Reports de pesca en España

Carpa a vista pescando a spinning con vinilo

¿Como podría vivir sin mis gordas? Es al llegar a finales de primavera que se remueven las entrañas y el añoro se hace poco soportable, sobre todo durante este periodo de lockout que nos ha tenido a todos muy resguardados en los establos, sin poder asomar cabezas. Echo de menos poder acosar una carpa a vista pescando a spinning con vinilo, les he dedicado mucho tiempo en los últimos años y cuando el invierno les alea de las orillas, la cabeza va removiendo hojas, para volver a encontrar esa imagen.

Este vídeo resume unos pocos pero valiosos minutos, o mejor dicho, comprime un espacio e tiempo en un puñado de momentos críticos donde las carpas aparecen e ignoran, vuelven a aparecer y se asustan, que es lo normal, hasta que finalmente te entra una carpa a vista pescando a spinning con vinilo. Eso es, la ves, nada sin conocimiento de tu presencia, ni te huele y por supuesto no te ve, estás lejos todavía de su ángulo perceptivo, no te mueves, no haces olas ni ruidos con los vadeadores y aciertas un buen lance, y una mejor recuperación. Aún así, si no tuviera ganas se iría, dejándote otra vez con una sonrisa amarga, pero esta vez no, es guerrera, quiere proteínas y va a por el vinilo.

Una carpa de esa talla no le hace asco a nada y si el instinto de sobrevivencia no supera el agujero en el estómago, no tiene piedad y arrancada la aspiradora engulle lo que le parezca pitanza. Lo de correr luego se lo pide el cuerpo y no hay quien la pare, pero es lo bueno, sobre todo porque hay pocos peces en agua dulce que peleen tan duro y que aún así, por el tipo de técnica, puedes acechar con equipos relativamente ligeros.

Disfrutad de este video de la captura de una carpa a vista pescando a spinning con vinilo, y si os gusta apuntaros al canal de YouTube para más, porque habrá más.

Caña: Nuovo Tiro 762M de Graphiteleader

Ayer me la vi con unas carpas complicadas de sacar a spinning.

Me costó horrores enganchar dos ejemplares de talla mediana para que encima una me reviente todo dentro de los tallos de trigo sumergidos, no sé si llegué a aprender algo, peor estas son las observaciones que pude sacar, probablemente muchas estén equivocadas.

carpas complicadas de sacar a spinningEn primer lugar, el pantano, que hasta la semana pasada ha estado subiendo, ha empezado a soltar agua y está bajando. A parte lo incómodo que es eso porque caminar por las orillas es un sufrimiento, la retirada del agua está dejando a su paso muchas hierbas en estado de putrefacción, sobretodo tallos de trigo, que los agricultores habían sembrado hasta la misma orilla, antes de la subida. Me pregunto si esto no tenga algún efecto nefasto sobre la calidad del agua cercana a la orilla, con bajadas importantes de oxígeno, habrá que preguntarlo a algún biólogo, mejor aún si se no se trata de uno de esos que trabajan con los ecologistas, no sea que se les ocurran ideas.

En segundo lugar, creo que, por lo menos donde me estoy moviendo ahora, las carpas han cesado sus acrobacias eróticas y están más relajadas distribuyéndose por las orillas, es decir, están de trashumancia de los lugares de reproducción a zonas de pasto. Finalmente, las temperaturas empiezan a consolidarse ahora, pero la inestabilidad de los días anteriores probablemente haya pasado factura.

He empezado por mi sitio de siempre y al llegar he notado que el agua estaba muy tomada y cálida y donde hace una semana había miles de carpas, no vi ni una. Las oí saltar al otro lado de la bahía y fui en su búsqueda. Las encontré comiendo por el fondo en la misma orilla – empinada y sin trigo – pero ninguna quiso atender mis plegarias. En fin, un cero patatero. El caso es que me moví de sitio y me vino de perlas porque se me había olvidado de meter el pan en mi supermochilanevera. Una vez zampado mi bocata me puse rumbo al lío. Afortunadamente decidí quedarme los vadeadores porque de otra manera me hubiese sido imposible no solo pescar, sino avanzar.

Volví a encontrar más carpas complicadas de sacar a spinning y otra vez pasaron de mí, obligándome a seguir en mi afanosa búsqueda de animales sedientos de sangre. Una vez más, algunos cientos de metros después, volví a dar con ellas y con toda la paciencia del mundo me puse en modalidad pescador experto en nada. Después de muchos rechazos, espantadas y sentirme más ignorado que un armadillo en una exposición canina finalmente tuve una picada debajo de los pies.

carpas complicadas de sacar a spinningHe de repetirme una vez más, lo siento, son cosas de viejos. Hay pocas cosas en el mundo – de la pesca - que me puedan gustar más que ver una carpa comerse el vinilo en directa. Tienen una rapidez muy inesperada por su mole y una vez pegadas arrancan con unas carretas que ni la Ducati de Iannone. Así fue, salió volando y me dio mucha guerra, aunque, al pescar con la Fioretto de 1/2oz pude controlarla y brutalizarla hasta reducir el combate en un par de minutos. ¡Estrenó sacadera, que gozada!

