning desde costa

Ahora estamos en la máxima difusión de la información, hay testimonios por doquier, cada cual tiene su blog, un canal en YouTube o el maremágnum de Facebook o Instagram, y yo hablando de tiempos en los que las revistas todavía llevaban el cotarro, y los fórums ni se habían asomado. Si quieres aprender a pescar lubina desde costa tienes el mundo a tus pies, con unas 72 horas de dedicación te pones en plan tercer dan de aquello y ya estás enseñando al mundo como se hace. Es un periquete, pero una vez de morros con las olas, lejos del teclado, la realidad te devuelve a tu dimensión y de nuevo detrás de la pizarra con el gorro puntiagudo y las orejas de burro. Oiga, que esto no es moco de pavo, vamos que es territorio comanche, y por cuanta suertes puedas tener llegará un momento en el que habrá que joderse y volver a tomar apuntes. Pues eso, la pesca de las lubinas a spinning desde costa no se aprende en un día o dos, es como un maratón, pero de aquellos a la Forrest Gump, que no tienen fin.

Nicola Zingarelli

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Este es un vídeo bastante inquietante sobre lo que está pasando en el Ebro con los furtivos. No se si en vuestras zonas hay pesca furtiva pero es cierto que existe una gentuza cuyo fin único es hacerse con los peces para comerlos o más bien venderlos.

A parte la faceta ilegal del asunto, me parece también preocupante el lado sanitario de la cuestión ya que carpas, luciopercas y siluros del río y de los embalses no sé cómo estarán en cuanto a ingestión de metales pesados o de enfermedades. Menos aún me imagino cual pueda ser el sabor de una carpa de 10 kilos que ha estado cebándose en el lodo del río toda la vida.

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El Brugas en versión original

Ya había oído muchas historias sobre este señuelo de Molix y me parecía bastante curioso que un señuelo aparentemente tan normal pudiera tener tanto éxito y con especies muy diferentes. La primera campana sonó en el Estrecho cuando el amigo Vincenzo se marcó un doblete de Lubinas en un pedruzco que seguro estaba bien trillado por los locales. ¡Un lance y zac! Segundo lance y cae otra ! Ya estaba la mosquita tras la oreja, así que la mañana siguiente lo puse y pegué un par de Bonitos, así como el que no quiere la cosa. En Bolonia, durante la feria pude hablar con muchos compañeros que pescan en diferentes partes de Italia y me entero que Marco, un chico que vive cerca de Venecia pesca en el delta del Po y para los Palometones usa sobre todo el Brugas que, según dice es probablemente el señuelo más eficaz que haya probado. Finalmente, pescando con Oriol en el Delta me entero de que a un Brugas que le había dejado le ha entrado un Atún que al poco se soltó. Le enseñé mi caja de señuelos y saqué el Brugas que tenía montado con un anzuelo sencillo, listo para ser usado. A la primera pajarera que encontramos lo lanzo y mientras recupero la línea se afloja, un segundo después un Atún ya de tamaño dolor de espalda se  manifiesta en toda su gordura y con delicadeza abre la boca, escupe el milagroso señuelito y se da la vuelta. A la siguiente pajarera otro Rojo le mete un bocado pero no se deja atrapar pero las pruebas son incontestables, ese pequeñajo funciona.

El Brugas con los anzuelos originales y en la derecha ya con "hierros" para el atún

¿Pero porque le gusta a tantas y diferentes especies? Personalmente creo que su primera ventaja es la de poderse lanzar lejos, para una pesca como la del Atún u del Palometón desde tierra seguramente es una ventaja. Tiene un movimiento muy atractivo, menos nervioso del de un jerkbait y además en virtud de la distribución del peso tiene una acción ganadora hasta en caída, con un movimiento tambaleante que simula un pez a punto de palmarla que se va hacía el fondo. Baja bastante y según se trabaje se puede hacer nadar a diferente profundidad, una versatilidad interesante a la hora de escanear las diferentes capas de agua y finalmente no lleva sonajeros de ningún tipo, algo que empieza a gustarme cada día más.

El Brugas montado con anillas de de 57kg y anzuelo Decoy del 4/0

Para las Lubinas se pueden dejar los anzuelos originales pero el Palometón ya requiere un pequeño cambio, con unos triples más robusto o un sencillo en la cola (es un señuelo corto). Si se quiere utilizar para el Atún entonces es indispensable ponerle un sencillo en la cola, hasta con un assist muy corto y cambiar la anilla del morro y la del anzuelo para unas más fuertes. El Brugas mide 85mm y pesa la friolera de 20g, ¡vámos más compacto imposible!En fin amigos, colaborar con una marca seguramente hace que uses mayoritariamente sus señuelos, pero esto te permite descubrir poco a poco ventajas y flaquezas de cada uno de ellos, y como soy una persona instintiva una vez que encuentro algo que me gusta aquí lo pongo para los curiosos que siempre están buscando cositas nuevas. Gracias por vuestra conmovedora atención 🙂

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