La segunda vino de sopetón, sinceramente no me esperaba que aquella carpa llegase a comer, me parecía de aquellas que van de prisa de un sitio a otro y le tiré porque la tenía muy cerca. Pues sí que iba de prisa y tenía las ideas muy claras. Se dio media vuelta, apuntó hacía la orilla que tenía a dos metros y se metió dentro de los tallos de trigo. En menos de 10 segundos había perdido el control y la vi escaparse como un rayo. Había roto el hilo con la ayuda de las hierbas dejándome con cara de panoli.

Vamos al lado técnico que son detalles que a lo mejor pueden interesar a dos o tres personas. Volver a la Fioretto de Molix después de la Finezza de Graphite Leader ha sido ventajoso por el control de la captura, pero me ha quitado mucha sensibilidad a la hora de manejar el señuelo, sobre todo con los Nano Jigs de 1.5g que no conseguía “sentir”. La Fioretto es una caña que empieza a trabajar bien a partir de 2.5g, pero está claro, es más potente y diseñada para una pesca diferente.

He probado los Senko en Wacky y me encanta como trabajan, pero sinceramente ayer no era día para experimentos. Tampoco el Nano Jig podía con ellas, el “terminator” ha sido una vez más el Sligozzo de 2” con la Racing Jighead de 2.5g, no sé si soy yo que le tengo mucha fe o si es el jodío que funciona de escándalo. También he reducido diámetro de bajo de línea y en qué horas. Está el pantano para poner un 0,50mm no un 0,28mm… Me he arrepentido de no haber puesto mi 19lb x 0,39mm, quizás la segunda no se hubiese escapado.

En fin, ya tenemos más historias en la recámara y vamos recogiendo experiencias. Aún hayan sido carpas complicadas de sacar a spinning no ha faltado la diversión.

Mi primera experiencia con las carpas a spinning remonta a Mayo del 2012. A hoy, son menos de cuatro años que práctico esta pesca, es decir, el equivalente de un novato.

He anticipado mi periodo de práctica en esta modalidad para que nadie se crea que quiera ir de experto, me reconozco como un curioso que está explorando las posibilidades que una pesca, no nueva pero novedosa, puede ofrecer, y son muchas.

Hasta hace muy poco, digamos algunos meses, creía que las carpas a spinning solo se podían lograr en verano cuando se acercan a la orilla y se agrupan en bandos numerosos comiendo en el lodo de los pantanos. Creía que su agresividad y deseo de acumular proteínas fuese determinado por la temperatura del agua, los instintos básicos como el de la reproducción y la mayor abundancia de comida.

Carpas a spinningPor curiosidad, como redacté hace poco en este mismo blog, quise probar la suerte en un domingo de enero, y ver si, favorecidas por el buen tiempo y las mites temperaturas, se podían perseguir lejos de la temporada más propicia. Tuve suerte, las carpas me quisieron y se dejaron seducir por los encantos de un pequeño vinilo cabroncete que las trae locas. Aún así pude perseguirlas siguiendo unos patrones similares a los del verano. Buscando el pez, viéndolo o bien físicamente o bien siguiendo su rastro en forma de burbujas o escondido entre las nubes de fango.

Este domingo, empujado por el logro de la semana anterior volví a intentar la suerte, quería averigua si solo había sido un golpe de suerte o si, realmente, en invierno se podían sacar las carpas a spinning. La cruda realidad me esperaba al acecho, las carpas parecían haber desaparecido en la nada, engullidas por un agujero negro, volatilizadas.

Volví a pisar pasos conocidos, tocar las marcas exitosas, buscar colas, sombras, burbujas y ver bichos saltando. Nada. El lago aparecía como muerto, no había señales de vida y cualquier ser pensante hubiese recogido los bártulos y se hubiese metido en un bar a tomarse un chocolate con churros. Eso es, un ser pensante, no un ansia viva descerebrado como este servidor que, de perdido al río, sigue en la búsqueda.

Con el agua a la altura de las joyas de familia me puse a sondear la playa con la mejor tecnología jamás desarrollada, ese pie que avanza. Si hay una carpa se levanta y deja una nube de lodo. Funciona, os lo juro. Finalmente aparece una señal inequivocable, veo una ola que marca la fuga de una gorda y al poco se levantan un par de nubes. ¡Están! Decido parar en la zona, no hay señales superficiales pero sé que alrededor mío hay peces, o por lo menos queda alguno.

Carpas a spinningA ciegas, como si estuviese pescando lucios en un pantano sin una triste rama a la que apuntar, empecé a hacer nadar el Sligozzo de 2" que es como Mr. Wolf de Tarantino, soluciona problemas. Lanzo, el vinilo se hunde y con mucha paciencia lo recupero a tironcitos muy medidos y pausas. Hay mucha hierba en las orillas recién cubiertas por el nivel que sube y la cabeza plomada se engancha a menudo pero esto no consigue ocultar el primer tirón del día, esa famosa descarga eléctrica que te pone los "eggs" de corbata. No se engancha pero contribuye en la subida de adrenalina, que no es poco.

Carpas a spinningSin embargo, pocos minutos después llega el ataque, la línea - después de tres toques - se tensa y una bonita pero breve pelea me entrega la primera gordita del día, pequeña, unos tres kilos quizás, no sabría ni me interesa mucho. Foto, discurso, morreo y al agua. Servidor más feliz que una castañuela. Finalmente empieza a moverse algo, hay carpas saltando y delante mío veo las primeras burbujas. Una de ellas es mi siguiente blanco y allá cae mi aliado gomoso de color negro. Tic-tac-tic-tac y ¡bumba! Un combate más consistente, más largo y más divertido y otra señorita, digamos del doble de peso de la primera me acompaña al estudio fotográfico.

El momento es propicio pero sigo sin poder contar con mucha ayuda por parte de las bichas, burbujas se ven pocas y las que saltan, por alguna razón no comen ni a tiros, por lo tanto mi única esperanza es de seguir pescando a ciegas, esperando en que el número pueda compensar de alguna manera una pesca más mirada. Desde luego ni había la cantidad de carpas que vi la semana anterior, ni la cuarta parte para ser exacto, hasta cuando levantaba peces pegados al fondo eran pocos los que se escapaban. Comprendí que simplemente estaba pescando carpas a spinning, como cualquier depredador que no delata su presencia, una pesca menos emocionante de la que puede ser la pesca a vista, y que en ese momento era la única oportunidad que el pantano me ofrecía.

Carpas a spinningEn una de estas, cuando estaba a punto de sacar el señuelo, con el nudo del bajo ya fuera del agua tengo un ataque. Clavada y combate duro, de aquellos que se disfrutan, aún con el freno del Caldia ya molido por el gran trabajo que le ha tocado aguantar en estos meses.  De aquella manera la acerco a la orilla y en esto se me parte el bajo en un frenazo contra unas hierbas, afortunadamente la carpa, muy hermosa, no puede volver a ponerse en posición vertical y esperó resignada la tortura de las fotos. Sin equivocarme de mucho diría que pesaba el doble de la segunda, por lo tanto si la primera pesaba unos 3kg, y la segunda era más o menos el doble de la primera...ya sabéis por cuantos dígitos tiraba esta. La devolví delante de un asombrado señor que mientras hacía los jodíos selfies no dejaba de hacerme preguntas. Sin saberlo, mi día se había acabado y todavía me quedaban por lo menos dos horas de luz, demasiadas para un ansia como yo.

Lo que he aprendido, y que dudo me pueda servir sino en determinadas ocasiones es que, a mi manera de ver las cosas, en invierno las carpas, cuando están en modalidad comer comer comer, son casi o sin casi, más agresivas que en verano. ¿Por qué? Pues podemos analizarlo juntos, estas son las pistas que he elaborado todo solito y con medio cerebro en posición ON. Vamos a verlas.

  • Falta de comida. No es verano y no hay tanta abundancia de pitanza por lo tanto se aprovecha más lo que tercia, aún de silicona.

  • Necesidad de acumular proteínas. El agua es más fría y la temporada de la reproducción no está lejos, hace falta meter algo en la barriga por lo que pueda pasar, no sea que haya que soltar medio millón de huevas.

  • Los vinilos reproducen bichos, invertebrados y pecesitos que representan proteínas,  en este momento del año más importantes que algas, maíz o vegetales varios.

No sé si esto abre una puerta a las carpas como depredadores de serie A, de los que atacan así como así, porque les da la gana, tal black bass o siluro, o si, una vez más se ha tratado de un episodio aislado que necesita - seguramente - de más comprobaciones. Mi idea es de ir a ver qué aire tira por otros lugares y poderme hacer una idea menos aproximativa del asunto. No sé si encontraré el tiempo, pero me gustaría. Lo que se por cierto es que pescar carpas a spinning ha sido de lo más divertido que he hecho en estos últimos años y me encanta la idea de poder ir descubriendo nuevas fronteras de esta técnica todavía poco conocida.

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